Hace algunos días EE.UU. dio a conocer que, en colaboración con autoridades policiales europeas, había logrado asestar un buen golpe a la pandilla de ransomware Hive. En la operación habían participado más de una docena de agencias.
El FBI y la Europol pudieron desmontar partes de su infraestructura, incluyendo sus servidores ubicados en Los Ángeles. Además, colaboraron para eliminar su sitio de filtraciones de la dark web, usado para listar a sus diferentes víctimas.
Según indicaba la agencia estadounidense, en julio del año pasado habían conseguido piratear el panel de control de Hive y así interceptar claves de descifrado para que las víctimas pudieran recuperar sus archivos cifrados. Las autoridades aseguraron haber evitado el pago de más de 130 millones de dólares al grupo de cibermalos.
Tras anunciarse la operación de Hive, el Departamento de Estado de EE.UU. ha subrayado que está preparada para entregar una recompensa de hasta 10 millones de dólares a quien le dé información útil y veraz sobre la identidad o la ubicación de actores de amenazas patrocinados por estados extranjeros que hayan atacado sus infraestructuras críticas.
Una compensación por ayudar a cazar a los hackers más peligrosos
Esto se aplicaría también a quien pueda aportar datos sobre los miembros de la pandilla Hive. Es vox populi que al menos algunas de las personas vinculadas a este colectivo de cibermalos son rusos o hablan ruso.
No obstante, los funcionarios estadounidenses que comunicaron la operación se negaron a hacer comentarios sobre sus posibles vínculos con el país, debido a que hay una investigación en curso.
Las autoridades americanas ya habían hecho algo similar en el pasado, reiterando su oferta de recompensa para los líderes de la pandilla Conti, piratas informáticos norcoreanos, oficiales de inteligencia rusos y los operadores del ransomware DarkSide.