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Cómo los retrasos en las entregas pueden afectar a la industria española de defensa

El aumento de costes y el daño a la reputación, entre las posibles consecuencias.

Oscar Ruiz -Escudo Digital.

Experto en migraciones y analista internacional.

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Vehículo de combate sobre ruedas 8x8 Dragón. Foto: Ministerio de Defensa.
Vehículo de combate sobre ruedas 8x8 Dragón. Foto: Ministerio de Defensa.

El programa del vehículo 8X8 está causando verdaderos quebraderos de cabeza al Ministerio de Defensa y a una parte importante de la industria, ¿pero, será este un caso aislado o habrá que acostumbrarse a importantes (y caros) retrasos?

El muy reciente fallo de la Audiencia Nacional, que confirma una multa de 9 millones de euros impuesta a la Unión Temporal de Empresas (UTE) formada por Santa Bárbara, Sapa e Indra por los retrasos en el programa del vehículo 8x8 Dragón es un golpe significativo, ya que este retraso de tres años en la entrega de los prototipos ha generado multas económicas que afectarán no solo a sus balances financieros, sino también a su reputación dentro de la industria.

Pero en el ámbito internacional, estas sanciones no son raras con este tipo de proyectos. Por ejemplo, en 2020, Boeing afrontó una multa considerable de 2.500 millones de dólares por fallos en la seguridad de sus aviones de combate, lo que refleja que incluso grandes empresas con décadas de experiencia pueden sufrir consecuencias económicas por incumplimientos.

Otro ejemplo destacado es Airbus, que en 2020 acordó pagar más de 3.900 millones de dólares en sanciones globales por un esquema de sobornos y violaciones de normativas de exportación en varios países, incluidas multas impuestas por los Gobiernos de EE.UU., Reino Unido y Francia. O, por último, Lockheed Martin, que ha pagado hasta 265 millones de dólares en sanciones relacionadas con problemas de facturación en el programa F-35, uno de los proyectos más costosos y problemáticos de la industria.

Al igual que en otros tipos de proyectos, en el caso del sector de defensa los retrasos y sobrecostes son riesgos completamente inherentes debido a la complejidad de los proyectos (especialmente los que se empiezan desde cero), pero las sanciones tienen un impacto significativo tanto en la reputación como en la credibilidad de las empresas implicadas.

Consecuencias para la industria de defensa española

¿Qué consecuencias pueden suponer los retrasos y esta multa millonaria para la industria de defensa española? Obviamente, esta sentencia va a impactar en futuras licitaciones, ya que podrían influir negativamente en la capacidad para ganar futuros contratos con el Ministerio de Defensa o incluso en el ámbito internacional, al cuestionarse su capacidad para cumplir con los plazos. Por supuesto, su reputación queda dañada porque este tipo de sanciones afectan a la imagen de fiabilidad de las compañías, algo crucial en el competitivo sector de defensa. La percepción de que no cumplen con los plazos establecidos podría debilitar su posición en mercados internacionales.

A esto habría que sumarle las tensiones con el Gobierno, porque las sanciones refuerzan la presión sobre estas empresas no solo en términos financieros, sino también en su relación con el Ministerio de Defensa, lo que puede generar fricciones en proyectos futuros. Y por supuesto un aumento de los costes, debido a que la necesidad de cumplir con los plazos a partir de ahora podría derivar en mayores inversiones para evitar sanciones, lo que a su vez tal vez aumente los costes operativos de las empresas.

Este tipo de multas, aunque no inusuales en la industria global de defensa, son un recordatorio de la importancia del cumplimiento de los contratos y los plazos. Para España, que busca consolidar su industria de defensa en el panorama global, estos eventos representan un obstáculo que podría retrasar su competitividad frente a otros actores europeos e internacionales.

Timeline de un proyecto interminable

El proyecto del vehículo Dragón se está alargando en el tiempo y poco a poco recuerda a ese macroproyecto de Defensa que ha sido  el desarrollo y construcción del submarino Isaac Peral S-81.

Conceptualización del proyecto (2007-2010)

En el 2007, se identifica la necesidad de un nuevo vehículo blindado 8x8 para reemplazar los antiguos BMR en servicio desde los años 70, debido a su obsolescencia y la falta de capacidad de protección frente a amenazas modernas, como minas y artefactos explosivos improvisados (IEDs). En 2010 se inician estudios preliminares para definir los requisitos y características del futuro vehículo, enfocado en mejorar la movilidad, protección y capacidades de combate en un entorno moderno.

Lanzamiento oficial del programa (2015-2016)

En el 2015, el Ministerio de Defensa decide avanzar con el proyecto del 8x8 Dragón. La elección del nombre refleja la necesidad de un vehículo robusto y versátil para las operaciones del Ejército de Tierra. En 2016 se lanza un concurso para seleccionar a las empresas encargadas de desarrollar el vehículo. Indra, Sapa y Santa Bárbara se posicionan como los principales contratistas, formando una Unión Temporal de Empresas (UTE) para asumir el liderazgo en el desarrollo del proyecto.

Adjudicación del contrato (2018)

En el 2018, el Ministerio de Defensa adjudica un contrato inicial de 1.200 millones de euros para la producción de 348 vehículos blindados 8x8 Dragón. El contrato incluye la fabricación y entrega de los primeros prototipos para pruebas de campo y la validación técnica del vehículo.

Santa Bárbara sería responsable de la producción de la plataforma blindada. Indra estaría encargada de los sistemas de comunicaciones y de la integración tecnológica. Sapa sería responsable de los motores y las transmisiones.

Problemas iniciales y retrasos (2019)

En 2019, comienzan a surgir los primeros retrasos en la entrega de los prototipos. Las pruebas de los primeros vehículos se ven afectadas por problemas técnicos, especialmente relacionados con la integración de sistemas y la protección balística. Esto genera preocupación en el Ministerio de Defensa, pues el vehículo debía estar listo para pruebas en ese mismo año.

Pruebas de los primeros prototipos (2020)

En 2020, tras varios ajustes y correcciones, se presentan los primeros cinco prototipos para ser probados por el Ejército de Tierra. Sin embargo, las pruebas revelan la necesidad de más mejoras, lo que provoca nuevos retrasos. Al mismo tiempo, se comienza a hablar de la posible ampliación del programa a más de 1.000 vehículos si se superan los problemas técnicos iniciales.

Sanciones y reestructuración del proyecto (2022)

En 2022, los problemas técnicos y los retrasos llevan a una sanción del Ministerio de Defensa a las empresas de la UTE por incumplimiento de plazos, con una multa de 9 millones de euros. La Audiencia Nacional ratifica la decisión de sancionar a Indra, Sapa y Santa Bárbara. A pesar de los retrasos, el proyecto sigue adelante con la corrección de fallos y la entrega de un número limitado de vehículos. Las sanciones, sin embargo, afectan a la reputación de las empresas, que se ven bajo mayor presión para cumplir con los nuevos plazos acordados con el Ministerio de Defensa.

Avances y situación actual (2023)

En 2023, se reanuda la producción de los vehículos en las instalaciones de Santa Bárbara en Trubia, Asturias. Aunque el proyecto ha superado algunos de sus problemas iniciales, los retrasos y sanciones siguen siendo un tema de debate, tanto en la industria como en el ámbito político y militar.

El vehículo 8x8 Dragón está en proceso de producción, con la expectativa de que su implementación completa en el Ejército de Tierra se logre en los próximos años, aunque las demoras están generando mucha incertidumbre sobre los tiempos exactos.