Las estafas de estructura piramidal o de esquema Ponzi están a la orden del día en todo lo que tiene que ver con el mundo de las criptomonedas. En ellas, los usuarios son recompensados económicamente por traer a más personas a la red y así sucesivamente.
Una de las más sonadas en Latinoamérica ha sido la del Daily Cop, la 'primera criptomoneda colombiana'.
En 2020 Juan José Benavides, Sebastián Betancourt y Jhon Emerson Esquivel lanzaron este criptoactivo que llegaron a aceptar como moneda de cambio ciertos restaurantes y tiendas de lujo. Su furor fue tal que llegó a patrocinar una feria en la capital del país e incluso conciertos.
Daily COP funcionaba como un token anclado al valor del peso colombiano y diseñado para facilitar las transacciones P2P usando blockchain. Supuestamente, era anónima, descentralizada y estable. Muchas personas invirtieron por su promesa de dinero fácil.
La platafoma prometía una rentabilidad de 0,5% diario, 10% mensual y una rentabilidad de 120% al año. Lo cierto es que el esquema solo se sostenía gracias al dinero de los nuevos inversores. En enero bajaron el porcentaje de recompensas al 0,2% diario nada más.
Para aumentar la confianza y credibilidad de la criptomoneda sus impulsores decidieron contar con algunos influencers, los cuales irremediablemente atrayeron a muchos seguidores al entramado. Algunos de ellos tenían millones de followers.
Dinero que no se podía sacar
Una de las grandes promesas era que los usuarios podrían retirar su dinero y disponer de él cuando quisieran mediante distintos métodos. Pero esto fue presentando problemas. En marzo del año las cosas empezaron a ponerse feas y era imposible sacar nada. Los responsables aludían a actualizaciones en el sistema que lo impedían. Así, en los últimos 3 meses el token ha perdido el 98% de su valor.
Los creadores de Daily Cop han sido acusados como presuntos responsables de delitos de captación ilegal de recursos, lavado de activos, estafa agravada en masa y concierto para delinquir.
Además, también han sido acusadas otras personas que ejercieron de comerciales de la divisa, convenciendo a cientos de personas para que invirtieran en la misma. Estos, no obstante, se han defendido declarando que desconocían que la información que se les daba desde arriba era falsa.