A pesar de contar con algunas de las empresas más importantes del mundo en este sector, Europa se encuentra fragmentado en presupuestos y estrategias, lo que limita su capacidad para competir con Estados Unidos o China.
Según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI), 27 empresas europeas figuran en el ranking de las 100 principales del mundo, con ingresos combinados de 133.000 millones de dólares en 2023.
Sin embargo, este volumen sigue lejos de la presencia dominante de las compañías estadounidenses, que acaparan 41 posiciones y generan casi la mitad de los ingresos totales de la industria global de defensa.
Principales empresas de defensa en Europa
En este contexto, destacan varias empresas que han cobrado relevancia en los últimos tiempos. La británica BAE Systems ocupa una posición destacada dentro de la industria, situándose como la sexta empresa de defensa más grande del mundo.
Airbus, con sede en varios países europeos, se ubica en el duodécimo puesto, consolidando su liderazgo en la fabricación de aeronaves militares.
Leonardo, la compañía italiana especializada en tecnología de defensa, ocupa la decimotercera posición, mientras que la francesa Thales se posiciona en el decimosexto lugar con su fuerte presencia en el sector electrónico y de sistemas de información militar.
La alemana Rheinmetall, conocida por su producción de vehículos blindados y sistemas de armamento, aparece en el vigésimo sexto lugar.
Pero, ¿y el papel de España?
Entre los actores españoles en esta industria, Navantia es la única empresa del país que figura en el ranking de las 100 principales, situándose en la posición 88 con ingresos militares cercanos a los 1.200 millones de dólares en 2023.
La compañía es líder en la construcción naval de buques de guerra, desempeñando un papel clave en la modernización de las capacidades marítimas de diversas naciones.
A pesar de su prestigio, el reducido número de empresas españolas en el sector refleja la necesidad de una mayor inversión y desarrollo dentro del país para consolidar su presencia en la industria global de defensa. A día de hoy, escaso.
Dependencia de compras externas y baja inversión en I+D
Qué duda cabe que uno de los mayores desafíos que enfrenta Europa en este campo es la dependencia de compras a países externos.
La Agencia Europea de Defensa ha alertado sobre el hecho de que, aunque la inversión militar ha crecido de manera significativa en los últimos años, el continente sigue importando una gran cantidad de tecnología y armamento de otras regiones.
En 2023, el 84,7% de la inversión militar europea, equivalente a unos 71.000 millones de euros, se destinó a adquisiciones, mientras que solo 11.000 millones de euros se canalizaron hacia investigación y desarrollo. Esta situación genera una dependencia estructural que limita la autonomía estratégica del continente.
Las iniciativas en marcha por parte de Europa
Para tratar de corregir esta tendencia, la Comisión Europea ha impulsado una serie de iniciativas destinadas a fortalecer la industria de defensa del continente. Una de las propuestas más ambiciosas es la creación de un crédito europeo de más de 150.000 millones de euros que, sumado al Fondo Europeo de Defensa y a la participación del Banco Europeo de Inversiones, podría canalizarse hacia programas de investigación y desarrollo dentro del sector.
Esta medida busca fomentar la colaboración entre los Estados miembros para desarrollar tecnologías propias y reducir la dependencia de importaciones externas.
El desarrollo de programas conjuntos entre países europeos también ha sido una estrategia clave para fortalecer la industria militar del continente. Proyectos como el Sistema Aéreo de Combate del Futuro (FCAS), desarrollado por Francia, Alemania y España, o el tanque de combate europeo MGCS, impulsado por Alemania y Francia, buscan consolidar la capacidad industrial europea en sectores clave de la defensa.
Estas iniciativas no solo fortalecen la cooperación entre países, sino que también generan economías de escala que permiten optimizar recursos y reducir costos de producción.
Los problemas a los que se enfrenta la industria europea
A pesar de estos esfuerzos, Europa sigue enfrentando barreras estructurales que dificultan la consolidación de una industria de defensa competitiva a nivel global.
La fragmentación de los presupuestos militares entre los diferentes Estados miembros genera una dispersión de recursos que limita la eficiencia de las inversiones.
Cada país cuenta con sus propias prioridades estratégicas y estructuras industriales, lo que dificulta la creación de un mercado de defensa verdaderamente unificado.
Además, la burocracia y las regulaciones existentes en la Unión Europea pueden frenar la agilidad en el desarrollo de nuevos programas de armamento y tecnología militar.
A pesar de estos desafíos, el contexto geopolítico actual con la aproximación de EEUU y Rusia ha generado una mayor conciencia sobre la necesidad de fortalecer las capacidades de defensa del continente.
La guerra en Ucrania y el aumento de tensiones en diferentes regiones han impulsado a los gobiernos europeos a incrementar sus presupuestos militares y a priorizar el desarrollo de tecnologías propias. La creciente percepción de amenazas ha llevado a un cambio de mentalidad que podría traducirse en una mayor inversión en el sector en los próximos años.
La pregunta es, ¿será esta inversión suficiente?