Las fuerzas del orden en Ucrania y la República Checa han colaborado en una operación policial que ha supuesto la desarticulación de una banda criminal dedicada al fraude bancario, principalmente telefónico.
Fruto de la misma, nueve individuos han sido arrestados. Los presuntos delincuentes se hacían pasar por empleados de banca para defraudar a los usuarios. Su 'call center' estaba radicado en la ciudad portuaria de Odesa.
Aunque los amigos de lo ajeno operaban mediante llamadas también usaban software de acceso remoto, instando a las víctimas a que instalaran programas en sus ordenadores para poder acceder así a sus cuentas bancarias de la banca online.
Los malhechores simulaban ser empleados del Banco Nacional Checo y advertían a las víctimas de que sus cuentas habían sido comprometidas.
Entonces les sugerían que transfirieran sus fondos a una supuesta 'cuenta de rescate'. Obviamente, esta pertenecía a los delincuentes.
Para dar veracidad al fraude utilizaban los nombres y los números de teléfono reales de trabajadores del mencionado banco, ocultando su identidad.
La estafa iba incluso más allá y en algunos casos pedían a los usuarios que retiraran dinero en efectivo y se lo entregaran a un falso mensajero que se suponía iba a trasladarlo a un lugar seguro.
Una vez recibido el dinero los defraudadores lo usaban para actividades ilegales en criptomonedas o para adquirir coches de lujo y propiedades, registrándolos a nombre de amigos y familiares.
Más de 1 millón de euros robados
Según informa The Record Media, la policía checa habría necesitado un año y medio para identificar a los presuntos delincuentes y las conexiones entre ellos.
Entre 2022 y 2023 los delincuentes efectuaron más de 150 llamadas, ocasionando a las víctimas daños por valor de 1,2 millones de euros.
Una mujer de 50 años que ha sido detenida se encargaba de reclutar nuevos miembros de Repúbica Checa, publicando anuncios de empleo. Además, se dedicaba a capacitar a los nuevos miembros de la banda y garantizar su partida a Ucrania.
Si son declarados culpables, los miembros ucranianos de la pandilla pueden enfrentarse hasta a 12 años de prisión y la confiscación de sus propiedades. Otros están a la espera de ser extraditados a la República Checa, donde pueden enfrentarse a penas de hasta 10 años de cárcel.