¿Qué ocurre si un día te despiertas y tu GPS no funciona, tu internet es intermitente y los bancos no procesan pagos? No es una escena de ciencia ficción, es un escenario real que podría ocurrir si la congestión espacial sigue fuera de control.
El tráfico espacial se dispara y con él, el peligro de colisiones
Durante muchos años los dominios militares fueron únicamente tierra, mar y aire. Pero en 1957 el lanzamiento del Sputnik 1 por la Unión Soviética lo cambio todo. Aunque era un satélite civil, su éxito demostró que los soviéticos podían lanzar misiles balísticos intercontinentales (ICBM), lo que alarmó a EE.UU. y llevó al desarrollo de su propio programa espacial. En 1958 nacieron la NASA y DARPA en Estados Unidos, con la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA) enfocándose en aplicaciones militares del espacio.
Ya han pasado años de aquello y la humanidad ha convertido el espacio en un escenario clave para las comunicaciones, la seguridad y economía. La cantidad de satélites que orbitan la Tierra es brutal, permitiéndonos desde llamadas telefónicas hasta la cada vez más precisa predicción meteorológica.
Pero esos miles de satélites (aproximadamente 47.000 objetos en órbita y subiendo…), están congestionando la órbita terrestre. La carrera tecnológica entre potencias como Estados Unidos, China y Rusia han provocado esta congestión espacial, y con ella, la necesidad de modernizar los sistemas de rastreo espacial para evitar colisiones y proteger los activos críticos.
Basura espacial: el enemigo silencioso en órbita
Desde el lanzamiento del mencionado Sputnik 1 en 1957, el espacio ha sido utilizado con fines científicos, comerciales y militares. Hoy en día, la Red de Vigilancia Espacial de Estados Unidos (SSN, por sus siglas en inglés) monitorea aproximadamente 47.000 objetos en órbita, que incluyen satélites activos y grandes cantidades de basura espacial.
Ante un “trafico” tan sumamente denso, este rastreo es necesario para evitar colisiones y garantizar el correcto funcionamiento de los sistemas que dependen de estos dispositivos. Pero el crecimiento de la actividad espacial es exponencial, y los métodos utilizados hasta ahora han quedado obsoletos.
Las maniobras impredecibles de satélites adversarios y el lanzamiento constante de nuevas misiones han hecho que los sistemas actuales sean insuficientes y se hayan quedado desfasados.
Cómo un choque de satélites podría parar el mundo
Escombros y basura espacial son quizás de los mayores problemas que enfrenta la seguridad espacial. En el año 2023, la desintegración del satélite Intelsat 33e en la órbita geoestacionaria (GEO) generó más de 700 fragmentos de diferentes tamaños. A diferencia de la basura espacial en órbitas bajas, que eventualmente reingresa a la atmósfera y se desintegra, los fragmentos en la órbita geoestacionaria pueden quedarse allí para siempre, multiplicando el riesgo de colisiones.
Pero la congestión no es solo un problema técnico; también tiene implicaciones estratégicas. En 2022, un satélite chino, Shijian-21, demostró la capacidad de acoplarse y mover otro satélite fuera de su órbita. Aunque China afirmó que esta tecnología estaba diseñada para la eliminación de escombros espaciales, expertos de defensa han alertado que estas mismas capacidades podrían ser usadas para desactivar satélites enemigos en un conflicto.
Pero mucho más recientemente, en febrero de 2024 el satélite ruso de observación meteorológica Meteor-M2 colisionó con un fragmento de basura espacial en la órbita baja terrestre (LEO), generando más de 150 nuevos fragmentos. La ESA y la NASA han advertido sobre el creciente riesgo de este tipo de colisiones debido al aumento de satélites comerciales y basura espacial.

¿Puede la IA salvarnos de un choque espacial?
¿Qué hacer cuando los sistemas de rastreo tradicionales se vuelven ineficaces? Pues la comunidad espacial está recurriendo a la inteligencia artificial para mejorar la detección y seguimiento de objetos en órbita. Empresas como Slingshot Aerospace y ExoAnalytic Solutions han desarrollado algoritmos capaces de analizar grandes cantidades de datos en tiempo real, permitiendo identificar movimientos no previstos de satélites y así predecir (y evitar) posibles colisiones.
El mismo secretario de la Fuerza Aérea norteamericana, Frank Kendall, afirmó que las decisiones en futuros conflictos espaciales deberán tomarse a velocidad de máquina, y no a velocidad humana.
Por su parte, la Corporación RAND señala en un informe que la IA podría optimizar el uso de sensores, acelerar los cálculos orbitales y mejorar la identificación de posibles colisiones.
Pero la adopción de estas tecnologías en programas militares está siendo demasiado lenta, debido a la falta de regulaciones claras y una financiación insuficiente.
¿Quién controlorá el tráfico espacial?
Según el espacio se vuelve más disputado por cada vez un número mayor de países, la necesidad por modernizar los sistemas de rastreo aumenta de manera importante.
Sin tener mucha información de las intenciones chinas y rusas a este respecto, EE.UU. está solicitando mucho más presupuesto para desarrollar nuevas capacidades de vigilancia, mientras que el Programa de Seguridad y Defensa Espacial busca implementar tecnologías mucho más avanzadas en el próximo decenio.
Además del desarrollo de tecnologías e inteligencias para afrontar este problema, es fundamental que los países colaboren en la creación de protocolos comunes para la gestión del tráfico espacial y la mitigación de escombros. En marzo de 2024, un comité de la ONU ha propuesto una serie de regulaciones más estrictas para la mitigación de basura espacial, incluyendo sanciones para países y empresas que no cumplan con los protocolos para desorbitar satélites obsoletos. Se prevé que la normativa pueda entrar en vigor este 2025.
¿Podría el tráfico espacial aumentar el riesgo de impactos de meteoritos?
Con la creciente congestión de objetos en órbita, los satélites y escombros espaciales podrían complicar aún más la protección frente a posibles meteoritos que amenacen la Tierra. Los esfuerzos por mejorar la vigilancia espacial no solo son cruciales para evitar colisiones entre satélites, sino también para monitorear objetos potencialmente peligrosos desde el espacio.