El Ministerio de Defensa de Australia ha excluido a Navantia de la trepidante puja por hacerse con el millonario contrato para la construcción de hasta 11 fragatas para su Armada, en el marco del ambicioso programa SEA 3000.
Así lo asegura el medio australiano ABC News en una noticia publicada este martes, en la que explica que esta decisión se ha tomado tras un estudio exhaustivo de las cuatro ofertas que se seleccionaron el pasado mes de febrero y que hasta ahora aspiraban a la licitación, valorada en 11.000 millones de dólares australianos (más de 6.770 millones al cambio actual).
La naviera pública española era una de las cuatro candidatas, con su fragata Alfa 3000, pero finalmente se ha quedado fuera, al igual que la surcoreana Hanwha Ocean, y las únicas empresas que siguen en la pugna son el astillero alemán ThyssenKrupp Marine Systems (TKMS) y el japonés Mitsubishi Heavy Industries (MHI).
Según ABC News, esta decisión fue tomada la semana pasada por el Comité de Seguridad Nacional (NSC) del gabinete australiano, que eligió como los dos diseños finales el MEKO A-200 de Alemania, "una versión moderna de la fragata Anzac de la marina australiana", y el Mogami 30FFM mejorado de Japón, "considerado uno de los buques de guerra más importantes del mundo".
"Una fuente de alto rango del gobierno dijo que los diseños japonés y alemán se anunciarán públicamente 'en unas semanas'", señala el citado medio. Además, afirma que el gobierno australiano va a enviar a altos funcionarios de defensa a los cuatro países para informar formalmente sobre este paso que han dado en su suculento concurso, el cual está previsto que se resuelva el año que viene con la decisión final del ganador, que deberá entregar la primera fragata del programa SEA 3000 en el año 2029.
Tanto esta fragata como las dos siguientes se construirán en el país del astillero que resulte vencedor (Alemania o Japón), y las tres siguientes serán fabricadas en suelo australiano, mientras que queda pendiente concretar el diseño de las cinco siguientes.
Nuevo revés para Navantia
Quedar fuera del programa SEA 3000 supone un importante revés para Navantia, que aspiraba a seguir fortaleciendo su cooperación con Australia, país en el que lleva operando desde el 2006. Desde entonces, ha aumentado su presencia y se ha ido consolidando como uno de sus socios preferentes en la construcción naval. De hecho, lleva más de dos décadas manteniendo una estrecha relación con la Marina Real Australiana (RAN) y en la última década ha sido su principal suministrador de buques.
Además, desde el 2012, la naviera española cuenta con la filial Navantia Australia, que el año pasado se asoció con los astilleros australianos Austal y Civmec para ofrecer al Gobierno del país una propuesta de diseño y fabricación de seis corbetas, destinadas a aumentar la capacidad de la Marina australiana.
Pero en 2018 Navantia tampoco fue la elegida para construir las nueve fragatas antisubmarinas SEA 5000 de la Armada de Australia, en un contrato de 22.000 millones de euros que recayó en el contratista militar británico BAE Systems. Ahora, su exclusión del programa SEA 3000 representa un nuevo varapalo para la empresa pública española, que cerró 2023 con un aumento de sus pérdidas del 26%, hasta los 121,85 millones de euros, y, además, se está enfrentando a un proceso legal con el Ministerio de Defensa de Noruega por el hundimiento de la fragata KNM Helge Ingstad, fabricada en el astillero de Ferrol.
Esta disputa podría haber influido en la imagen internacional de Navantia y en la decisión del gobierno australiano, que se ha decantado por dejar de lado a la española y a la surcoreana Hanwha Ocean, y a apostar por la alemana ThyssenKrupp Marine Systems o por la japonesa Mitsubishi Heavy Industries (MHI).