Nos lo cuentan y podemos creer que se trata de una broma, y cuando vemos que no lo es, quizá preguntemos: pero ¿cómo nadie se puede creer una cosa así?
Pues sucede constantemente, mucho más de lo que nos podemos imaginar, porque la estafa conocida como la del “hijo en apuros” toca nuestra fibra sensible, la de padres, y si la toca en el momento adecuado (cuando nuestro hijo está fuera, cuando no tenemos una relación fluida con él, etc.), puede que seamos la víctima idónea para este engaño que, no lo olvidemos, se realiza de forma masiva.
Por si hay alguien que aún no sepa en qué consiste esta estafa, esta se inicia en el momento en el que los ciberdelincuentes se hacen pasar por hijos de las víctimas para pedirles dinero de forma urgente por algún contratiempo desde el Whatsapp de un supuesto amigo.
Muchos de los destinatarios no harán caso a estos mensajes, pues ni tendrán hijos o, si los tienen, son pequeños o harán las pertinentes comprobaciones. Pero, como decíamos, en otros casos no será así y, fruto de los nervios, podrán dar credibilidad a ese mensaje y harán lo que se les pide (pagar) antes de tratar de ver la veracidad del mensaje.
Y como muestra un botón: tan solo hace unos días, la Policía Nacional en Girona detuvo a diez personas de diversas nacionalidades en varias localidades de esta provincia que pedían hasta 3.000 euros a sus víctimas. Los investigadores encontraron decenas de víctimas de esta organización en todo el país, pero aseguran que, en general, se cuentan por centenares los afectados por organizaciones criminales que actualmente se dedican a esta modalidad creciente de estafa.
El hacer ético Raúl Beamud nos cuenta todo sobre esta estafa, qué debemos hacer si recibimos uno de estos mensajes para discernir si es nuestro hijo o es un intento de estafa, y también nos muestra algunos ejemplos reales.