Indra y sus planes laborales: ¿ERE, ERTE o rotación de personal?

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En Indra los trabajadores no las tienen todas consigo. Hace algunos meses vieron cómo quedaban salvados por la campana ante un ERTE que hubiera supuesto un auténtico escándalo en una empresa que podría calificarse como pública y sobre cuya mala gestión ya informó Escudo Digital. A principios de abril dieron marcha atrás. Pero negros nubarrones se ciernen en estos momentos sobre las perspectivas de los empleados.

Los ingresos y el margen operativo de Indra cayeron un 4% y un 58%, respectivamente, especialmente impactados en el segundo trimestre de 2020 por el Covid-19, según informa el comunicado de prensa difundido por la compañía, en el que no hay ningún triunfalismo, tal vez para preparar a los empleados para lo inevitable.

En este link puedes acceder a los resultados de Indra en el segundo trimestre del 2020

No lo dicen con todas las letras, pero puede haber remodelaciones importantes. Fuentes cercanas a la empresa aseguran que es muy probable que se produzca un ERTE, un ERE o un plan de desvinculación en fechas próximas. Muy escondido, en un pequeño párrafo de la novena página del comunicado de la cuenta de resultados, aparece esta frase:

"Plan de transformación de la plantilla. En septiembre Indra iniciará conversaciones con la representación de los trabajadores para abordar de manera dialogada las medidas concretas necesarias para esta transformación, derivada de los cambios estructurales del negocio y de la caída de las ventas".

Según ha podido saber Escudo Digital de fuentes cercanas a la compañía, la situación es muy complicada, ya que se han parado grandes obras en Rusia, así como proyectos y contratos en España y el resto de Europa, por lo cual aseguran como probable que se vayan a tomar medidas muy pronto.

¿Están justificadas estas medidas?

Una empresa que nació como estatal, con el extinto INI, participada por SEPI en un 63,3% hasta 1998 cuando se privatizó, ha de demostrar una responsabilidad social en momentos tan difíciles como los que estamos viviendo. Hay que recordar que aún conserva un 20% de capital público. 75 millones de euros de pérdidas puede sonar a mucho, pero hay Pymes que lo han perdido todo con la crisis, y, a fin de cuentas, la empresa solo ha visto descender un 4% sus ingresos durante este primer semestre, situándose en 1.484 millones de euros.

Desgraciadamente, hay equipos directivos que utilizan tragedias como las del Covid-19 para enmascarar problemas del pasado y aprovechar la gran corriente de malas noticias para fluir dentro de ella y engrandecer su desgracia. Este es el caso de Indra, capitaneada por Fernando Abril-Martorell, quien ha anunciado unos resultados que, si se analizan en profundidad, dejan ver una intencionalidad de sacar partido de una situación aciaga.

No hay más que leer con atención el comunicado de resultados para comprenderlo:

El EBIT reportado alcanza los -78M€ en el 1S20 frente a 79 M€ en el 1S19 (-97M€ en 2T20 vs 40 M€ en 2T19), afectado por los retrasos y la menor actividad debida al Covid, que impacta en mayor medida en el segundo trimestre, y por los deterioros de intangibles (-95 M€)”.

Por saneamiento de intangibles se entiende que hay tecnologías y productos que han quedado antiguos por la pandemia. Siempre se ha dicho que el papel lo aguanta todo, pero en este caso nos encontramos ante una exageración manifiesta. Según fuentes del sector, la especialidad de Abril-Martorell es deteriorar el valor de los activos, situar a la compañía en pérdidas y a continuación anunciar un ERE, miles de personas a las calle. Luego se contratan a otras con menor salario si es posible, y si evidentemente no hay crecimiento se compran compañías como TECNOCOM, o SIA, cuya aportación de valor es cuanto menos cuestionable, pero permiten al equipo gestor que la rueda siga girando.

Solo hace falta comparar el resultado de Indra con otras compañías del sector: 

  • Cap Gemini, deteriora su margen 0,6% H1. 
  • Atos, deteriora su margen 1,1% H1. 
  • Accenture, mejora su margen 0,2% H1. 

Estos son los resultados lógicos de compañías comparables que trabajan en sectores equiparables y a las que también sus clientes les solicitan bajadas de precio, les afecta el precio del crudo, y la paralización de aeropuertos y del tráfico aéreo.  

El presidente de Indra ha de andarse con cuidado; no se le dan bien las remodelaciones laborales. Como ya comentábamos en Escudo Digital citando fuentes relacionadas con la empresa, “Hace cinco años hizo un ERE desastroso y muy mal pensado. Se le escapó todo el talento. Se fueron los que no querían que se fueran, e incluso tuvieron que ofrecer dinero a algunos para que no se acogieran al mismo y subirles el sueldo”.

Añadía nuestra fuente que, dada su nefasta experiencia con los EREs, “en lugar de recurrir a la solución del ERTE, deberían desviar a los empleados a los que quieren paralizar a otros proyectos con mayor carga de trabajo”.

Fuentes conocedoras de los entresijos de la alta dirección de Indra apuntan a una posible rotación de empleados de unos puestos de trabajo a otros. De ser así, habría que hacerlo con inteligencia y buenas intenciones, y no al bulto. Por citar un ejemplo, no es probable que un ingeniero de sistemas quiera convertirse en CAU, aunque es cierto que realizar este tipo de prácticas forzaría salidas sin necesidad de pagar indemnizaciones, aunque esto estaría por ver.

Sea cual sea la opción elegida, lo cierto es que Abril-Martorell deberá ir con pies de plomo, ya que sus relaciones con el gobierno tampoco parecen pasar por su mejor momento (hay quienes le ven como la primera pieza que se cobre este entre los directivos de empresas semipúblicas cuando la situación de la Covid-19 lo permita). Ya le pararon los pies con el ERTE que quiso poner en marcha durante lo peor de la pandemia y ahora tendrá que hilar muy fino si no quiere volver a tener un serio encontronazo con el gobierno de Sánchez.

Los sindicatos han de preparar la artillería pesada para la lucha; de momento, guardan silencio

Son muchos los que dan por hecho un ERE. Escudo Digital ha intentado ponerse en contacto sin éxito con los representantes de USO para contratar estas informaciones. En CC.OO. nos han atendido muy amablemente, pero no nos han dado de momento ninguna información sobre el polémico párrafo incluido en la nota de prensa, tal vez para no darse por enterados y enfrentarse con más fuerza a lo que podrían convertirse en unas duras negociaciones para las que tendrán que reservar la artillería pesada. De momento, en su página web se muestran muy críticos con la decisión de la compañía de imponer la recuperación del permiso retribuido. La sección sindical de UGT de la empresa no actualiza la suya desde agosto del 2015.

Ya se sabía, añaden algunos trabajadores, que podría producirse un ERE o un ERTE. Y añaden también que se está procediendo a contratar empleados con unos sueldos muy inferiores a los que se pagaban hace unos años, tal vez para sustituir a los que se irán.

La empresa cerró en falso la pasada marcha atrás, de hecho en el comunicado de la CNMV dejó caer el siguiente mensaje: "Indra ha decidido retirar su propuesta de presentar un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) y una Reducción Salarial y mantendrá abierto un canal de comunicación con la representación de los trabajadores en España para compartir la evolución de las estimaciones de la empresa, en la confianza de que en el momento que sea necesario apoyen las decisiones que se deban tomar".

Según hemos podido saber, algunos clientes se están quejando de deficiencias en el servicio. Indra, pese a ser una empresa puntera en tecnología, no habría sabido adaptarse en todas las áreas al teletrabajo con la profesionalidad que se le presuponía. En casa del herrero, cuchillo de palo.