Que la inteligencia artificial está revolucionando la tecnología militar es un hecho, y que ya supone un “game changer” en el campo de batalla no es tampoco ningún descubrimiento, pero a medida que avanzamos y descubrimos esta tecnología vamos cayendo en la cuenta que nos topamos con algunos inconvenientes, a veces de tipo ético, otras del ámbito legal y también concerniente al personal que tiene que usar estas tecnologías avanzadas, sin olvidar por supuesto las enormes partidas presupuestarias que significan estas investigaciones, desarrollos e implantaciones de la nueva IA aplicada al mundo militar.
Quizás el caso más claro y que más está desarrollando la Inteligencia Artificial Militar en estos momentos es el de Estados Unidos (junto con China), país que está desarrollando drones autónomos, pilotos de IA y robots para el mantenimiento de infraestructuras. Y, como acabamos de comentar, esta rápida evolución tecnológica plantea desafíos éticos y legales, y también del personal que las tiene que usar, puesto que la velocidad de innovación es mucho mayor que la velocidad de aprendizaje del nuevo conocimiento, y esta situación podría desembocar en errores letales.
Pero ¿cuál será el papel de la IA en el poder militar a corto plazo?
En este escenario, donde la IA evoluciona sin descanso podemos observar a empresas como Shield AI, que desarrolla pilotos de aeronaves de Inteligencia Artificial y que afirman que, estamos construyendo Hivemind, nuestro piloto de IA, para permitir que enjambres de drones y aeronaves operen de manera autónoma sin GPS, comunicaciones o un piloto. Nuestra misión es proteger a los miembros del servicio y a los civiles con sistemas inteligentes”.
“Como un piloto humano -continúan explicando-, Hivemind lee y reacciona al campo de batalla, y no requiere GPS, puntos de referencia, o conocimiento previo para tomar decisiones. Es el primer y único piloto de IA completamente autónomo desplegado en combate desde 2018. Desde la limpieza de edificios interiores con cuadricópteros hasta la brecha de defensa aérea integrada con drones de ala fija, y combates aéreos en F-16, Hivemind™ aprende y ejecuta misiones de forma autónoma.”
Otras empresas, como Merlin Labs y Gecko Robotics, que están a la vanguardia en el desarrollo de drones, pilotos de IA y robots capaces de identificar vulnerabilidades y errores en el equipamiento ya no significan el futuro, son el presente.
“Merlin Labs se dedica a la creación de un piloto de software que emula las habilidades de un piloto humano. Su tecnología, denominada Merlin Pilot, es una solución integrada de hardware y software adaptable a diferentes plataformas, diseñada para avanzar el futuro del vuelo autónomo. Esta solución permite tomar decisiones basadas en el factor humano, superando impactos inesperados, ambientales o basados en la experiencia en el éxito de la misión”
Las lecciones aprendidas en la guerra entre Rusia y Ucrania han acelerado en parte la investigación y desarrollo de estos tipo de aparatos no tripulados, y todo el universo de posibilidades que los rodea. La transformación de las tácticas de guerra es evidente y con ello un equipamiento militar mucho más avanzado y con ello también una mayor inversión en Defensa.
Las empresas mencionadas anteriormente están derivando su desarrollo a los drones autónomos y pilotos de Inteligencia Artificial entre otros, lo que nos lleva también al desafío de las implicaciones éticas que ello supone, oposición social a determinados límites de decisiones autónomas, fronteras legales en su uso acorde a las leyes de la guerra, y también la falta de un personal cualificado que al fin y al cabo seria quien marcaria los paramentos a efectuar en misiones reales, discerniendo cuando se produce la ofensiva letal, y cuando no.
Innovaciones en el Frente: drones autónomos y pilotos de IA
Estamos siendo testigos en la actualidad de drones autónomos capaces de operar en zonas de guerra donde las comunicaciones están bloqueadas, y también de sistemas de IA que pueden pilotar aviones de carga con precisión. Pero empresas como Shield AI y Merlin Labs insisten en empujar los límites de lo que es posible con la tecnología de IA y marcan un camino hacia la dependencia de sistemas inteligentes en entornos de muy alto riesgo. La participación, y por lo tanto el riesgo humano, se reduce de una manera drástica con estos avances, pero también se está dejando en manos de la maquina algunas decisiones trascendentales.
Más Inteligencia Artificial, Mantenimiento Predictivo y Supervisión Robótica
La Armada española, que se encuentra en plena evolución hacia lo digital, tiene entre una de sus prioridades el llamado “mantenimiento predictivo” que, como explicó el Almirante responsable de la logística de la Armada (AJAL) es un sistema que quiere anticiparse a los errores y fallos técnicos que se pudieran producir antes de desplegar en una misión o en el campo de batalla, y si fuera inevitable la mal función, tener prevista esa posibilidad y estar preparados con los repuestos o actuaciones para su rápida reparación.
Pues básicamente sobre esto trata el mantenimiento predictivo y la supervisión robótica, en un campo que se ha demostrado tan importante y vital como la logística. Empresas como Gecko Robotics están revolucionando los protocolos de mantenimiento con robots diseñados para identificar debilidades en la infraestructura militar. Este salto tecnológico se establece en el telón de fondo de un sector militar que depende cada vez más de la IA para la ciberseguridad, logística, vigilancia y la automatización de los sistemas de armas.
La integración de la IA en el mantenimiento predictivo no solo apunta a un futuro donde el riesgo humano en los campos de batalla se minimiza sino que también destaca el cambio hacia un enfoque más eficiente y basado en datos en la estrategia militar. Las implicaciones para la seguridad operativa y el ahorro de costos potencial en el mantenimiento de equipos son profundas, marcando un giro significativo en cómo se gestionan y despliegan los recursos militares.
A pesar de estos avances y que a priori solo representan ventajas, la adopción de la IA en aplicaciones militares no está exenta de dilemas éticos, sociales y legales que plantea esta incipiente tecnología, y que exigen un estudio profundo y pausado de las consecuencias de una rápida imposición de estos sistemas en los conflictos bélicos. Las normas y leyes internacionales deben ser siempre respetadas y que esta tecnología caiga en actores no estatales o simplemente personas con malas intenciones ya supondría un inconveniente suficiente para pausar su desarrollo hasta que se consigan las garantías suficientes que lo eviten.