Pasaron a la historia las truculentas historias de novela negra basadas en hechos reales, o ficticias en las que las discretas mujeres asesinaban a sus maridos de forma lenta y silenciosa administrándoles venenos. Ahora todo puede ser mucho más limpio e indetectable. Según publica Wired y recoge el diario El Mundo, ya es posible matar a alguien apretando la tecla de un móvil.
Ya publicamos en Escudo Digital el caso de un joven, relatado por Ángel Bahamontes, presidente de la ANTPJ: sin pretenderlo estuvo punto de matar a su padre mientras jugaba con su consola. Es posible acabar la vida de alguien de forma voluntaria hackeándole el marcapasos; ese dispositivo que lo mantiene con vida.
En este caso, revelado por Wired, las hipotéticas víctimas no padecen problemas cardiovasculares, sino diabetes, y estamos hablando de una aplicación diseñada para matar.
Los hackers éticos Rios y Butts se hicieron eco hace dos años del peligro que suponen las bombas de insulina que utilizan muchos diabéticos en todo el mundo. Se trata de apps que han incorporado mandos por control remoto muy parecidos a los de los automóviles, de forma que los pacientes puedan regular sus dosis. El vector de riesgo del que advirtieron Rios y Butts es que mediante los mandos por control remoto, la seguridad de estas apps corría graves riesgos de verse comprometida. Un asesino podría liberar dosis tan grandes que podían matar al enfermo.
Aunque los avisos de estos hackers fueron respaldados por el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, la Agencia Alimentaria y Medtronic, nadie puso remedio. Estos hackers éticos han redoblado sus esfuerzos, y por supuesto, sin llegar a utilizarla, para concienciar a los diabéticos y a la sociedad en general, han creado una app que rastrea las bombas de insulina, las toman por control remoto y les pueden ordenar que descarguen dosis letales. La noticia ha sido recogida incluso en la CBS.
La app asesina suplanta el mando a distancia de la bomba de insulina y, mediante su interfaz, puede programar la bomba descargando una dosis mortal de necesidad sin que el diabético pueda hacer nada para evitarlo. Solo escucharía un pitido antes de comenzar la cuenta atrás hacia la muerte, y no tendría tiempo de quitarse el aparato. "En esencia, hemos desarrollado un mando a distancia universal para todas las bombas de insulina", han destacado.
Tras crear esta app asesina han conseguido que los avisos que hicieron hace dos años no caigan en saco roto. De hecho, han realizado varias demostraciones con la Agencia del Medicamento de Estados Unidos y con las empresas que han creado los sistemas para liberar insulina, que comenzarán a tomar medidas.