Después de un ejercicio militar antidrones, Pekín confirmó que había obtenidos unos muy bajos resultados de éxito combatiendo enjambres de drones enemigos (de manera más o menos económica). Y es que parar estos aparatos cuando vienen en masa sigue siendo la tarea pendiente (y muy cara) de los ejércitos.
Aunque tratándose de China siempre podría pensarse que se trata de desinformación, el Ejército Popular de Liberación chino informó de que sus armas antiaéreas tuvieron una baja tasa de éxito contra un enjambre de vehículos aéreos no tripulados.
Pekín quería comprobar las capacidades de su Ejército contra enjambres de drones y con tal objetivo organizó un ejercicio, donde comprobó las deficiencias que sufren en este tipo de combate. Según los propios miembros del Ejército, solo se consiguió eliminar al 40% de los drones durante la primera ronda de ataques en grupo de estos aparatos. Pero el engaño podría venir en los sistemas antidrones que se utilizaron para el ejercicio y que podrían ser antiguos, datándose incluso de los años 90. Estaríamos hablando de sistemas antidrones que se habrían diseñado para intentar eliminar uno solo de estos aparatos, por lo que cuando se trata de enjambres de UAS las posibilidades de éxito bajan de manera notable.
Importancia creciente
No debería ser necesario mencionar la creciente importancia de estos sistemas. Por ejemplo, hace tan solo unos días el Ejército de EE.UU. recibió su primer sistema contra drones EAGLS, guiado por láser y equipado con el Sistema de Armas de Precisión Avanzada (APKWS II). También algunos países de la OTAN en Europa han reforzado sus defensas aéreas, como el caso de Polonia con el sistema antidrones HAASTA, especializado en derribar estos aparatos, y el Reino Unido probando un arma de energía dirigida montada en camiones.
Por su parte, Pekín, testigo de los pobres resultados obtenidos en estas capacidades, ha instado a su industria de defensa a aumentar la producción de armas antidrones más inteligentes y eficientes, incluidas interferencias electrónicas y láseres.
Alto coste
El desarrollo de sistemas antidrones ha experimentado un brutal avance debido a la creciente amenaza de estos vehículos en entornos tanto militares como civiles, con la prueba irrefutable del conflicto entre Ucrania y Rusia, y en menor medida, de la guerra de Israel y Hamás. Las soluciones más efectivas que ya están en funcionamiento incluyen tecnologías basadas en radiofrecuencia, inteligencia artificial, microondas de alta potencia y láseres, cada una con sus ventajas y limitaciones específicas, aunque todas son caras.
Los sistemas que utilizan radiofrecuencia (RF) tienen la capacidad para tomar el control de drones enemigos sin causar daño colateral, lo que los hace ideales para entornos urbanos o eventos masivos donde se podría poner en peligro a población no combatiente o simplemente civiles. Estos sistemas escanean de manera continúa las frecuencias de comunicación de los drones, permitiendo detectar, localizar y neutralizar amenazas de forma precisa, sin interferir con otros dispositivos. Pero su efectividad puede verse muy limitada ante drones con tecnologías de comunicación avanzadas que puedan evitar la detección, además de que económicamente son caros.
Inteligencia artificial
Los sistemas basados en inteligencia artificial, como los desarrollados por empresas como Anduril Industries, permiten una respuesta autónoma e independiente ante las amenazas, lo que reduce considerablemente el tiempo de reacción y la carga y responsabilidad sobre los operadores humanos. Estos sistemas utilizan algoritmos avanzados que pueden clasificar e interceptar drones con gran eficacia. Pero no todo es maravilloso, lo complejo de su implementación y mantenimiento, junto con su elevado coste económico, puede dificultar su integración en países con menos recursos.
Las tecnologías cinéticas, como el uso de proyectiles o microondas de muy alta potencia, han demostrado ser muy efectivas en la destrucción física de drones, pero su uso puede generar riesgos de daños colaterales. Al igual que en los casos anteriores, estos sistemas suelen tener un coste operativo elevado debido a la munición especializada que utilizan.
Láseres
Los sistemas de energía dirigida, como los láseres, han sido promocionados como una solución rápida y precisa para la neutralización de drones a larga distancia. Este sistema, que parece representar la capacidad ideal para eliminar amenazas sin generar daño colateral tiene un problema importante: su efectividad disminuye en condiciones meteorológicas adversas. Este tipo de contramedidas, aunque ya en un desarrollo muy avanzado, implican una inversión considerable tanto en el mencionado desarrollo como en su uso, lo que está retrasando su implantación masiva, aunque promete ser uno de los sistemas más eficaces y económicos una vez la tecnología avance lo suficiente para ello.