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¿Cuál es el futuro de la impresión 3D en la industria de defensa?

La reducción de costes, mano de obra y plazos de fabricación, entre las principales ventajas.

Oscar Ruiz -Escudo Digital.

Experto en migraciones y analista internacional.

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Soldado norteamericano trabaja con una impresora 3D.
Soldado norteamericano trabaja con una impresora 3D.

En pleno auge de los presupuestos de defensa del planeta, y también del desarrollo de la tecnología militar, la impresión 3D está representando una opción muy válida para mejorar ciertos aspectos de la industria de defensa. Con solo pulsar un botón, se reducen costes, mano de obra y tiempos de entrega.

Aunque ya está siendo ampliamente usada en el sector civil, el ejército de Estados Unidos parece haberse dado cuenta de estas ventajas y está invirtiendo fuertemente en esta tecnología para diversos usos. La “fabricación aditiva”, como la denomina el Departamento de Defensa norteamericano, es ya una tecnología importante en todos los dominios del ejercito yanqui, que está construyendo más impresoras de este tipo, y de tamaño superior a la media.

Fabricación de piezas, más rápido y de mayor tamaño

Para ello, Washington está desarrollando la impresora de metal más grande del mundo, capaz incluso de fabricar carrocerías completas de vehículos. Con esto se consigue reducir los tiempos de producción a la mitad. También mejora de manera notable la fabricación de piezas de repuesto para vehículos, imprimiendo componentes como soportes, abrazaderas, sistemas de ventilación y carcasas de motores para vehículos tácticos. La posibilidad de imprimirlos en el lugar de despliegue minimiza tiempos muertos por mantenimiento.

Mejora en la cadena de suministro

La impresión en 3D se está convirtiendo en una alternativa fiable cuando la cadena de suministro falla. Si alguno de los proveedores habituales deja de suministrar por problemas logísticos o simplemente porque cierra la producción, se traslada esa fabricación a la impresión 3D y se continúa funcionando, incluso de manera más económica en muchos casos.

Creación de equipos más ligeros

La impresión 3D permite fabricar componentes más ligeros, especialmente en partes del equipo individual de los soldados.

Construcción de barracones y estructuras

En 2022, el Departamento de Defensa, en asociación con empresas privadas, construyó tres barracones de entrenamiento transitorios, cada uno con más de 530 metros cuadrados, utilizando tecnología similar. El material utilizado, Lavacrete, fue desarrollado por ICON, una empresa de tecnología de construcción, y es resistente a condiciones climáticas extremas con una resistencia de compresión de 1,400 a 2,400 kg por centímetro cuadrado.

Pero veamos ejemplos palpables de cómo se está utilizando la impresión 3D en la industria de defensa actualmente:

  • Partes y componentes de vehículos militares como carrocerías para vehículos terrestres y piezas de repuesto para vehículos.
  • Equipamiento militar portátil como armas ligeras y accesorios y cascos y chalecos.
  • Drones y UAVs, estructuras de drones y cámaras y carcasas.
  • Infraestructura militar como los ya mencionados refugios y búnkeres y también puentes temporales.
  • Piezas para aeronaves y submarinos.
  • Equipos médicos y logísticos como prótesis y equipos médicos varios y contenedores de almacenamiento.
  • Sistemas de armas avanzados, como misiles y sistemas de propulsión y municiones personalizadas.
  • Herramientas personalizadas de reparación y montaje y adaptadores y conectores.
  • Aunque esta tecnología permite fabricar piezas complejas con rapidez, no todo es perfecto.

Limitaciones: no todo se puede imprimir

Materiales especiales que todavía no funcionan bien con esta tecnología. Por ejemplo, los materiales que necesitan resistir mucho calor o impactos fuertes, como los usados en blindajes o aviones militares.

¿Cumplen con los estándares de calidad militar? Las fuerzas armadas tienen reglas estrictas para asegurarse de que cada pieza sea confiable. Certificar que las piezas impresas cumplen con estos estándares puede ser complicado y costoso.

Riesgos digitales: el talón de Aquiles de la impresión 3D. La impresión 3D depende de diseños digitales, y esto abre la puerta a ciberataques. Si alguien hackea los archivos, podría alterar los planos de una pieza, haciendo que falle en el momento menos esperado.

Compartir diseños puede generar problemas de propiedad intelectual. Si un diseño militar cae en manos equivocadas, podría ser usado por enemigos o competidores.

Costes iniciales y mantenimiento. No es barato empezar. Las impresoras 3D avanzadas no son como las que usamos en casa; pueden ser extremadamente caras, especialmente las que trabajan con materiales como titanio. También necesitan operadores bien entrenados y mantenimiento constante, lo que suma más costes.

Logística: no es fácil llevar una impresora al campo de batalla. Para imprimir, se necesitan materiales específicos como polvos metálicos o plásticos especiales, que no siempre están disponibles en zonas remotas. Además, estas impresoras pueden ser sensibles al polvo, la humedad o temperaturas extremas, lo que complica su uso en lugares como el desierto o selvas tropicales.

Balance

La versatilidad de la impresión 3D permite producir estos materiales con una rapidez y personalización antes impensables, optimizando costes y logística. Además, su integración en sistemas de fabricación militares sigue expandiéndose, con miras a revolucionar aún más la capacidad de las fuerzas armadas para adaptarse a las necesidades del campo de batalla.

Pero también hemos podido ver los desafíos a los que se enfrenta y  superarlos requiere inversión en investigación, estándares de calidad más claros y medidas de ciberseguridad más sólidas. Con el tiempo, esta tecnología podría convertirse en una herramienta esencial para mantener la ventaja estratégica en el ámbito militar.