El acecho de los hackers es cada vez mayor, van ampliando su campo de acción a más ámbitos en los que hasta ahora nos hemos desenvuelto con relativa normalidad sin temer por la seguridad de nuestros móviles ni de toda la información sobre nuestros contactos, cuentas bancarias, etc., que estos almacenan. Ahora que aeropuertos, centros comerciales, o ciudades enteras ofrecen cobertura wifi, muchas veces gratuita, los ciudadanos somos más conscientes que nunca de que nos la jugamos cada vez que precisamos usarlos.
Y eso mismo sucede cuando tenemos la necesidad de cargar nuestros equipos, sean smartphones u ordenadores. Bien es cierto que cada vez las baterías duran más, ofreciéndonos más autonomía, pero también que pasamos más y más horas conectados a unos equipos que se han convertido en nuestras herramientas fundamentales de estudio o trabajo. Y eso supone que con frecuencia nos quedemos sin carga a lo largo del día, lejos de la seguridad que, de momento, nos sigue ofreciendo la carga que realizamos en nuestra casa.
Se conoce por Juice jacking al ataque informático perpetrado a través de puertos USB. Una práctica cada vez más común que se aprovecha del creciente número de puertos que se ofrecen en distintos puntos (en paradas de autobuses, en transporte público, en estaciones de tren, tiendas...), desde los que, a pesar de las buenas intenciones de quienes nos ofrecen ese servicio, cualquiera puede entrar en el almacenamiento o instalar malware en nuestro teléfono o portátil para ver contraseñas o datos.
Objetivo preferente: teléfonos Android
Según los datos emitidos por las autoridades estadounidenses, esta técnica de hackeo puede aplicarse a los terminales de cualquier marca, gama o compañía, incluidos los iPhone. No obstante, sus principales objetivos son los teléfonos Android, que cuentan con menos medidas de protección que los teléfonos de Apple.
Aún es una práctica minoritaria, que se está dando principalmente en espacios donde la falta de vigilancia (paradas de autobús, etc.) permite a los hackers manipularlos, pero aun así no está de más que lo conozcamos y que, en caso de que sepamos que nuestros móviles no suelen aguantarnos todo el día, llevemos encima una batería externa que nos evite estos riesgos.