China acusa a EE.UU. de más de una década de ciberespionaje contra servidores de Huawei

La tensión entre ambos países se intensifica mientras Pekín alega el robo de datos y la inserción de puertas traseras por parte de los americanos.

Alberto Payo

Periodista

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Ilustración de choque de gigantes: China y Estados Unidos.
Ilustración de choque de gigantes: China y Estados Unidos.

En medio de las crecientes tensiones geopolíticas entre China y EE.UU., el Ministerio de Seguridad del Estado (MSS) de China ha asegurado que las agencias de inteligencia estadounidenses han estado llevando a cabo una campaña de ciberespionaje contra servidores de Huawei desde el año 2009. 

Las acusaciones incluyen el robo de datos críticos y la implantación de puertas traseras en el gigante tecnológico chino, según informa The Hacker News.

Las afirmaciones del MSS se hicieron públicas a través de un mensaje en WeChat, una popular plataforma de redes sociales en China. El MSS alega que las agencias de inteligencia estadounidenses han empleado un "poderoso arsenal de ciberataques" para llevar a cabo actividades de vigilancia y robo de datos en múltiples países, incluida China. 

Aunque el comunicado no proporcionó detalles específicos sobre los supuestos incidentes, se centró en la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. (NSA) y sus operaciones de Red de Computadoras, acusándola de llevar a cabo ataques sistemáticos y basados en plataformas contra China.

Uno de los aspectos más destacados de la acusación es la afirmación de que la NSA hackeó los servidores de Huawei en 2009 y que ha realizado "decenas de miles de ataques de redes maliciosas" en entidades chinas, incluyendo a la Universidad Politécnica del Noroeste. Estas acusaciones no son nuevas, ya que Pekín había planteado anteriormente preocupaciones similares en septiembre de 2022.

La tensión entre China y EE.UU. en el ámbito de la ciberseguridad se ha mantenido en constante aumento en los últimos años. El Centro de Respuesta de Emergencia de Virus Informáticos Nacional de China (NCVERC) aisló un software espía llamado Second Date en un incidente que involucraba a una universidad de investigación pública. 

Según las autoridades chinas, este software diseñado para el espionaje fue desarrollado por la NSA y se ejecutó de manera sigilosa en "miles de dispositivos de red en muchos países de todo el mundo". Second Date es descrito como un malware multiplataforma capaz de monitorizar y secuestrar el tráfico de red, así como de inyectar código malicioso. Países como Alemania, Japón, Corea del Sur, India y Taiwán se encuentran entre los supuestos objetivos del spyware.

El MSS no se ha limitado a acusar a la NSA de espionaje cibernético, sino que también ha perjurado que EE.UU. ha obligado a empresas tecnológicas a instalar puertas traseras en su software y equipos para llevar a cabo actividades de ciberespionaje  y robo de datos. El comunicado menciona ejemplos como X-Mode Social y Anomaly Six, empresas que, según las autoridades chinas, tienen la capacidad de rastrear los teléfonos móviles de los usuarios.

"Ha sido durante mucho tiempo un secreto a voces que EE.UU. se ha apoyado en sus ventajas tecnológicas para llevar a cabo una amplia vigilancia en países de todo el mundo, incluidos sus aliados, y realizar actividades de robo cibernético", han asegurado desde el Ministerio de Seguridad del Estado de China,

Además, han agregado que Rusia, Irán, China y Corea del Norte son los principales objetivos de estas actividades de ciberespionaje.

Acusaciones cruzadas

Desde EE.UU. por su parte también han vertido acusaciones anteriormente contra su 'rival' en varias ocasiones.

En julio Microsoft reveló una campaña de espionaje vinculada a China, llevada a cabo por un actor codificado como Storm-0558

Esta campaña tenía como objetivo a dos docenas de organizaciones en EE.UU. y Europa. La respuesta de la administración mandarina no se hizo esperar, calificando al país nortamericano como "el imperio de hackeo más grande del mundo y un ladrón cibernético global".

Las acusaciones mutuas de ciberespionaje entre China y EE.UU. no favorecen precisamente sus relaciones bilaterales ni la cooperación en el ámbito tecnológico. A medida que las dos naciones continúan disputándose la supremacía en el escenario global, la ciberseguridad puede marcar más las divisiones entre ambas.