Los nativos digitales y sus familias tienen, día a día, nuevos desafíos. Los niños se mueven en Internet como peces en el agua, incluso antes de aprender a leer, y no es sencillo seguirles el ritmo y estar al tanto de todo lo que hacen para poder cuidarlos. Y a la vez, ellos no son conscientes de los peligros que pueden acarrear los contenidos que publican y comparten o a quién tienen detrás de la pantalla.
Un estudio elaborado por la compañía de investigación de mercados IPSOS indagó en las principales preocupaciones de los padres sobre la educación digital de sus hijos. Y concluyó que los mayores temores son el ciberacoso, el acceso a contenidos inadecuados y la pérdida de hábitos como la lectura o la escritura. En el mismo sentido, un informe de la Organización Mundial de la Salud reveló que en España siete de cada diez niños sufren a diario algún tipo de acoso o ciberacoso.
A esto se suma la disputa por la cantidad de horas que los más pequeños pasan frente a las pantallas, que muchas veces es difícil de limitar, ya que los juegos, los vídeos y las diversas aplicaciones pueden resultar adictivas, tanto para grandes como para chicos.
“Tenemos que conocer el tipo de uso que hacen nuestros hijos de los dispositivos y, en el caso de que haya cualquier problema, saber cómo actuar, además de educar a los niños en hacer un uso responsable de los dispositivos tecnológicos”, señala Eduardo Cruz, CEO de Qustodio, empresa dedicada a la seguridad y el bienestar digital para familias.
Por ello, desde Qustodio han elaborado una serie de consejos para acercarse a los niños y enseñarles los posibles riesgos.
En primer lugar, es necesario conocer las herramientas que utilizan, cómo se usan, cómo se interactúa y qué riesgos acarrean. Esto les permitirá a los padres ser conscientes de la exposición que tienen los hijos y actuar más fácilmente si ocurriera algún incidente.
Una vez dado ese paso, es fundamental explicarles qué contenido pueden compartir y qué no, en especial en las redes sociales, como las imágenes, los datos personales como el nombre real o completo, la escuela a la que van o la ciudad donde viven y que tengan en cuenta que no todas las personas con las que pueden interactuar en línea son inofensivas, e incluso puede haber adultos haciéndose pasar por niños.
La cantidad de horas es otro tema central. Establecer límites de uso lógicos y saludables derivará en una utilización adecuada para que la tecnología no se convierta en adicción. Hay aplicaciones de control parental que ayudan a aplicar horarios o límites de tiempo, qué aplicaciones pueden usar o a qué páginas web pueden acceder, entre otras funciones.
La confianza que los niños tengan para contar lo que les pasa, es otra vía clave para que estén seguros. Asegúrate de que saben a quién acudir en caso de que les ocurra un problema, pueden ser los propios padres, algún familiar de mayor edad u otro adulto de confianza como un docente. Ya que si se sienten presionados en el mundo real o en el digital será bueno que tengan a quien acudir en busca de apoyo.
Y para generar esa confianza, hablar con ellos es muy importante. Explicarles lo que es el ciberacoso, hacerles entender que si ocurre no es culpa suya y enseñarles cómo lidiar con cada situación, además de transmitirles tranquilidad y apoyo, pero por sobre todo, que se sientan seguros de contarlo para poder ayudarlos.