La comunicación en un ambiente sosegado, así como la información sobre la prevención de estas prácticas (alertando sobre sus consecuencias más funestas) y la empatía son claves para manejar el envío de contenido íntimo por medios digitales en la primera juventud.
El sexting es una práctica cada vez más común entre adolescentes. Muchas veces empieza de manera inocente: una pareja se gusta e intercambia mensajes cariñosos, y poco a poco la conversación sube de tono. Por ejemplo, puede ocurrir que alguien diga: “Si me mandas una foto, te prometo no enseñársela a nadie”.
Sin embargo, lo que comenzó como un gesto de confianza puede convertirse en un problema cuando esa foto termina, sin el consentimiento de quien la envió, compartiéndose con otros. Imagina que Laura le manda una imagen a su novio, quien después de una ruptura decide mostrarla a sus amigos por despecho. En pocos minutos, toda la clase tiene la imagen, y Laura afronta el juicio y las burlas de sus compañeros. Hablar con ellos sobre casos reales como este puede ayudarles a entender las consecuencias de sus decisiones.
¿Qué es el sexting?
El sexting, entendido como el envío de contenidos sexuales mediante dispositivos digitales, se ha convertido en una práctica habitual entre adolescentes, quienes a menudo subestiman sus riesgos. Entre los factores que los hacen vulnerables destacan la falta de conciencia sobre la privacidad y los peligros asociados, la presión social y la inmediatez de la tecnología. Según la "guía sobre adolescencia y sexting" del Observatorio de la Seguridad de la Información, perteneciente al Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación, esta práctica puede derivar en problemas graves como ciberacoso, sextorsión o difusión masiva de imágenes, lo que puede afectar a la salud emocional y social del menor.
Para prevenir estas situaciones, es importante explicar al adolescente cómo cuidar su privacidad y evitar compartir imágenes comprometedoras. Una buena forma de hacerlo es recordarle que, aunque confíen en alguien ahora, no pueden controlar lo que esa persona haga en el futuro. También se puede ayudarles a identificar la presión social que a menudo está detrás de estas acciones, por medio de frases del tipo "Si me quieres, me lo demostrarías".
Además, reforzar su autoestima y enseñarles a decir "no" con firmeza es fundamental para que no sientan la necesidad de ceder ante esas presiones. Si ya ha ocurrido un caso de sexting, es vital actuar con empatía y calma: de manera que se les ayude a reportar la situación. En ese contexto, resulta crucial hablar con quienes difunden el contenido para frenar su circulación, y, si es necesario, buscar apoyo psicológico para superar el impacto emocional. Con estas herramientas, podemos acompañarlos para que hagan un uso más seguro y responsable de la tecnología.
¿Cómo abordar el sexting según los estudios y expertos?
Según un estudio de JAMA Pediatrics, del que se hace eco BBC News, uno de cada tres menores entre 12 y 17 años ha recibido mensajes sexualmente explícitos, y el 14,5% los ha reenviado sin consentimiento. La doctora Corinn Cross, portavoz de la Asociación Estadounidense de Pediatría, subraya que los adolescentes carecen de plena conciencia sobre las consecuencias debido al desarrollo incompleto de su lóbulo frontal. Por su parte, la psicóloga clínica Karol Espejo advierte de que "el sexting mal gestionado puede tener consecuencias dolorosas" y propone centrar las conversaciones en las consecuencias a corto y largo plazo. Espejo recalca que "una vez enviada una foto explícita, esta puede quedar permanentemente en internet".
Los expertos insisten en la importancia de tener estas conversaciones de manera temprana y de forma recurrente. Cross considera que los padres deben preguntar qué saben sus hijos sobre el sexting para adaptar la información según su edad. La doctora Yolanda Reid, de la Universidad de California en Los Ángeles, aconseja iniciar estas charlas “tan pronto como los niños tengan acceso a un teléfono móvil”. Reid también propone usar casos reales para ilustrar los riesgos, hasta el punto de destacar que en muchos países esta práctica podría considerarse pornografía infantil, con serias implicaciones legales. Además, Cross sugiere que resulta esencial "enseñar a los adolescentes que en relaciones sanas se respetan los límites y que querer a alguien no implica cumplir todas sus demandas".
Establecer esos límites para no compartir imágenes de contenido íntimo funciona en una doble dirección: además de resistir la presión, es fundamental no presionar a otros para compartir contenido explícito. Ante situaciones en las que un mensaje o foto caiga en manos equivocadas, la psicóloga clínica Karol Espejo insta a recordar a los adolescentes que, "aunque se sientan humillados, su dignidad y valor permanecen intactos". Así, los expertos coinciden en que los padres deben abordar estos temas desde el respeto, la empatía y la comunicación abierta, fortaleciendo la autonomía y seguridad de sus hijos.
¿Cómo hablar de sexting con mi hijo/hija?
Hablar de sexting con tu hijo o hija requiere un enfoque respetuoso, abierto y basado en la confianza. Los especialistas recomiendan iniciar la conversación en un momento relajado, de manera que se eviten sermones o juicios, y plantearlo como parte de una charla más amplia sobre el uso responsable de la tecnología. Explícale qué es el sexting, los riesgos que implica (como la pérdida de control sobre imágenes o su posible difusión), y la importancia de pensar antes de compartir contenido personal. Refuerza el mensaje de que no está solo/a y que puede acudir a ti sin miedo si alguna vez se siente incómodo/a o presionado/a. Promueve la empatía, recordando que todos merecen respeto, y destaca que proteger la privacidad es un acto de autocuidado y de respeto hacia los demás.
¿Qué hacer si mi hijo está haciendo sexting?
Si descubres que tu hijo está haciendo sexting, es fundamental reaccionar con calma y sin juzgar para fomentar un ambiente de confianza. Según los expertos, lo primero es hablar con él o ella en un momento tranquilo, mostrando preocupación genuina en lugar de enfado. Pregunta qué lo llevó a hacerlo, escucha sus motivos y sentimientos, y evita interrumpir o criticar. Explícale con claridad y sin dramatismos los riesgos involucrados, como la pérdida de control sobre las imágenes y el impacto emocional o legal que podría tener. Refuerza la importancia de proteger su privacidad y ayúdale a tomar mejores decisiones en el futuro. Además, revisad juntos las configuraciones de seguridad en sus dispositivos y considera buscar apoyo profesional si sientes que el tema requiere de más orientación.
Pautas de comunicación
Tratar el tema del sexting con adolescentes requiere de una comunicación cercana, respetuosa y libre de juicios. Los expertos insisten en la importancia de escoger un momento adecuado para la conversación, de manera que se eviten situaciones tensas o punitivas. Es crucial hablar con claridad sobre lo que significa el sexting y los riesgos que conlleva, como la pérdida de privacidad, el impacto emocional y las posibles repercusiones legales. Una estrategia útil es utilizar ejemplos concretos o casos reales adaptados a su nivel de comprensión, de manera que se promueva una reflexión conjunta sobre las consecuencias de compartir contenidos sensibles. Además, es recomendable reforzar que el valor personal no depende de la aprobación externa ni de acciones como enviar imágenes íntimas.
En términos de prevención, los padres y educadores pueden inculcar desde edades tempranas una cultura de privacidad y autocuidado digital. Esto implica enseñarles a valorar su información personal y a cuestionar las intenciones de quienes solicitan contenido íntimo. También es importante establecer límites en el uso de dispositivos electrónicos, como evitar su utilización en horas privadas o durante la noche, y fomentar la supervisión sin invadir la privacidad del menor. Recursos como controles parentales y configuraciones de privacidad en redes sociales pueden servir como herramientas complementarias para garantizar un entorno digital más seguro. Además, incentivar el pensamiento crítico en adolescentes les ayuda a resistir presiones sociales o de pareja relacionadas con el sexting.
Por último, generar un espacio de confianza es clave para que los adolescentes se sientan seguros al compartir inquietudes o problemas relacionados con este tema. Los padres deben transmitir la idea de que siempre estarán disponibles para ayudar, incluso si ya se han cometido errores. En caso de que un adolescente ya haya participado en prácticas de sexting, es fundamental reaccionar con calma y apoyo, y abordar los riesgos sin culpar. Asimismo, si las imágenes han sido difundidas, se debe actuar de manera rápida y responsable, contactando a plataformas digitales para solicitar la retirada del contenido y recurriendo a ayuda profesional, como psicólogos o asesores legales, si fuera necesario. Este enfoque integral combina educación, límites claros y apoyo emocional, de manera que se promueva un manejo saludable y preventivo del sexting.
Claves de la guía "Talking to teens about sexting"
La guía "Talking to Teens About Sexting" (Hablar con los adolescentes sobre el sexting), elaborada por el National Center for Missing & Exploited Children (NCMEC), de Estados Unidos, está dedicada a proteger a los niños y adolescentes de riesgos como la explotación, el abuso y los delitos relacionados con el uso de tecnología. En la guía, expertos como la psicóloga Abigail Judge recomiendan tratar temas de comportamiento sexual y uso de medios digitales en conversaciones regulares, no como un evento aislado, para preparar mejor a los adolescentes frente a estos desafíos. Hablarles sobre los riesgos, como la pérdida de privacidad, el acoso o el impacto en su reputación a largo plazo, les ayuda a entender las posibles consecuencias de sus decisiones digitales. Además, se deben promover valores como el respeto y la confianza, al tiempo que se recalca que nadie tiene derecho a presionarles para compartir contenido íntimo.
En caso de que una imagen comprometida ya se haya difundido, la prioridad es apoyar emocionalmente al menor, ayudarle a gestionar la situación y minimizar el daño. En ese caso, es fundamental contactar con las autoridades escolares para frenar la propagación y el acoso. En situaciones graves, como extorsión o la implicación de un adulto, se debe informar a la Policía de inmediato. Buscar apoyo psicológico puede ser clave para ayudar al adolescente a afrontar el impacto emocional. Este enfoque integral, que combina la educación preventiva con un respaldo firme en momentos críticos, es esencial para manejar este tipo de situaciones con sensibilidad y eficacia.
Adultos que contactan con un adolescente con fin sexual
Según datos del National Centre for Missing and Exploited Children, los casos de adultos que intentan contactar con menores con fines sexuales en línea se duplicaron entre 2019 y 2020. Aunque estas execrables situaciones son más comunes entre jóvenes mayores de 15 años, se han registrado incluso casos de niños de 11 años que han informado de solicitudes de contenido explícito. Las consecuencias pueden ser graves, y se centran desde daños a la autoestima y reputación hasta bullying o problemas legales, ya que crear, poseer o compartir estas imágenes puede considerarse pornografía infantil, con implicaciones legales para todos los involucrados.
En resumen: para abordar el sexting con adolescentes, es clave mantener una comunicación abierta y sin prejuicios. Hablar sobre consentimiento, relaciones saludables y límites en la tecnología ayuda a que los jóvenes comprendan mejor el impacto de sus decisiones. También es esencial discutir la seguridad en línea y las implicaciones legales de compartir contenido explícito, enfatizando que mirar o distribuir imágenes sin permiso es inaceptable. En casos de violación de privacidad sexual, es importante mostrar empatía y colocando la responsabilidad por el hecho delictivo en el violador, no en la víctima, modelando así una actitud compasiva que refuerce el apoyo y la confianza en los adolescentes.
Aunque el sexting puede parecer un desafío difícil de afrontar, es importante recordar que la educación y el diálogo abierto son herramientas muy valiosas para prevenirlo y mitigar sus consecuencias. Según estudios recientes, los adolescentes que cuentan con orientación adecuada sobre el uso responsable de la tecnología son menos propensos a involucrarse en prácticas de riesgo. Si les damos las herramientas necesarias para reflexionar sobre sus decisiones, valorar su privacidad y gestionar las presiones sociales, podemos construir un entorno más seguro y respetuoso para ellos. Con empatía y comunicación, es posible transformar estas situaciones en oportunidades de aprendizaje y crecimiento personal.