China acaba de mostrar al mundo (es el primer Estado en el mundo que revela una herramienta de este tipo) que puede (¿y quiere?) cortar cables submarinos de comunicaciones. El dispositivo en cuestión ha hecho saltar las alarmas de Occidente, ya que estos cables bajo el mar bien podrían cambiar el equilibrio geopolítico.

¿Uso civil o amenaza estratégica?
A pesar de que los responsables del desarrollo y fabricación de este dispositivo aseguran que el propósito principal de este aparato es la recuperación de objetos en el lecho marino y la minería submarina, su potencial doble uso preocupa a la comunidad internacional, primero por los recientes supuestos casos de sabotaje por corte de cables submarinos en Europa y también por las posibilidades a este respecto de esta máquina.
El Centro de Investigación Científica de Buques de China (CSSRC) y el Laboratorio Estatal Clave de Vehículos Tripulados de Alta Mar son las instituciones detrás de este avance tecnológico.
El dispositivo consta de una muela abrasiva recubierta de diamante de 150 mm que gira a 1.600 revoluciones por minuto, lo que le permite cortar eficazmente cables reforzados con acero, goma y polímeros. Su motor de un kilovatio, combinado con un reductor 8:1, proporciona la potencia necesaria para operaciones prolongadas en condiciones de alta presión bajo el mar. Además, su carcasa de aleación de titanio y los sellos compensados con aceite le permiten resistir presiones de hasta 400 atmósferas, características que facilitan su integración en sumergibles avanzados, tanto tripulados como autónomos.
Esta herramienta híbrida podría operar hasta los 4.000 metros de profundidad (normalmente estos cables se encuentran sobre los 2.000 metros y los situados a 1.500 m de profundidad o menos suelen estar blindados por factores ambientales) y cortar cables submarinos que estuvieran incluso blindados. Parece claro que Pekín quiere enviar un mensaje claro al mundo y a sus vecinos “no amigos”: sabemos lo importante que son estos cables y tenemos los medios para sabotearlos.
El gigante asiático también está avisando o recordando sus ambiciones territoriales en el Indo-Pacifico y, como señala perfectamente el manual de guerra híbrida, podría usar este artefacto sin tener la necesidad de recurrir a la guerra o un conflicto armado directo.

Antecedentes de sabotajes recientes
Todo este asunto de la tecnología “cortacables submarinos” china viene precedido de algunos incidentes en aguas principalmente europeas, aunque también se han producido en otras regiones. Los “sospechosos habituales” de estos incidentes suelen ser China y Rusia.
- Noviembre de 2024. Mar Báltico. Dos cables de telecomunicaciones submarinos, el BCS East-West Interlink y el C-Lion1, sufrieron rupturas casi simultáneas. Las investigaciones señalaron al buque chino Yi Peng 3, que estaba en la zona durante los incidentes, como posible responsable. Se sospecha que el ancla del barco pudo haber causado los daños, ya sea accidentalmente o bajo la influencia de inteligencia rusa.
- Octubre de 2023. Mar Báltico. Un cable que conectaba Finlandia con Estonia fue cortado inesperadamente. Las investigaciones apuntaron a un barco chino, elevando las tensiones en la región y destacando la vulnerabilidad de esta infraestructura crítica.
- Diciembre de 2024. Mar Báltico. El buque ruso Eagle S fue detenido por las autoridades finlandesas bajo sospecha de causar “sabotaje agravado” tras dañar el cable de alimentación submarino Estlink 2 entre Finlandia y Estonia el día de Navidad. Se cree que el ancla del buque causó el daño, y se han incautado pruebas para la investigación.
- Enero de 2025. Estrecho de Taiwán. La Guardia Costera de Taiwán investigó un barco con nombre chino y bandera camerunesa por la rotura de un cable submarino que conecta la isla con Estados Unidos. Aunque el servicio no se vio afectado, se sospecha de un sabotaje intencionado, similar a incidentes recientes en el Báltico.

cortado en enero de este año 2025 entre Taiwan y EE.UU.
Foto: Administración Costera de Taiwán.
¿Un mensaje geopolítico encubierto?
Tan solo el conocimiento por parte del mundo de la existencia de esta máquina que puede cortar cables submarinos de comunicaciones podría producir una escalada notable de tensiones. Si se produce en los próximos meses otro sabotaje de este tipo, los Estados involucrados podrían mirar directamente a China, especialmente aquellos países que se encuentren cerca de los intereses marítimos de Pekín (Japón, Taiwán, Australia…).
El desarrollo de este tipo de tecnología ya no solo implica las capacidades o posibilidades operativas del aparato en sí, sino que toca cuestiones de control de redes de información, soberanía y, por supuesto, de equilibrios de poder en una región tan “caliente” como es el Indo-Pacifico.