La cerveza es la bebida alcohólica más consumida del mundo. Y a gran diferencia de cualquier otra. Según datos de Statista, en el año 2021 se consumieron 175.500 millones de litros de cerveza en todo el mundo, por solo 24.916 millones de litros de vino o 43.992 de sidra. El impacto de su fabricación sobre el medio ambiente es, por tanto, considerable.
Para reducir sus efectos, sin renunciar por ello al sabor de la cerveza, una compañía americana está desarrollando una caldera electrificada de bajo consumo que planea instalar en su fábrica el año que viene. Esta empresa, conocida ya por su compromiso medioambiental, quiere así reducir el impacto de una bebida que sigue incrementando año a año su cuota de consumo en todo el planeta.
El año que viene, New Belgium Brewing, que comercializa las cervezas Fat Tire Amber Ale, Voodoo Ranger IPA, Mural Agua Fresca Cerveza y La Folie Sour Brown Ale, cambiará una de las cuatro calderas de gas natural de su planta principal de Fort Collins (Colorado) por una versión eléctrica diseñada para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El sistema modular de caldera piloto de 650 kilovatios ha sido desarrollado por AtmosZero, una startup con sede también en Fort Collins y que se da a conocer con este diseño."Para descarbonizar la industria, debemos descarbonizar el calor", afirma Addison Stark, director ejecutivo y cofundador de la empresa, en MIT Technology Review.
De hecho, la producción de calor de la industria puede representar en torno al 10% de la contaminación mundial por dióxido de carbono. El sector depende en gran medida del vapor para transferir calor, esterilizar equipos y mercancías y separar productos químicos. A escala mundial, esta práctica podría generar más de 2.000 millones de toneladas de contaminación por dióxido de carbono al año.
Como otras cerverceras, New Belgium Brewing utiliza grandes cantidades de vapor para ajustar las temperaturas de sus calderas, lo que ayuda a extraer los sabores del lúpulo y los cereales en momentos cruciales del proceso de elaboración de la cerveza.
Existen calderas eléctricas que se alimentan principalmente de energías renovables, como la solar y la eólica, y ya se utilizan en la industria. Pero generalmente se basan en el calentamiento resistivo, que produce calor haciendo pasar una corriente eléctrica a través de un material conductor, o del agua de la caldera. Esto consume mucha electricidad y encarece los costes, lo que ha impedido que estos dispositivos acaparen una gran cuota de mercado hasta la fecha, afirma Stark, que anteriormente fue director en funciones de ARPA-E, la rama de investigación avanzada del Departamento de Energía de Estados Unidos.
En su lugar, AtmosZero se basa en la tecnología de bomba de calor, que utiliza electricidad para hacer circular refrigerantes con puntos de ebullición bajos a través de un circuito cerrado. El dispositivo aspira el calor del aire circundante, utiliza un compresor para aumentar la temperatura del refrigerante lo suficiente como para hervir el agua y, a continuación, transfiere esa energía térmica a través de un intercambiador de calor a un recipiente que produce vapor.
Las bombas de calor pueden ser mucho más eficientes que los productos basados en el calentamiento resistivo porque la mayor parte de la electricidad se utiliza para acumular calor y desplazarlo, en lugar de producirlo directamente.
Stark afirma que una versión comercial del dispositivo de la empresa podría ser hasta dos veces más eficiente que las calderas resistivas. La empresa se encuentra actualmente en las fases finales de desarrollo y evaluación de su primer prototipo en la Universidad Estatal de Colorado. Stark cofundó AtmosZero con Todd Bandhauer, profesor asociado de ingeniería mecánica de la universidad, y Ashwin Salvi, que anteriormente trabajaba en Achates Power.
Pero este proyecto se enfrenta aún a varios retos. Aunque promete ser más barato que las calderas resistivas alimentadas con electricidad, los productos de la empresa pueden tener dificultades para competir con el bajísimo coste de las calderas alimentadas con gas natural en algunos mercados. Las políticas climáticas que incentivan la reducción de las emisiones industriales, como el régimen de comercio de derechos de emisión de la Unión Europea, podrían ayudar a hacer más atractivas tecnologías como el sistema de AtmosZero.
Eso sí, la tecnología aún no se ha utilizado ni probado en un entorno comercial. El proyecto piloto durará seis meses y, en función de su eficacia, puede desembocar en un acuerdo comercial. New Belgium confía en que la tecnología ayude a la empresa a alcanzar sus objetivos climáticos, que incluyen la neutralidad de carbono para 2030.
La peor cerveza del mundo
La empresa, relativamente desconocida en España, saltó a la fama hace dos años por promocionar “la cerveza más asquerosa del mundo”. Se trataba de una edición de tirada limitada con un sabor terrible en cuya elaboración se emplearon maltas ahumadas para imitar el impacto de los incendios forestales. Además, en lugar de la típica cebada, se usaron cereales resistentes a la sequía tales como el mijo y el trigo sarraceno. Finalmente los lúpulos habituales fueron sustituidos por dientes de león de sabor amargo y efecto laxante.
El objetivo era mostrar a la población mundial cómo puede ser la cerveza dentro de unos años en un futuro azotado por el cambio climático, donde sea difícil obtener los ingredientes que hoy la hacen apetecible.