Las armas nucleares tácticas, también conocidas como armas nucleares no estratégicas, se diferencian de las estratégicas en varios aspectos clave, principalmente en su propósito y potencia.
A diferencia de las armas nucleares estratégicas, diseñadas para causar destrucción masiva a gran escala y cuyo objetivo principal es disuadir a otros estados de un ataque debido a la amenaza de represalias devastadoras, las armas nucleares tácticas tienen una potencia considerablemente menor y están diseñadas para ser utilizadas en el campo de batalla contra objetivos militares específicos a corto alcance.
Estas armas pueden incluir ojivas nucleares montadas en misiles de corto alcance, artillería nuclear, y bombas aéreas que pueden ser empleadas en tácticas de combate directo. Su propósito es ofrecer una ventaja significativa en el teatro de operaciones, permitiendo a las fuerzas que las poseen romper estancamientos o responder a agrupaciones densas de fuerzas enemigas con una capacidad de destrucción concentrada y altamente efectiva.
A pesar de su menor rendimiento en comparación con las armas estratégicas, el uso de armas nucleares tácticas todavía implica consecuencias devastadoras tanto a nivel ambiental como humano, y su detonación podría significar un grave daño colateral y una escalada significativa en el conflicto.
En un escenario como la guerra en Ucrania, la introducción de armas nucleares tácticas podría alterar drásticamente el equilibrio del conflicto. Su uso no solo marcaría una escalada dramática, elevando el conflicto a una nueva dimensión de destrucción, sino que también podría llevar a represalias internacionales y a una mayor intervención por parte de otras potencias globales.
El riesgo de una escalada hacia un conflicto más amplio y potencialmente global sería una preocupación palpable, dado que el uso de cualquier arma nuclear podría romper los tabúes existentes y las normas internacionales que han evitado su empleo desde la Segunda Guerra Mundial.