Agentes del Departamento contra el Cibercrimen de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil y la policía de la Generalitat-Mossos d'Esquadra de la División de Investigación Criminal de la Región Policial Metropolitana Norte, en el marco de la operación Tokyo-Desla, han intervenido 70 páginas web orientadas a la venta del multiproducto a través de la estafa, en una nueva prueba del impulso a la ciberseguridad que están dando los cuerpos de seguridad del Estado. La operación ha permitido detener a siete componentes del grupo delictivo.
Sólo en un día se ha evitado que 1000 personas fueran estafadas por estas webs
Un dato ilustra el alcance de esta operación: tan sólo en la jornada posterior a que se bloquearán las mencionadas páginas web, se logró que cerca de mil potenciales víctimas no accedieran a esos portales, evitando de esta manera que fueran estafadas.
Además de identificar a los miembros de la red criminal y de clausurar los sitios web a través de los que operaban, los servicios de los cuerpos de seguridad mencionados han agregado un elemento de valor añadido fundamental a esta investigación: han logrado intervenir físicamente el servidor desde el que se alojaban las páginas web.
De esta manera, se ha podido inhabilitar el acceso a los contenidos de las distintas páginas web que son objeto de la investigación. Para clarificar esta situación a los usuarios que accedían a esta página web, se ha configurado un mensaje, con los logotipos de los Mossos d'Esquadra y de la Guardia Civil, en el que se alertaban los potenciales clientes de que la web en cuestión había sido intervenida.
Modus operandi de los ciberdelincuentes
Una de las claves que ha deparado la investigación es que, para otorgar más rigor a las páginas web, los delincuentes que las modelaron desembolsaron una estimable cantidad de dinero para posicionarlas en lugares destacados en los buscadores web más empleados.
Una vez los consumidores completaban el proceso de compra, realizaban una transferencia bancaria, aunque nunca llegaban a recibir los productos adquiridos. Por norma general, las personas estafadas no lograban ponerse en contacto con los responsables del hurto, y, en las pocas ocasiones en las que lo lograban, los estafadores se amparaban en problemas de logística para explicar la no entrega de los productos, que nunca llegaban a las personas que habían realizado desembolso para adquirirlos.
De acuerdo a las estadísticas aportadas por el Ministerio del Interior, las estafas por internet rebasan el 90% de los delitos conocidos. Estas cifras evidencian la dinámica ascendente de esta clase de delitos.