El anuncio del nuevo caza de sexta generación F-47, por parte del mismo presidente Donald Trump, y concebido bajo el programa Next Generation Air Dominance (NGAD), ha sido adjudicado finalmente a Boeing. Esta asignación ha supuesto un verdadero respiro a su división de defensa, tras años de dificultades financieras.
Pero, más allá del significado industrial, el F-47 representa un salto tecnológico tan brutal, que obligará a Europa a replantear sus propias plataformas de combate aéreo, que se han quedado obsoletas, sobre todo, si quiere conseguir la tan renombrada autonomía estratégica.
F-47: el heredero del dominio aéreo
Algún general norteamericano ha descrito a este avión como “el primer caza tripulado de sexta generación del mundo”. El F-47 incorpora avances que superan de manera importante a sus predecesores F-22 y F-35.
- Mayor alcance, con un diseño modular que se adapta a diferentes teatros; Pacífico y Europa.
- Nueva tecnología de sigilo, con superficies de baja observabilidad más fáciles de mantener.
- Arquitectura abierta, para actualizar sensores, software y armas.
- Motor de tres flujos (GE XA102 o Pratt & Whitney XA103), que promete un 20% menos de consumo de combustible.
- Capacidad de operar en red junto a drones de combate (CCA), bajo un concepto de “familia de sistemas”.
Todo esto convierte al F-47 no solo en un caza, sino en un nodo de combate aéreo interconectado, capaz de liderar misiones complejas en entornos fuertemente disputados, especialmente frente a China.
¿Cómo responde Europa?
En el Viejo Continente, estamos intentando no depender de Washington en el ámbito militar, pero en el ámbito aéreo los norteamericanos acaban de dar un salto demasiado grande como para intentar prescindir de su tecnología, al menos al corto o medio plazo.
Varios programas compiten por mantenerse relevantes frente al avance estadounidense:
Dassault Rafale F4 (Francia)
El F4 es la versión más avanzada del Rafale, incorpora mejoras en la fusión de sensores, enlace de datos, nuevas armas aire-aire y aire-tierra, y compatibilidad con sistemas de combate colaborativo. Sin embargo, sigue siendo una plataforma de generación 4.5.

Eurofighter Typhoon Tranche 4 (Consorcio europeo)
Aunque goza de alta maniobrabilidad y aviónica avanzada, el Typhoon carece de diseño furtivo integral. Las mejoras recientes lo acercan al estándar F-35 en términos de sensores, pero no alcanza aún las prestaciones integradas que promete el F-47.

Saab Gripen E (Suecia)
Con un enfoque en coste-eficiencia, guerra electrónica y mantenimiento simplificado, el Gripen E es ideal para países con recursos limitados, pero no está diseñado para operar en entornos antiaéreos densos como los previstos para el F-47.

FCAS/SCAF (Francia, Alemania, España)
El verdadero contendiente europeo de sexta generación, pero aún en fase de diseño. Su entrada en servicio se espera entre 2040 y 2045, demasiado tarde si se confirma que el F-47 estará operativo antes de 2029.

Implicaciones estratégicas
A corto plazo, ni el Rafale ni el Eurofighter pueden competir con las capacidades anunciadas del F-47. La principal amenaza no es solo tecnológica, sino geoestratégica: si Estados Unidos despliega antes de 2030 un caza que opera en red con drones autónomos, utiliza propulsión adaptativa y es casi invisible al radar, el equilibrio aéreo dentro de la OTAN y frente a potencias como China o Rusia se verá alterado.
Europa debe acelerar el desarrollo de su propio sistema de sexta generación si quiere mantener autonomía estratégica. Mientras tanto, sus plataformas actuales seguirán siendo valiosas, pero jugarán en desventaja frente a una arquitectura de guerra centrada en red y que será dominada por el F-47.