Hace ya casi cuatro años, Banco Santander y la entonces nueva plataforma digital we.trade anunciaron las primeras transacciones comerciales en tiempo real entre empresas utilizando blockchain. En aquel momento, diez empresas completaron siete transacciones comerciales internacionales, a través de varios bancos en cinco países. Santander es socio fundador de we.trade, una joint venture participada por varios de los principales bancos europeos que desarrolló una tecnología que simplifica las transacciones financieras de las empresas: gestión, seguimiento y protección de las transacciones comerciales nacionales e internacionales.
Desde entonces, el Santander es la base de cientos de grandes transacciones comerciales garantizadas. Tanto las empresas de mayor tamaño como las pymes pueden negociar y completar pedidos, establecer los términos de un acuerdo comercial y acceder a los servicios financieros con total seguridad y confianza, al saber que la empresa del otro país es un cliente fiable. El servicio es totalmente trazable y rápido, y las transacciones pueden incluir incluso el compromiso de pago bancario, lo que elimina todo el riesgo de impago, algo que hasta entonces desanimaba a algunas empresas a internacionalizarse. Este nuevo servicio permite hacer negocios con un mayor número de importadores y exportadores, impulsando la internacionalización.
La presidenta del Banco Santander, Ana Botín, explicó hace meses cómo funcionan los grandes smart contracts de comercio internacional, respaldados por la seguridad y la automatización de la tecnología blockchain. En 2022, en el convulso panorama mundial generado por la guerra de Ucrania y aun con los coletazos de la pandemia, estos "contratos inteligentes" se están mostrando más importantes que nunca. El comercio internacional está sufriendo graves problemas, que incluso ponen en peligro las cadenas de suministro de materias primas y productos terminados. Los smart contracts sirven de hecho como salvoconducto para el cierre de acuerdos y la ejecución final de intercambios comerciales en todo el mundo.
Gracias a la tecnología blockchain es posible diseñar estos “contratos inteligentes” que se ejecutan automáticamente, sin que nada pueda interferir. La tecnología permite que las cláusulas de los contratos comerciales se vayan ejecutando automáticamente a medida que las personas o empresas involucradas en un acuerdo van cumpliendo sus compromisos.
Para entender el concepto de smart contract es necesario entender antes que el blockchain es un registro compartido, una gran base de datos que está replicada en varios sitios, llamados nodos, por lo que es imposible que sea modificada maliciosamente. Gracias a esta tecnología podemos guardar y compartir datos e información de cualquier tipo de una forma segura, incluso entre partes que no confíen la una en la otra.
Cada bloque de información insertado se transmite y es almacenado en cada una de las réplicas de blockchain, creando lo que se llama un "libro distribuido". Estos bloques de información se van enlazando unos a otros a medida que son validados por diferentes usuarios, a través de sellos criptográficos que se generan tanto con la información del último bloque como del sello criptográfico del bloque inmediatamente anterior (de ahí el nombre de blockchain o cadena de bloques). De esa forma, la seguridad y autenticidad de las transacciones están garantizadas ya que, una vez validadas, no se pueden alterar o eliminar sin que se entere el resto de los usuarios y sin alterar los sellos criptográficos de todos los bloques.
Blockchain aporta una forma de transmitir valor sin intermediarios, porque es una base de datos descentralizada y compartida que, además, utiliza la criptografía para garantizar la inmutabilidad de la información registrada. Al estar garantizada la seguridad de las transacciones, los contratos inteligentes son automáticos, lo que significa que no es necesaria la verificación de una entidad supervisora.
Es imprescindible que cada una de las partes que intervienen en el contrato conozca y acepte con anterioridad las reglas y los pasos que se van a ir ejecutando, pues una vez iniciada la ejecución del smart contract, no se pueden alterar las reglas programadas. Cada paso o clausula conformada es registrada en blockchain y no se puede modificar.
Las transacciones comerciales son un ejemplo de cómo un smart contract puede ayudar a transformar la economía tradicional y afrontar problemas como los que ahora se generan en el comercio internacional. Imaginemos que, por un lado, tenemos a una empresa que vende congelados y por el otro, a una cadena de supermercados que los compra. Están en diferentes países y es la primera vez que van a hacer negocios juntos, por lo que acuden a un contrato inteligente que facilite la transacción y garantice que cada una de las partes cumpla con lo acordado.
En este caso, el garante podría ser la empresa de transporte, que al ser entregada la mercancía lo registra en blockchain, a través de un smart contract. Así, una vez que llegue a su destino, se emitirá automáticamente la orden de pago. Incluso si la temperatura del contenedor estuviese monitorizada con un dispositivo IoT (Internet de las Cosas o Internet Of Things, en inglés), este podría registrar si se ha roto la cadena de frio y el smart contract ejecutaría la cláusula de penalización correspondiente, previamente programada en el mismo.