El CNI no se puede permitir el veto de España a Israel

La cooperación con servicios de inteligencia de élite como la israelí no es opcional para el CNI: es una necesidad estratégica.

Ramón C. Riva.

Ex militar y experto en Seguridad.

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Logotipo del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) | Foto: Eduardo Parra/Europa Press
Logotipo del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) | Foto: Eduardo Parra/Europa Press

Si preocupados están los militares del Ejército Tierra, sobre todo en Artillería (España carece de sistemas lanzacohetes medio y largo alcance desde la retirada del lanzacohetes Teruel a finales de 2011) por la posible cancelación o retraso del programa SILAM a raíz de los vetos a la industria armamento de Israel, más lo están aún (y con motivo) sus compañeros del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).

En el caso del SILAM, a pesar de que el Gobierno anunció la suspensión de relaciones comerciales en materia de defensa con Israel debido al conflicto en Gaza, parece ser que tanto el acuerdo para el desarrollo del sistema de lanzacohetes SILAM, en colaboración con la empresa israelí Elbit Systems, como la adquisición de misiles SPIKE LR2 continúan.

El Ministerio de Defensa justifica la continuidad de estos acuerdos argumentando que los componentes tecnológicos israelíes son "no sustituibles", lo que impide su cancelación sin afectar las capacidades defensivas del país.

En el caso del CNI, en las relaciones entre el Gobierno de España e Israel no paran de llevarse sustos, y esperan que la crisis no vaya a mayores.

Para una potencia media como es España, ‘tacaña’ además con sus presupuestos de Defensa y servicios de Información (el plan de defensa presentado por Pedro Sánchez incluye un incremento de 106 millones para los servicios de inteligencia, que hasta ahora tenían asignados 337 millones), la cooperación internacional del CNI con servicios inteligencia de 'primera división', como sin duda son los israelíes es fundamental, hasta el punto de que resulta imprescindible contar con ellos.

Análisis DAFO del CNI

Para lograr fotografías concretas sobre situaciones de una organización en un momento dado, resulta útil apoyarse en el clásico sistema DAFO (llamado SWOT en inglés), una herramienta estratégica que como muchos lectores sabrán (y emplearán con frecuencia) identifica las Debilidades (factores internos negativos), las Amenazas (factores externos negativos), las Fortalezas (factores internos positivos), y las Oportunidades (factores externos positivos).

En el caso de nuestro actual Centro Nacional de Inteligencia, esto es lo que un análisis DAFO nos diría:

Amenazas

Entre las posibles amenazas nos encontramos principalmente con los ciberataques y espionaje de potencias extranjeras (China, Rusia...); con el uso creciente de inteligencia artificial por actores hostiles; con el riesgo de politización de sus operaciones, y con las fugas mediáticas que afectan a su imagen y eficacia (los puntos 3 y 4, con el caso Pegasus, no le hicieron mucho bien en su prestigio internacional y son "daños aún por cerrar").

Debilidades

Aquí tenemos la dependencia de decisiones políticas (que de hecho han afectado su operatividad); la escasa transparencia pública (obligada por su naturaleza, pero genera desconfianza); las limitaciones presupuestarias frente a otros servicios internacionales; la dificultad para atraer y retener talento especializado; o los riesgos internos de fugas de información o espionaje interno.

Oportunidades

Propiciadas por el incremento de amenazas híbridas (ciberseguridad, desinformación), que justifica su modernización y aumento presupuestario (+30%); el aumento de la cooperación internacional en seguridad e inteligencia; la aplicación de las nuevas tecnologías (IA, big data) en las labores de inteligencia; o la creciente demanda de servicios de contrainteligencia en sectores estratégicos (empresas tecnológicas, infraestructuras críticas).

Fortalezas

Por último, en este punto encontramos la alta especialización del personal en inteligencia y seguridad; el acceso a información sensible nacional e internacional; una infraestructura tecnológica avanzada; la cooperación con servicios de inteligencia aliados (OTAN, UE...), o un marco legal que ampara su actuación (Ley Reguladora del CNI).

Si nos fijamos, tanto en Oportunidades como en Fortalezas, la cooperación con otros servicios inteligencia aliados, aparece como vital. Pero esta cooperación no es una buena intención, una palabra hueca o un caso de Power Point. Respecto al CNI es fundamental llevarla a la práctica.

¿Con quién colabora el CNI internacionalmente?

El Centro Nacional de Inteligencia colabora internacionalmente, por un lado, con los servicios de inteligencia aliados, como la CIA (EE.UU.), el MI6 (Reino Unido), el DGSE (Francia), el BND (Alemania), o el Mossad (Israel), entre otros.

Asimismo, lo hace con organizaciones multilaterales como la OTAN y la Unión Europea (a través de plataformas de intercambio de inteligencia), y también con los servicios de países no aliados, en cuestiones muy concretas como la lucha contra terrorismo yihadista, el crimen organizado o las ciberamenazas.

Esta colaboración se realiza de diversas maneras, preestablecidas entre ambas partes, tales como el intercambio de información clasificada sobre amenazas terroristas, ciberataques, tráfico de armas, redes de espionaje, etc. (la más común); la puesta en marcha de operaciones conjuntas (en secreto) para capturar terroristas, proteger infraestructuras críticas o hacer ciberdefensa; la participación en foros internacionales en los que los servicios de inteligencia comparten análisis, alertas tempranas y tendencias de amenazas; o las misiones diplomáticas secretas (reuniones discretas, intercambio de agentes, acuerdos especiales).

En el caso concreto del CNI, sus mecanismos de colaboración son los Acuerdos bilaterales secretos, es decir, con tratados especiales entre España y otro país (por ejemplo, EE.UU., Francia, Marruecos), que no son públicos, y permiten intercambio rápido de información y operaciones conjuntas, y que suelen cubrir temas como la lucha contra el terrorismo, ciberseguridad, seguridad de infraestructuras críticas.

Otro mecanismo son las redes multilaterales de inteligencia, con ejemplos de participación de España como la OTAN Intelligence Fusion Centre (IFC), el Club de Berna (red informal de colaboración entre servicios de inteligencia europeos y aliados occidentales para compartir información sobre terrorismo y crimen organizado); o el CTG (Counter Terrorism Group), grupo especial formado tras los atentados del 11-S, donde 30 servicios de inteligencia europeos (incluido el CNI) coordinan la lucha contra el terrorismo.

Además es habitual que el CNI participe en misiones clandestinas en el extranjero junto a servicios aliados, como localización de terroristas en Siria o el Sahel, la prevención de atentados en suelo europeo, el rescate de ciudadanos españoles secuestrados en zonas de conflicto o identificación de redes de espías enemigos (contrainteligencia).

Y, por último, los llamados oficiales de enlace, que son agendes del CNI destinados dentro de embajadas (a veces como "agregados diplomáticos") que realmente son oficiales de inteligencia. Estos oficiales trabajan en contacto directo con agencias locales, compartiendo información y pidiendo cooperación rápida.

El Club de los Cinco

El "Club de los Cinco" (Five Eyes) es una alianza de espionaje creada entre cinco países: Estados Unidos (NSA, CIA), Reino Unido (GCHQ, MI6), Australia (ASD, ASIO), Canadá (CSE, CSIS) y Nueva Zelanda (GCSB, NZSIS) que se formó oficialmente después de la Segunda Guerra Mundial para compartir inteligencia electrónica (SIGINT) y coordinar espionaje global. Son tan cercanos que se consideran como un solo bloque de espionaje, compartiendo casi todo su acceso a comunicaciones interceptadas (internet, llamadas, mensajes, satélites, etc.).

Comparten Interceptación de comunicaciones mundiales (teléfonos, correos electrónicos, redes sociales), análisis de amenazas de ciberseguridad, Información de inteligencia humana (HUMINT) en zonas de conflicto, operaciones de vigilancia conjunta (contra enemigos estratégicos como Rusia, China, Irán). En este punto cabe recordar la miniserie de televisión de seis capítulos para Movistar+ que adapta el cómic El tesoro del Cisne Negro, de Amenábar.

El CNI y España no forman parte del "Club de los Cinco", sin embargo, España y el CNI tienen relaciones especiales con algunos miembros (por ejemplo, la CIA de EE.UU. y el MI6 británico) y, en concreto, tiene un acuerdo muy estrecho con la CIA y el FBI para prevenir atentados terroristas en Europa.

A veces se habla de "Nine Eyes" o "Fourteen Eyes" (alianzas más amplias) donde entran países amigos como España, Alemania, Francia, Italia, Países Bajos,  etc., pero con acceso muy limitado, y donde el CNI recibe información filtrada o resumida de Five Eyes en situaciones críticas (por ejemplo, amenazas de terrorismo, ciberataques masivos). Posiblemente, el Club de los Cinco sea el mayor recapitulador y filtrador de información de seguridad del mundo, con un líder y mayor inversor en seguridad destacado, Estados Unidos (en conjunto, el gasto en agencias de seguridad e inteligencia de EE.UU. en 2024 superó los 200 mil millones de dólares, o lo que es lo mismo, 444 CNIs) que es a su vez el mayor y más cercano aliado de Israel.

España, como país europeo y de firmes creencias, debe defender sus ideas de lo que considera es un orden mundial justo, pero estas no se defienden ofendiendo gratuitamente a aliados, de los que depende –en gran medida– nuestra propia seguridad.

Terminaré planteando un ejercicio sencillo: de todas las Fortalezas y Oportunidades del análisis DAFO, bórrense las que tienen que ver con la colaboración del estado de Israel. El resultado claro es que en cuestiones de seguridad y Defensa, España depende mucho más de Israel que Israel de España, y en este punto es donde se encuentra la fina raya que debería separar la razón de Estado de los intereses de partido.