Corría el año 2021 cuando el Primer Ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, afirmaba que, “decidí convertir a Israel hace 8 años en una de las 5 potenciales mundiales en Ciber Seguridad, creo que lo hemos alcanzado, la verdad creo que encabezamos la lista”.
Y desde luego que actualmente Israel puede considerarse, sin ningún género de dudas, una super potencia en Ciberseguridad que ha sabido desarrollar una industria única que le nutre de las soluciones más innovadoras.
Israel tiene solo un tercio más de habitantes que la Comunidad de Madrid. Su entorno geoestratégico es hostil, lo que le obligaba a establecer una estrategia de defensa donde la seguridad del país se convertía en el eje principal de su economía, con ejemplos únicos como la cúpula de hierro anti misiles o Iron Dome, la muestra tecnológica de automatización de defensa antimisiles más moderna que existe a nivel mundial, al que suman una inversión en I+D dedicada a tecnología y sistemas de información muy alta: Ciberseguridad.
Todo eso requirió una planificación de recursos económicos y humanos a largo plazo que data de hace más de 30 años, y que tiene uno de sus puntos trascendentales en sus instalaciones de Be´er Sheva al crear su CyberPark, donde concentran su knowhow de ciberseguridad y un gran polo de crecimiento tecnológico. Ese polo se cimentó sobre el Cuartel General de la Unidad 8200, también conocida como Yehida Shmone Matayim y que pertenece a los Cuerpos de Inteligencia del Ministerio de Defensa, Aman.
El objetivo de la unidad es evitar planes y ataques contra el Estado, sus empresas, instalaciones y sus ciudadanos, así como hacer inteligencia en las redes para escuchar que está pasando, informar y operar.
Al comienzo del Congreso Mundial de Ciberseguridad 2023, que se ha celebrado en Tel Aviv del 30 de enero al 1 de febrero, desde Escudo Digital asistimos a una charla interesante con el título de “Unidad 8200, Secretos de Emprendimiento en Colaboración con la Asociación de antiguos miembros de la unidad”. En la mesa redonda participaron Shira Shamban, CEO de Salvo; Gal tal -Hochberg, CTO de Team8; Daniel Krivelevich, CEO de Cider Security, y Noa Zilberman, Head de Check Point. Todos ellos ex miembros de la Unidad 8200.
Este proceso de prueba pretende asignar a cada individuo el lugar más adecuado para él y por tanto para la comunidad. Distinguen entre dos grandes grupos de candidatos: los ordenados, obedientes y que atienden bien a las órdenes, a los que denominan Rosh Katan o cabezas pequeñas -se les asignan unidades operativas de campo-; y los Rosh Gadol o cabezas grandes, que son personas de pensamiento más audaz, que no dudan en cuestionar, salir a pensar fuera de la caja, con capacidad de toma de decisiones rápida y liderazgo. De este segundo grupo de perfiles selecciona al 1% de los candidatos; son los futuros miembros de la Unidad 8200. Esta preselección exhaustiva, ayuda luego en el proceso de rápido entrenamiento y aprendizaje que dura todo el proceso de prestación de servicio obligatorio. A estos jóvenes se les forma y se les empodera, se les anima a cuestionar y a tomar decisiones.
Un arduo entrenamiento para proteger y espiar
Esa formación está compuesta por Boot Camps técnicos, entrenamiento en distintos idiomas, escuela de inteligencia donde les obligan a desempeñar distintos roles; se les entrena para poder desarrollar labores de code making & code breaking, para proteger y espiar.
Una vez terminada la prestación obligatoria, las llamadas de sirenas en forma de ofertas económicas de multinacionales hacen que el 25% de ellos salga al sector privado todos los años. Los que se quedan pasan a formar parte de programas de especialización que pueden suponer la estancia obligatoria de entre 8 y 10 años adicionales, como ocurre con los miembros del Programa Talpiot que nace en 1979, u otros programas como las unidades 9900 de inteligencia visual, o la Unidad 81 o también conocida como Toy Factory.
Al finalizar sus contratos dichos profesionales salen también al mercado privado en forma de emprendedores o ejecutivos de grandes empresas. Reciben el apoyo del venture capital mundial, así como por el propio Estado, ya que todos saben que forman parte de un ecosistema que genera riqueza para su país y sus habitantes, y son recompensados por los servicios prestados.
Además, siempre tienen la puerta abierta para volver una vez al año a reciclarse y seguir formando el mayor network tecnológico que existe. Por lo general, la mayoría de expertos que sale de la unidad 8200 tarda poco en conseguir un buen puesto en el mundo laboral, debido a que todo lo aprendido en la unidad la mayoría de las empresas lo consideran esencial.
Aunque también tienen sus problemas, como explicó Shira Shamban, CEO de Salvo, quien afirmó que ella se ha topado con más de un ex 8200 aplicando a su empresa, y que al final de la entrevista los tuvo que descartar debido a el ego de dichos aspirantes, ya que muchos de ellos, al salir de la unidad, se consideran la última gota de agua del desierto y, según explica esta experta, es importante mantener la mente abierta y una actitud positiva, ya que siempre hay más capacidad para aprender de los demás.
Pero si hay algo en lo que los cuatro invitados estuvieron de acuerdo en esta mesa redonda era en cómo la unidad 8200 les ayudó a mejorar su capacidad de análisis en relación a la toma rápida de decisiones, debido a que “Israel históricamente ha sido un país atacado por norte, sur y este, y aparte de ser un país muy pequeño a lo largo es extremadamente estrecho, por lo que no tienen margen de error en la mayoría de los casos, ya que de producirse alguno estaríamos viendo a los tanques enemigos entrando en la capital del país en media a una hora”, comentó Gal tal Hochberg.
A raíz de esto, Daniel Krivelevich añadió que también son adiestrados mentalmente después de alguna misión o desafío fallidos y planteó esta interesante cuestión: “Si neutralizamos solamente el 80% de un ataque, ¿cuenta cómo un 80% de victoria o un 20% de derrota?”. A lo que se respondió que, "aunque siempre queremos ganar al 100% no siempre es posible, y es esencial mantener la mente fuerte en esos momentos”. Todos sus compañeros de mesa afirmaron con la cabeza.