Ciberseguridad, el talón de Aquiles del arma hipersónica

La tecnología de última generación no evita la posibilidad de ataques de hackers para manipular los sistemas de transmisión de datos.

Oscar Ruiz -Escudo Digital.

Experto en migraciones y analista internacional.

Guardar

El Boeing X-51 Waverider vuela a velocidad hipersónica. Foto: Wikipedia
El Boeing X-51 Waverider vuela a velocidad hipersónica. Foto: Wikipedia

Los misiles hipersónicos son, además de una tecnología disruptiva, una realidad, y así lo demuestra su uso en los conflictos entre Ucrania y Rusia e incluso en la crisis del Mar Rojo. Pero si los más modernos sistemas antiaéreos no pueden detener a estos aparatos, quizás los hackers si puedan hacerlo.

Viajan los misiles hipersónicos a velocidades superiores a Match 5 (por encima de 6200 kilómetros por hora). Precisamente debido a esa velocidad, pero sobre todo a su maniobrabilidad, son hoy en día prácticamente imposible de alcanzar y destruir en vuelo, al contrario de los veloces, pero predecibles ICBM. Este tipo de armamento puede incluir HGVs (Vehículos planeadores hipersónicos) y misiles de crucero hipersónicos. Esta combinación permite a los HGVs evadir las defensas convencionales y, potencialmente, convertirse en armas estratégicas (especialmente si van cargados con ojivas nucleares).

Vulnerabilidad

Estos sistemas mezclan materiales ultramodernos (para soportar fricción y temperatura a esas velocidades), sistemas de guiado de última generación e ingeniería aeronáutica de vanguardia. Los sistemas de guiado y control del vehículo, cruciales para las modificaciones precisas de trayectoria y el seguimiento de objetivos, incorporan sensores sofisticados, ayudas de navegación y computadoras a bordo. Y toda esta maravilla tecnológica y modernos sistemas convierten precisamente en vulnerable a esta arma, ya que podrían ser susceptibles de ciberataques. En este caso, los hackers podrían interceptar y manipular los sistemas de transmisión de datos de los vehículos, particularmente las líneas de comunicación que enlazan los centros de control con los vehículos. La integridad de todo el sistema de mando nuclear podría estar en riesgo, porque estos vehículos están integrados en las infraestructuras de defensa nacional. Abordar estas vulnerabilidades requiere medidas robustas de ciberseguridad para proteger estos sistemas críticos de amenazas potenciales.

Pero teniendo en cuenta que estos misiles pueden (y son) cargados con ojivas nucleares, el asunto se pone aún más serio si cabe, y nos hace preguntarnos qué medidas de seguridad a este respecto se van a tomar para proteger estos sistemas de armas.

Misiles hipersónicos DF-17 chinos.
Misiles hipersónicos DF-17 chinos.

Incidentes

En las últimas dos décadas, los incidentes cibernéticos han amenazado significativamente las infraestructuras esenciales, incluidos los sistemas de mando y control nuclear. Podemos recordar algunos importantes como Stuxnet (2010), uno de los ciberataques más famosos y sofisticados, Stuxnet fue un gusano informático diseñado para sabotear el programa nuclear iraní. El malware, atribuido a Estados Unidos e Israel, infectó la planta de enriquecimiento de uranio en Natanz y dañó cerca de 1.000 centrifugadoras utilizadas para la producción de material nuclear. El ataque cambió para siempre la percepción sobre las vulnerabilidades cibernéticas en instalaciones nucleares, demostrando que los sistemas industriales aislados (air-gapped) no eran inmunes a los ciberataques.

El hackeo a Korea Hydro & Nuclear Power (KHNP) (2014), en Corea del Sur, a través del grupo de hackers Kimsuky, consistió en el robo de información altamente sensible como planos de reactores nucleares y estimaciones de exposición a la radiación. Aunque el ataque no afectó directamente la operación de las plantas, causó alarma pública y provocó cambios en las políticas de ciberseguridad del país. Este incidente subrayó las vulnerabilidades de las infraestructuras civiles y cómo un ataque podría tener consecuencias severas si no se toman las medidas adecuadas.

También se debe citar el ataque a la planta nuclear de Kudankulam en India (2019). Aunque las autoridades inicialmente negaron el incidente, más tarde confirmaron que un grupo de hackers había comprometido la red administrativa de la planta. Si bien no hubo impacto en los sistemas críticos operacionales, la acción resaltó la fragilidad de las infraestructuras nucleares ante amenazas cibernéticas.

Y por último hay que mencionar el Aurora Generator Test (2007). Un experimento realizado por el Laboratorio Nacional de Idaho mostró cómo 21 líneas de código podían dañar físicamente un generador de gran tamaño. Este experimento sirvió como un punto de inflexión para comprender cómo un ciberataque puede tener consecuencias físicas directas, abriendo la puerta a nuevas preocupaciones sobre la seguridad de las infraestructuras energéticas y nucleares.

Preocupación

Estos casos ejemplifican la necesidad crítica de protocolos estrictos de ciberseguridad para proteger los sistemas sensibles y prevenir riesgos potenciales. La vulnerabilidad de las infraestructuras esenciales a las amenazas cibernéticas es una preocupación importante para los HGVs, que utilizan redes de comunicación complejas cruciales para sus operaciones. Y por ello las necesarias medidas de mitigación de los HGV,s se vuelven fundamentales para plantearse si quiera el uso de este tipo de sistemas (nucleares). Si los conceptos de disuasión nuclear y estabilidad estratégica ya han sido complicados de mantener entre los Estados para mantener el equilibrio de poder, ahora que llegan los HGV,s se complica más el asunto para garantizar los sistemas de mando y control y sumarles medidas de ciberseguridad, todo ello para evitar el despliegue no autorizado de estas armas sumamente letales y casi imposible de interceptar una vez en el aire. Es decir, asegurar a los demás Estados que tienes bajo control tus armas hipersónicas consigue asegurar la paz y estabilidad global, además de promover una atmosfera internacional más transparente y de cooperación.

Es una tecnología que ha llegado para quedarse y que supone una capa más de complejidad en cuanto a armas nucleares desplegables y difícilmente interceptables una vez en camino hacia el objetivo. Se antoja casi más importante las medidas de ciberseguridad para mitigar todos los riesgos asociados a este tipo de sistemas de armas que su propio uso estratégico, y que no se conviertan en nuevas amenazas para una ya delicada paz global.