Internet, y por ende la sociedad digital, no puede funcionar nunca correctamente sin dos premisas básicas: confianza y seguridad. Actúan como palancas de la digitalización porque son factores necesarios para garantizar la actividad de ciudadanos y empresas en las redes.
Solamente un entorno estable puede asegurar un crecimiento armónico de la vida digital. En este sentido, los principales peligros que atentan contra la confianza de los usuarios son las ciberamenazas y la desinformación. En el primer caso hablamos de ciberataques dirigidos a dañar sistemas o robar información, que pueden ser perpetrados por ladrones que buscan algún tipo de beneficio económico; que persiguen atraer la atención sobre una causa; terroristas; dedicados al sabotaje y a la extorsión; o ciberdelincuentes que solamente pretenden destruir y causar el mayor daño posible.
En el segundo, se trata de información falsa o engañosa que se difunde de manera intencionada para confundir e intentar manipular las creencias, emociones y opiniones del público en general. Son las tristemente célebres “fake news”.
Existen, por suerte, muchas herramientas para hacer frente a los ciberataques. Desde las encargadas de frenarlo hasta las que calculan el riesgo económico que puede suponer una agresión de estas características. Lo que por desgracia no hay tantos son profesionales suficientemente cualificados para trabajar en el área de la ciberseguridad.
No es un problema solo de España, sino que afecta a nivel mundial. La pandemia ha hecho que hayamos intensificado nuestra vida digital, puesto que cada vez trabajamos y nos divertimos más en internet. Una sociedad y una economía cada vez más digitales requieren cada vez más protección en las redes.
Las tendencias nos dirigen hacia una economía dirigida por el dato en la que la tecnología y la información se convierten en factores de producción esenciales para cualquier sector de actividad. El teletrabajo, aunque ha perdido cierto peso respecto de las tasas que tuvieron lugar en 2020, es una modalidad en ascenso. Todo ello nos hace cada vez más dependientes del ciberespacio, y, por tanto, más necesitados de una protección efectiva ante las amenazas que acechan en la red.
Oferta de 39.000, demanda de 63.000
Y en España, el desequilibrio entre la oferta y la demanda de trabajadores cualificados en ciberseguridad es patente. Existe, según datos de Observaciber recogidos en el Informe sobre la Sociedad Digital de Fundación Telefónica, una oferta de algo más de 39.000 profesionales, que en 2024 puede haber alcanzado la cifra de 42.283. Sin embargo, la demanda puede estar en torno a los 63.200 puestos ahora mismo, y podría alcanzar los 83.000 el próximo año.
Este mismo informe plantea que captar talento de ciberseguridad es una tarea muy complicada para los reclutadores. La principal dificultad con la que se encuentran es encontrar profesionales expertos en seguridad que además tengan experiencia en el sector de actividad en el que opera la empresa.
Una cuarta parte de las empresas también señalan como obstáculo la dificultad para encontrar talento sénior en este campo, y lo caro que resulta contratarlo. En este sentido, casi el 16% se quejan de que los candidatos presentan poca experiencia real en ciberseguridad, a pesar de tener una sólida base teórica.
Según los encuestados, estas son las seis principales barreras para encontrar profesionales cualificados en el área de la ciberseguridad
1. Es complicado aunar experiencia en ciberseguridad con experiencia en la industria en la que opera la empresa
2. Para puestos específicos la oferta de talento sénior es escasa y más cara
3. En general el candidato tiene buena base teórica pero no aporta experiencia práctica real
4. Es complicado retener determinados perfiles de seguridad
5. La formación reglada en el talento junior está obsoleta y alejada de las necesidades actuales del mercado
6. Se tiende más a la subcontratación de un proveedor externo
En suma, concluyen los expertos, disponer de los recursos necesarios para garantizar la ciberseguridad en nuestro país se convierte en un tema acuciante, que necesita ser abordado y resuelto con premura.