Cualquier persona que esté o haya estado recientemente en la búsqueda activa de empleo sabe que esto es un trabajo en sí mismo. Desde completar perfiles en diferentes plataformas, rellenar los mismos datos una y otra vez hasta el cansancio, escribir cartas de presentación adaptadas a cada puesto hasta incluso preparar un CV especial para cada aviso. Luego, estar pendiente de los avisos publicados, determinar si es más conveniente aplicar desde la web de búsqueda o remitirse directamente a la página oficial de la empresa, contactar o no a los responsables de recursos humanos desde redes como LinkedIn, responder a test de habilidades específicas para cada rol y un largo etcétera.
Y como si eso fuera poco, también hay que estar pendiente de las estafas en las ofertas de empleo.
Hace pocos días se conoció la historia de un joven residente en América Latina que decidió acceder a una oferta de trabajo que le llegó a través de WhatsApp, desde un número desconocido.
David Guzmán, de 24 años, le explicó a BBC Mundo que el trabajo consistía en dar “like” a vídeos en una red social de China, similar a TikTok, y luego enviar capturas de pantalla como comprobante. A cambio, le depositarían dinero en su cuenta bancaria. “No pasa de que regale unos cuantos likes, ¿no? ¿Qué es lo peor que puede pasar?”, se preguntó.
En un español poco natural, probablemente resultado de traductores en línea, le asignaron tareas y le pidieron su número de cuenta para depositarle los primeros 6 dólares por cumplir con su trabajo. Luego lo agregaron a un canal de Telegram donde había otros 500 participantes que estaban en su misma situación.
“Seguí con lo de los likes y en este esquema te hacen sentir como que ganas las cosas, como que tú sí estás trabajando por esto. Yo creo que ahí está el juego, un estímulo mental a las personas de que estás trabajando. Está lleno de emojis y mensajes motivadores en Telegram”, reflexionó Guzmán, en diálogo con BBC Mundo.
La oferta se volvió extraña cuando le pidieron invertir el dinero ganado en una supuesta plataforma de criptomonedas. El siguiente paso fue la exigencia de depositar 60 dólares de su bolsillo para poder “entrar”. Decidió avanzar a pesar de tener que pedir el dinero prestado, y más tarde llegó un mensaje alentador: “¡Has ganado!”. Pero para cobrar sus beneficios, era requisito poner otros 12 dólares. Así, nervios y sospechas mediante, terminó recibiendo en su cuenta 110 dólares, aunque ya llevaba depositados unos 70.
Fue entonces cuando decidió terminar con ese particular “trabajo”, obviando los mensajes de insistencia de que “al menos les enviara la mitad”. De esta manera, se va configurando esta renovada estafa, en la que se ofrecen interesantes ganancias a cambio de inversiones previas, en este caso en criptomonedas, en las que quizás al principio hay estímulos para ganarse la confianza de las víctimas, pero luego los esperados retornos no aparecen, con la consiguiente pérdida del dinero invertido, y probablemente de los datos personales y financieros proporcionados.
También en España
Si bien este relato proviene de Latinoamérica, en Europa no estamos exentos de este tipo de engaños. La periodista que firma este artículo también recibió estos mensajes en diferentes ocasiones durante 2022, cuando estaba activamente en la búsqueda de empleo y luego reaparecieron de forma azarosa también en 2023.
Las ofertas llegaron a través de WhatsApp, desde un contacto desconocido y con código de área del exterior, aludiendo a un aviso al que supuestamente había aplicado a través de LinkedIn. Sin embargo, al consultar de qué publicación se trataba, porque no recordaba haber postulado para ese puesto, dejaban de responder.
En general, esos mensajes ofrecen trabajos con sueldos tan jugosos que generan sospechas desde el comienzo, pues a cambio piden cumplir con pocas horas de trabajo, ninguna formación en específico y generalmente son roles relacionados a tareas en redes sociales, para las que solo se necesita un móvil con internet o un ordenador, y se realiza de forma remota durante “el tiempo que tu decidas”.
Algunas ponen como requisito participar en formaciones en línea, que en principio son de forma gratuita, con exigencias de confirmación insistentes y sin que “el candidato” termine de comprender en qué consistirá el trabajo ni a qué se expone, al menos en las primeras reuniones que se realizan por videoconferencia.
Mismos objetivos, con pequeñas variantes
Otras modalidades de estafa que se han difundido a través de WhatsApp incluyen la mención de compañías muy conocidas, que supuestamente están detrás de la búsqueda de personal, cuyo objetivo en realidad es obtener la mayor cantidad de información de la posible víctima.
Estos datos recopilados pueden ser utilizados para realizar operaciones financieras, como solicitar créditos a nombre de esa persona o acceder a su cuenta bancaria, o también como “mercancía”, vendidos a compañías que usan esa metadata con fines de publicidad o mercadeo.
En el caso de que la víctima haya transferido dinero, como fue el caso de Guzmán, es frecuente que, en las primeras instancias, la persona reciba algunos beneficios, pero al subir de nivel empiezan a cobrarle cada vez más y es cuando se evidencia de forma más clara la estafa. A su vez, los delincuentes tienen contemplado que solo unas pocas personas llegarán hasta los niveles altos de la estafa piramidal, por eso el “reclutamiento” es masivo, tal como relató Guzman en el grupo de Telegram en el que lo incluyeron.
A esta metodología ahora se suman las herramientas de inteligencia artificial, que permiten nuevos engaños. Por ejemplo, se ha registrado el uso de deepfake, creados a partir de la realización de videollamadas de números desconocidos, que graban a la víctima y luego utilizan el video para engañar a personas cercanas, haciéndoles “decir” mensajes falsos para pedir dinero en falsos momentos de urgencia o para extorsiones.
Una de las principales recomendaciones de los expertos en ciberseguridad para evitar estos engaños es no contestar a números desconocidos, y menos aún a videollamadas, ya que en pocos instantes pueden grabar o extraer información sensible de la víctima.
Mantener la aplicación de WhatsApp actualizada también es importante, pues se van generando nuevos parches que pueden filtrar las acciones de los delincuentes.
Por otro lado, las compañías no contactan a los aspirantes a través de redes como WhatsApp, y menos aún si la persona no aplicó a ese puesto. Tampoco utilizan número de teléfono con prefijos internacionales ni cuentas de correo en servicios masivos como Gmail, Outlook u otros.
Desde BBC Mundo agregan que no es recomendable tener información sensible en los chats de mensajería, como fotos de identificaciones, contraseñas de cuentas de servicios o de datos personales, pues los ciberdelincuentes suelen buscar este tipo de información en las conversaciones. Incluso en las interacciones con conocidos, porque “no siempre se sabe con seguridad quién está del otro lado”, en referencia, también, a las suplantaciones de identidad.
Por último, si ya ocurrió el robo de información, es importante acudir a la policía cibernética local para dejar constancia de lo ocurrido, en el caso de que se produzca posteriormente un delito mayor en el que aparezcan datos de la víctima.