Cada vez son más los especialistas en registrar nombres de dominio (direcciones de internet) con fines puramente especulativos o de extorsión, ayudados por avances tecnológicos como programas de registro automático y masivo.
Los gobiernos han de extremar sus precauciones para implantar los controles de seguridad adecuados a la seguridad de los DNS, así como garantizar que los empleados sean plenamente conscientes de que existen auditorías.
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