En muchas ocasiones olvidamos que, tras las compañías y los organismos públicos que son atacados por los actores de amenazas siempre hay personas. Gente que sufre mucho porque tiene cargos de responsabilidad, porque ve como peligra su fuente de sustento o porque se ve impotente ante los ciberataques.
Por primera vez se ha querido conocer de qué manera reaccionan las víctimas de estas infracciones y cómo les afecta a nivel psicológico, apoyándose en la medición.
La empresa de software Gen digital ha lanzado Scam Artists, una campaña educativa que se apoya en el arte para demostrar visualmente el impacto emocional de la ciberdelincuencia.
Esta compañía ha colaborado con el conocido psicólogo Lee Chambers. La campaña consistió en equipar a tres víctimas de robos de identidad y estafas con auriculares de electroencefalografía (EEG) para monitorizar sus reacciones cerebrales a sus experiencias. La muestra es bastante pequeña como para sacar conclusiones generales, pero deja aspectos interesantes.
A los participantes se les pidió que recordaran sus estados emocionales antes, durante y después de los ataques, y la última sesión tuvo lugar tras la introducción a la ciber protección.
Los aparatos pudieron registrar de qué manera reaccionaba el cerebro a cada estado y transformaron dichos datos en imágenes creativas.
"Imagina poder ver tus miedos y ansiedades en una obra de arte. Eso es exactamente lo que hace Scam Artists. La campaña busca abrirnos los ojos sobre cómo la ciberdelincuencia no solo roba datos, sino también nuestra paz mental. En un mundo donde la seguridad digital es más crucial que nunca, esta campaña te invita a tomar el control, recuperar tu confianza y proteger tu libertad en el entorno digital", comentan desde Gen Digital en una nota de prensa.
Ira y estrés, emociones predominantes
Según puede verse en un gráfico compartido por la compañía, en el estado previo al ciberataque se visualiza tranquilidad, en el segundo ansiedad y estrés tras recordar lo sucedido y, por último, el tercero muestra una vuelta a la relajación, al darse soluciones para la ciberseguridad.
"Cuando se pidió a las víctimas que recordaran sus experiencias de ciberdelincuencia, las ilustraciones resultantes mostraron una erupción de actividad cerebral que suele asociarse con el estrés, la ansiedad y la incertidumbre, sentimientos que pueden ser duraderos y tener un impacto vital significativo", explica Chambers.
"A menudo, cuando pensamos que tenemos el control, o percibimos un acontecimiento como improbable, puede fomentar un optimismo excesivo y una evaluación inadecuada del riesgo, un rasgo conocido como sesgo de optimismo. A medida que aumenta la ciberdelincuencia, es importante reconocer estas tendencias, evaluar las situaciones desde todos los ángulos y tomar las medidas necesarias para paliar la amenaza", añade.
Como parte de la campaña se ha llevado a cabo una investigación que ha revelado que entre aquellos que han sufrido ciberataques, la ira (56%) y el estrés (51%) fueron las emociones predominantes.