Europa requiere de un sistema propio de pagos y tarjetas a nivel minorista que vele por la autonomía de la región, dependiente hasta ahora de proveedores internacionales, principalmente estadounidenses, según ha señalado Benoit Coeuré, ejecutivo francés del Banco Central Europeo (BCE), que está investigando los pros y contras de una moneda digital apoyada por un banco central.
El banquero francés, que a partir del próximo 15 de enero liderará desde el Banco de Pagos Internacionales (BPI) la búsqueda de los bancos centrales de alternativas al desafío planteado por monedas digitales privadas como la Libra de Facebook, ha señalado que la cuota de mercado de proveedores internacionales de tarjetas representaba a finales de 2016 algo más de dos terceras partes de las transacciones.
Depender de jugadores globales nos hace más susceptibles a trastornos externos, como amenazas cibernéticas, y que los proveedores no actúen necesariamente en el mejor interés de los europeos
Depender exclusivamente de ecosistemas nuevos o no europeos representa riesgos para la resiliencia y la autonomía de los sistemas de pagos europeos, además de los relacionados con la naturaleza "no probada" de algunas iniciativas, incluyendo riesgos potenciales en distintos ámbitos, como aspectos legales, de protección de los inversores, estabilidad financiera o lucha contra el blanqueo de capitales, ha advertido.
"La dependencia de jugadores globales no europeos crea el riesgo de que el mercado europeo de pagos no sea adecuado para apoyar la moneda única o el mercado único, haciéndolo más susceptible de trastornos externos, como amenazas cibernéticas, y que los proveedores de servicios con poder global no necesariamente actúen en el mejor interés de los europeos", ha añadido Coeuré.
De este modo, el ejecutivo del BCE ha considerado la autonomía estratégica en pagos un elemento fundamental de la agenda para reafirmar el papel internacional del euro.
El banquero ha indicado que la única respuesta eficaz pasa por ofrecer una solución que refleje las demandas de los consumidores y refuerce el mercado único.
"Europa corre el riesgo de perder su ventaja económica", ha advertido, añadiendo que la soluciones específicas de cada país carecen del tamaño y la escala necesarios, mientras que la fragmentación nacional ha paralizado la competencia y sofocado la innovación a nivel paneuropeo. "En el peor de los casos, esto puede poner en peligro la autonomía de los sistemas de pago europeos", ha subrayado.
No se descarta la creación de una moneda digital apoyada por el BCE y otras instituciones
En este sentido, Coeuré ha defendido que cualquier iniciativa deberá dar respuesta a distintos aspectos clave como el alcance paneuropero y la posibilidad uso a través de diferentes herramientas o dispositivos, como tarjetas o teléfonos móviles, de forma segura y de acuerdo con las exigencias legales y regulatorias, además de reforzar una identidad europea mediante una marca y logo comunes.
Asimismo, el ejecutivo del BCE ha añadido que esta posible respuesta europea en el segmento de pagos debería ser accesible a empresas de fuera de la UE, lo que reforzará las economías de escala y la adopción doméstica. "La aceptación global debería ser un objetivo a largo plazo", ha apuntado.
Por otro lado, Coeuré ha señalado que el BCE y otros bancos centrales están examinando los costes y beneficios de una moneda digital respaldada por estas instituciones, teniendo en cuenta las consecuencias sobre la intermediación financiera.
"No obstante, las potenciales iniciativas de los bancos centrales no deberían desalentar o desplazar las soluciones desde el sector privado", ha recomendado.