Se ha hablado y mucho del enorme poder de las empreas transnacionales como Microsoft. Muchos defensores de determinadas distopías vaticinan que se harán con el control mundial a no tardar mucho, y serán ellas, y no los políticos quienes tomen las decisiones más convenientes para ellas. Pero el problema es que tal vez no se pongan de acuerdo. No hay más que analizar noticias como esta: Microsoft ha entrado en guerra frontal contra Sony. La acusa de pagar por los denominados "derechos de bloqueo", que impiden a los desarrolladores incluir sus videojuegos en el servicio de suscripción mensual Game Pass de su consola, Xbox.
La compañía de Redmond ha presentado este martes una serie de documentos ante el Consejo Administrativo de Defensa Económica (CADE) de Brasil para que apruebe la compra de la desarrolladora Activision Blizzard, anunciada en enero de este año, según informa Europa Press.
Tras recibir este escrito, y siguiendo las normas brasileñas en operaciónes de semejante magnitud, este organismo regulador lo ha puesto en común con otras compañías del sector, tal y como explica la web Eurogamer.
De todas las empresas consultadas, Sony ha sido la única que se ha opuesto a la formalización de este acuerdo, según ha apuntado Microsoft en un escrito recientemente presentado ante el CADE, en el que ofrece respuesta a las alegaciones de la compañía japonesa para aprobar este acuerdo.
Sony puntualizó con respecto a Call of Duty, uno de los juegos de Activision Blizzard que "ningún otro desarrollador ha logrado crear una franquicia que pueda rivalizar" con este juego, que "es tan popular que influencia la elección de consola de los usuarios".
Microsoft resta importancia a Call of Duty, magnificada por Sony y considera que no reúne las condiciones para ser considerada un género en sí misma
Asimismo, la define como una franquicia "imprescindible para PlayStation" que debe ser considerada como una categoría de juegos propia por su relevancia. Más allá de esto, Sony también se muestra en contra de la compra de Activision Blizzard por parte de Microsoft al considerar que sería un "punto de inflexión" para el mercado.
En respuesta a ello, Microsoft califica el argumento de Sony sobre Call of Duty de "incosistente", puesto que la nipona no ha presentado "ningún elemento" que apoye la afirmación de que la franquicia deba ser un género en sí misma.
Es más, Microsoft estima que Sony sobredimensiona la importancia de Call of Duty de manera "radical" y detalla la lista de los 20 juegos más vendidos en 2021 con la presencia de otras franquicias "populares" como FIFA, GTA, Resident Evil, Far Cry y Assassin's Creed.
A continuación, concluye que Call of Duty es "solo un juego más dentro de una amplia gama de los títulos más vendidos muchos de los cuales ni siquiera están disponibles en Xbox por las estrategias de exclusividad de los competidores de Microsoft".
Microsoft no tiene reparos en criticar a Sony por haber mostrado una "preocupación infundada" sobre la adquisición de Activision Blizzard, ya que la japonesa apunta a que este movimiento comercial supondría un "punto de inflexión para el mercado".
Microsoft asegura que "los jugadores seguirán teniendo acceso a los contenidos de Activision Blizzard, incluido Call of Duty, a través de los canales tradicionales de compra para jugar, como la consola PlayStation".
De hecho, el fabricante tecnológico considera que la compra de Activision Blizzard tendrá el efecto inverso y aumentará "la competencia en la industria al proporcionar contenido de alta calidad a precios inferiores".
Por tanto, la compañía sostiene que la postura de Sony "solo revela el temor ante un modelo de negocio innovador" que puede "amenazar un liderazgo forjado en una estrategia centrada en el uso de un solo dispositivo y en la exclusividad" de sus títulos.
Como resultado de ese presunto temor, Microsoft cree que Sony ha "obstaculizado" la "continua expansión" del servicio de Xbox Game Pass. Para ello, afirma que la nipona paga por "derechos de bloqueo" que impiden a los desarrolladores incluir sus títulos tanto en este servicio de suscripción como en el de los competidores.
Para finalizar, Microsoft concluye sus alegaciones al señalar que "el descontento de Sony solo refleja la reticencia de la compañías tradicionales a la competencia de agentes disruptivos".