María es pacense y estudia derecho. Tiene 19 años y se ha comprado un móvil "para tontos" cuyo precio no supera los treinta euros. Se trata de un Nokia 105 muy similar al que tiene su bisabuelo, nonagenario, pero con las teclas más pequeñas. "Ya llevaba dos smarphones perdidos...Uno se me mojó y cometí el error de apagarlo e intentar encenderlo antes de dejarlo reposar en arroz. Otro me lo robaron. No me podía permitir más gastos y arriesgarme a quedarme sin el tercero. Por eso me compré este.. ¿Y qué hago con las redes sociales y las películas? Me apaño con uno que me ha dejado mi hermano mayor cuando estoy en casa". La joven, con perfiles en Tiktok, cuenta de WhatsApp, Instagram y Facebook, confiesa a Escudo Digital que al principio se sentía "del revés", pero ahora se muestra "mucho más tranquila. Tengo más tiempo libre. Contesto a los WhatsApp de noche y además me cunde muchísimo más cuando me quedo a estudiar en la biblioteca".
Su caso es similar al de Luis, comercial de tecnología. Durante muchos años ha vendido móviles y tables a través de una ETT vinculada a una empresa de tecnología. "Lo mío no es nuevo. Llevo muchos años con un teléfono 'para tontos'. Es más, ni siquiera tengo Internet en casa. Me bajo al call center de la esquina dos veces al día y así me apaño. No es una cuestión de dinero. El poco tiempo libre que tengo lo dedico a tocar la guitarra eléctrica o a descansar. Y mis amigos ya saben cómo funciono. Soy el prehistórico de los SMS". Según datos recogidos por El Cierre digital y aportados por SEMrush, el número de búsquedas en Google sobre los teléfonos sin conexión a Intenet creció hasta un 89% en el periodo comprendido entre 2018 y 2021. El motivo estibaría en la necesidad de desconexión de un mayor número de personas.
Los dumbphones, ladrillos o teléfonos para tontos, son dispositivos con funciones muy básicas. Solo pueden recibir llamadas o mensajes, y no es posible conectarse con ellos a Internet ni a las aplicaciones. El mundo ha cambiado mucho en los últimos treinta años. En los noventa, ver a alguien con un móvil en una playa era una excentricidad. Lo más normal es que fuera o un petulante o un periodista que acababa de conseguir unas fotos exclusivas y estaba llamando a su agencia. Cinco años más tarde, los humoristas hacían chistes sobre la adicción al móvil. Y ahora, según publica Trece Bits, pasamos de media 3,8 horas al día de nuestra jornada mirando la pantalla de nuestro teléfono móvil.
Es lógico que comience a producirse una tendencia regresiva. Hasta la BBC ha dedicado espacio al interés por los teléfonos sin conexión a internet. Y ha recogido testimonios de personas que afirman que desde que los usan disponen de más tiempo libre y son más proactivos.
El reportaje de cadena británica afirma que, aunque las cifras de ventas son muy difíciles de obtener, un informe sostiene que las compras globales de teléfonos sin conexión a Internet rondó los mil millones de unidades el año pasado, frente a los 400 millones en 2019. En el Reino Unido, según un estudio de Deloitte, uno de cada diez ciudadanos tiene un teléfono sin conexión a Internet.
"Parece que la moda, la nostalgia y su aparición en los videos de TikTok tienen un papel que desempeñar en el resurgimiento de los teléfonos tontos", dice Ernest Doku, experto en móviles del sitio de comparación de precios Uswitch.com a la cadena británica: "Muchos de nosotros tuvimos un 'teléfono tonto' como nuestro primer teléfono móvil, por lo que es natural que sintamos nostalgia por estos teléfonos clásicos".
El punto fuerte de estos móviles en el aspecto técnico es su durabilidad, así como el hecho de que la batería aguante muchas más horas sin cargar
Doku sostiene que fue el relanzamiento en 2017 del teléfono Nokia 3310, lanzado por primera vez en 2000 y uno de los móviles más vendidos de todos los tiempos, lo que realmente provocó este resurgir: "Nokia impulsó el 3310 como una alternativa asequible en un mundo lleno de móviles de alta especificación".
El análisis de este experto es interesante porque aunque señala que ni de lejos estos móviles pueden competir en rendimiento o funcionalidad con los modelos premium de Apple u otras marcas, sí "pueden eclipsarlos en áreas igualmente importantes, como la duración de la batería y su durabilidad".
Otro de los motivos son las noticias cada vez más alarmantes sobre ciberataques. Muchos ciudadanos prefieren no complicarse la vida y no caer en la tentación de instalar la app del banco en el móvil, y olvidarse del smartphone tras tener noticia de que que algún amigo, familiar o conocido ha sido víctima de un ciberfraude. Pagan en efectivo y realizan las operaciones bancarias con el ordenador y la tablet usando la doble verificación.
También existen otros motivos. Hay teorías conspiratorias, como aquellas que defienden que existe el transhumanismo, y el proceso se ha acelerado por la pandemia de COVID. Desde webs como The Defender afirman que en "los últimos dos años, la camarilla global ha logrado influir en el comportamiento, principalmente a través del miedo y la creación de narrativas. La mayoría de las personas no aprecian que están siendo vigiladas las 24 horas del día, los 7 días de la semana, y que la mayor parte de la vigilancia la estás permitiendo en tu vida, ya que renuncias a tu privacidad y aceptas la vigilancia a cambio de comodidad". Este tipo de público que afirma que "los transhumanistas no tienen que poner un microchip en su brazo para obtener un control inconmensurable; ya pueden alterar la realidad y lavarle el cerebro a la población a través de la recopilación de datos y la manipulación de la información".
Pero, dejando de lado este tipo de público, lo cierto es que los motivos económicos también influyen. El precio de un móvil 'para tontos' es infinitamente más bajo. Y eso sin contar la moda, que todo el mundo sabe, viene y va de un punto opuesto al otro. Una de cada diez personas es poco, pero la tendencia puede aumentar. No hay más que ver algunos mensaje que circulan por la red para ver que la compra de móviles 'para tontos' lleva camino de convertirse en una tendencia.
El reto de la industria tecnológica es cómo monetizar la desconexión
No conviene olvidar dos cosas, y una es que un teléfono viejo no te garantiza ciberseguridad absoluta. Y menos si lo sacas del cajón de los recuerdos. Así lo manifestaba Arturo Quirantes en una conversación con Escudo Digital al ser preguntado hace más de dos años sobre la gente convencida de que la única forma de que no lo espíen es usar un móvil de los viejos de Nokia del año de la Tana...
"Pues se equivocan. Se pueden espiar con más facilidad. Si te acuerdas de las tecnologías GSM, de aquellos tiempos en que los móviles eran ladrillos, tenían sistemas de cifrado muy debiluchos. Y ahora son de juguete. Cualquiera que tenga un poco de conocimientos y recursos informáticos se puede meter en una conversación, hacerse pasar por otro; crear una estación falsa, para que el móvil crea que se está conectando con la torre más cercana cuando con quien se está conectando es contigo".
Expertos en ciberseguridad consultados por Escudo Digital afirman que la seguridad de los móviles de los también denominados "viejunos" es que "no tienen apps, y por tanto se excluye el riesgo que podrían representar", pero es cierto que se pueden escuchar las conversaciones, las bandas en las que operan los móviles antiguos "son susceptibles de ataques, ayer, hoy y mañana, al igual que los modernos, ya que "existe un ataque que hace por ejemplo que tu smartphone negocie en 2G".
Y también que en el equilibrio está la virtud. Que el smartphone, que de tantos apuros nos puede sacar a la hora de averiguar un dato, una dirección, acceder rápidamente a conocimientos, se puede desconectar en cualquier momento, o simplemente dejar de mirarlo cuando queramos. Que es completamente absurdo buscar un hotel rural en un lugar recóndito sin cobertura cuando lo único que tenemos que hacer es apagar el móvil e ir a donde nos plazca.
Otro asunto es si las multinacionales de los smartphones y las apps están dispuestas a aprovechar estas tendencias en beneficio propio. Por ejemplo, ofrecer la posibilidad de no estar disponibles para según quien sin que esta persona lo note, por ejemplo un amigo pesado. Algunos sabios de Sillicon Valley ya pronosticaron hace años que el futuro de la tecnología podría llegar a enfocarse en soluciones sofisticadas para la desconexión. De momento, un porcentaje de la población que empieza a ser significativo ha optado por una opción más drástica: los dumbphones, o móviles 'para tontos'.
Jesús F. Rodríguez Aragón "Un móvil nuevo puede tener la misma capacidad de seguridad si lo utilizamos con lógica. Y eso ocurre cuando no ejecutamos aplicaciones con origen desconocido, por ejemplo"
Escudo Digital ha hablado con Jesús F. Rodríguez Aragón ,CEO de Iberbox, la suite de servicios en la nube, quien ha expresado así su opinión sobre la nueva tendencia en el consumo de móviles desde la perspectiva de la ciberseguridad: "Es un hecho que el aumento de la conectividad genera a su vez un aumento del riesgo. Eso es algo que aplica a los móviles, pero en general a cualquier aspecto de la vida: a mayor capacidad de conectividad, de sociabilidad, etc; un mayor crecimiento en el número de riesgos que estás dispuesto a asumir. Está claro que en la gran mayoría de ocasiones, esos riesgos son absolutamente menores a los beneficios que aporta el progreso. Si no, viviríamos en un sinvivir, valga la contradicción. Por tanto, es obvio que los dispositivos inteligentes implican nuevos riesgos y nuevos retos de cara a la ciberseguridad". El CEO de Iberbox considera que no debemos centrarnos en los riesgos sino en las medidas que debemos ejecutar para reducirlos, y si es posible eliminarlos, disfrutando de las ventajas del progreso: "Un móvil nuevo puede tener la misma capacidad de seguridad si lo utilizamos con lógica . Y eso ocurre cuando no ejecutamos aplicaciones con origen desconocido, etc. Y por supuesto, cuando aplicamos las medidas de ciberseguridad adecuadas respecto a la protección de nuestra información, niveles de privacidad que estimemos adecuados, etc."
Sobre la desconexión y la hiperconectividad, Rodríguez Aragón acepta que es cierto que puede llegar a suponer un problema en nuestro día a día: "En cierta ocasión leí que lo último que hacemos antes de dormir es mirar el móvil y que lo primero que hacemos justo tras despertarnos es mirar el móvil. Cuando leí aquello, desgraciadamente tuve que asentir y reconocer que en mi caso eso es la cruda realidad en la gran mayoría de mis jornadas. Por lo que ya no es que hablemos de una desconexión laboral o digital...Es que en nuestro día a día nos hemos acostumbrado. hasta el nivel seguramente de 'dependencia' a estar 'conectados'. Y sin esa "conexión" nos sentimos vulnerables o incompletos". Considera que, obviamente, se pueden plantear normativas que regulen la conexión, pero añade que "es cierto que es algo que a día de hoy, supera un marco normativo y entra más dentro de un marco psicológico y personal; que todos y todas debemos trabajar . Una vez que exista esa cierta concienciación, entonces puede tener sentido un marco normativo respecto a la desconexión laboral, pero incluso desde el punto de vista de regular las notificaciones, etc".
A pesar de todo, cree firmemente que "la conexión en nuestro ámbito personal tiene infinidad de aspectos beneficiosos y, como todo, bien utilizada, supone un gran progreso y avance en nuestro día a día. En el ámbito laboral, es obvio que lo que no se puede pretender es que la jornada laboral tenga 24 horas de disponibilidad. Por lo que la comunicación completamente asíncrona (que no espere respuesta inmediata) es algo que se debe asumir como normal y lógica en un contexto de conectividad digital."
Jared Gil: "Una buena empresa tiene que crear una política que permita al trabajador poder desconectar totalmente fuera de su jornada laboral y en su periodo de vacaciones, evitando así el poder ser abusivos con aquellos trabajadores a los que les cuesta desconectar de sus responsabilidades"
Jared Gil (CEO de Nuclio Digital School) también ha hablado pra Escudo Digital y disiente de la opinión de aquellos que creen que los móviles móviles antiguos son mejores en cuanto al tema de la ciberseguridad: "No es que sean mejores es que básicamente no almacenan tantos datos como un Smartphone, todos nos acordamos del mítico Nokia 3310, desde ese terminal no se podía acceder a tu cuenta bancaria, no tenía gps, no lo podíamos usar para compartir nada en redes sociales, la app más popular de ese terminal era el Snake. Teniendo esto en cuenta, qué sentido puede tener para un hacker robarte la información de ese teléfono. No es que sean mejores es que eran menos atractivos para cometer ningún tipo de hackeo. Aunque no hay que descartar que si la gran mayoría de instituciones gubernamentales pasaron a utilizar Blackberry por temas de seguridad es porque también se cometieron algunos robos de información, de contactos de agendas para lo que hoy en día se conoce como "spoofing", aunque el porcentaje de esos ataques es irrisorio con los que se manejan hoy en día".
Es evidente que muchos trabajadores, especialmente los que teletrabajan, están optando por los móviles sin conexión a internet para poder descansar y no ser importunadoso a cualquier hora del día. Jared Gil se plantea qué pueden o deben hacer las tecnológicas en cuanto al derecho de desconexión, y esta es su opinión: "La implantación del teletrabajo ha difuminado un poco esa línea de cuando se esta trabajando y cuando no. Muchas empresas han optado por implementar el teletrabajo en la medida de lo posible pero eso conlleva muchas veces que el trabajador acabe mezclando la vida personal con la vida laboral" . Solo hay una solución en opinión de Jared Gil: "por parte de la empresa se tiene que crear una política que permita al trabajador poder desconectar totalmente fuera de su jornada laboral y en su periodo de vacaciones, evitando así el poder ser abusivos con aquellos trabajadores a los que les cuesta poder desconectar de sus responsabilidades. Una buena estructura empresarial debería permitir la ausencia de ese trabajador en su periodo estival sin que eso repercuta en la producción de la misma. Y es responsabilidad de las empresas implementar las mejoras para poder conseguirlo".