La culpa la tiene este gobierno, también los anteriores: Marruecos está instalando en las Chafarinas, territorio 100% español, casi al borde de la costa de la isla del Congreso, una granja de acuicultura de moluscos con fines educativos.
La granja se ha equipado con avanzada tecnología y pretende ofrecer conocimientos técnicos en el cultivo de moluscos en alta mar. La intención no es mala, pero a nuestros estadistas les ha pillado la noticia de sorpresa, y eso que ya se anunció en enero en alguna publicación especializada. El proyecto lo está llevando a cabo Mediterranean Aquafarm, ubicado en las cercanías de Saidía, en el extremo nordeste de nuestro vecino del sur, y está patrocinado por la Agencia Nacional de Desarrollo de la Acuicultura de Marruecos (ANDA).
Y no lo han hecho por las bravas, al estilo invasión de Perejil, sino aprovechándose del despiste y la falta de interés español en proteger los intereses de nuestro país. Lo ocurrido, revela un observador, relacionado con la acuicultura, es que "España nunca se entera de nada. Marruecos y la empresa que han llevado a cabo este proyecto no se han escondido nunca. Tienen el apoyo del Gobierno marroquí, y lo están haciendo a unos mil metros al sur de la Isla del Congreso". El problema es que nuestro país jamás se ha interesado por reclamar las aguas de un territorio que nos pertenece desde el 6 de enero de 1848. Fueron ocupadas por una expedición, durante el Gobierno de Isabel II, adelantándonos a la vecina Francia, que pretendía hacer lo mismo. Hasta aquel momento habían sido tierra de nadie. Para España significaban un importante punto estratégico que servía de apoyo a la comunicación entre Melilla y la Península.
El derecho marítimo dice que donde hay islas habitadas económicamente sostenibles tienen derecho a aguas territoriales, pero se han de reclamar esas aguas. Los límites no están fijados en el caso de España. El asunto de esta granja de acuicultura llegó a conocimiento de nuestro país por una pregunta de un Instituto marítimo francés al Instituto Hidrográfico de la Marina Española.
Marruecos jamás pidió permiso a España para instalar la granja. Consideran que esas aguas son suyas, y en cierto modo, les asiste la razón, según han asegurado a Escudo Digital fuentes diplomáticas. Se han limitado a ponerse manos a la obra en un proyecto que data de 2019, como consta en el Boletín Oficial del Reino de Marruecos del 7 de marzo de ese año. El boletín es público, y el asunto salió hasta en las noticias, pero el embajador de nuestro país en Marruecos, al parecer, ni se enteró.
Desde el Ministerio de Defensa, desde hace muchos años, según fuentes consultadas, se ha instado a los sucesivos gobiernos a que reclamaran las aguas territoriales que rodean los peñones, y nunca se ha hecho, en parte por miedo a ofender a Marruecos, que actualmente es el mejor aliado en África de Estados Unidos. No se puede criticar al país vecino, a fuerza de reclamar van ganando territorio, como hicieron con el Sahara, hasta el punto de que que se atreve incluso a publicar en su BOE que son suyas las aguas cercanas a canarias que cubren el monte submarino Tropic, el mayor yacimiento de telurio del mundo, necesario para la fabricación de paneles solares y otros elementos.
En el caso de las Chafarinas se han autoconcedido el permiso porque asumen que las aguas son suyas. Y si España no protesta ni hace nada, se aplica la política de hechos consumados, con lo cual se pierde cualquier capacidad para poder reclamar.
España tendría argumentos para desalojar la granja si decidiera meterse en harina. Hay una zona de 500 metros considerada por la Unión Europea como zona de especial conservación. Y es que Las Chafarinas forman parte de un Estado miembro. En un principio Marruecos decidió montar la granja a 300 metros, y cuando iniciaron las operaciones, un buque que pasó por allí de la Guardia Civil les hizo salir de allí de inmediato. Lo ocurrido no trascendió, pero hubiera sido un escándalo que habría agravado aún más las complicadas relaciones entre España y Marrurecos.
La división exacta entre la distancia que media entre Marruecos y el islote, uno de los tres que componen Las Chafarinas, junto con la Isla de Isabel II y isla del Rey Francisco,sería la línea divisoria entre las aguas de los dos países. Y la distancia a tierra del islote con la Costa de Marruecos es de cuatro kilómetros. La Granja estaría en nuestras aguas. Pero hay un argumentoen el ámbito del derecho jurídico del mar al que ha podido agarrarse Marruecos. Y es el párrafo 3 del artículo 121 de Convemar, según el cual, "las rocas no aptas para mantener habitación humana o vida económica propia no tendrán zona económica exclusiva ni plataforma continental".
Y ahí entra la interpretación que se le quiera dar a la descripción del peñón, y es que está guarnecido, hay militares allí. Otra cosa es si puede tener vida económica propia. Depende de cómo se mire. Tiene unas excavaciones arqueológicas muy importantes, y una vía de acceso buena a pesar de lo escarpado de su costa. Mide 256 kilómetros cuadrados, y cosas mucho más complicadas han hecho países como Dubai con diminutos islotes. Y bien podríamos tomar ejemplo de China, que anda reclamando soberanías marítimas sobre rocas sumergidas un día sí y al otro también. Lo importante es que cada uno defienda los intereses de su país.
España, a por uvas, mientras Marruecos, gracias a iniciativas acuicultoras como esta, es alabado por la FAO
Lo más curioso del caso es que Marruecos ha sabido elegir bien la temática para legitimar lo que está haciendo. Hasta la FAO ha dado su bendición a las investigaciones de Marruecos en el Mediterráneo, como se puede comprobar en el link a la web de la institución donde se congratulan de que la que General Fisheries Commission for the Mediterranean-GFCM , firmara, en el día de la Tierra, el pasado mes de abril, un memorando de entendimientocon la Universidad Mohammed First (UMP) y el Institut National de Recherche Halieutique (INRH) de Marruecos para apoyar el desarrollo de la formación y la investigación en el campo de la pesca y las ciencias del mar en la región mediterránea. La granja ecológica y educativa, como otros proyectos, les está dando prestigio internacional.
Se sospecha que el Gobierno español no ha protestado para no exhibir su negligencia. Y es que como bien señala la Convención de las Naciones Unidas sobre el derecho del mar, también conocido como UNCLOS, cualquier Estado tiene el derecho a establecer la anchura de su mar territorial en 12 millas náuticas. Y ya hemos dicho que cuando dos países están muy cerca, como es el caso de España y Marruecos, la frontera marítima se sitúa en el punto medio equidistante. España no solo tiene las Chafarinas, tiene Ceuta y Melilla, tiene los islotes de Vélez de la Gomera y Alhucemas, y por tener tiene, de momento, hastala isla de Alborán, que depende de Málaga. Y España no ha reclamado jamás sus aguas territoriales, algo que sí hizo en el caso de Galicia y Canarias.
En cambio, Marruecos sí lo ha hecho, y por ello se cree con legitimidad para obviar los derechos que corresponderían a España por determinados artículos del UNCLOS.
No tenemos mucho futuro con respecto a esas aguas, y probablemente ni derecho a protestar. ¿Y por qué no hemos actuado hasta ahora y hemos llegado a esta situación? ¿Por desidia o por miedo? La frase pronunciada por Óscar Arias Sánchez, ex presidente costarricense que recibió el Premio Nobel de la Paz en 1987 no puede ser más ilustrativa en este caso: "No hay desarrollo ahí donde las políticas son improvisadas, donde reina la ocurrencia, o donde el miedo y la desidia llevan a repetir incansablemente las estrategias del pasado". Así estamos, Marruecos como abanderado de los estudios ecológicos y sostenibles en el Mediterráneo y España encogiendo día a día su prestigio como nación.