Cada vez es más público y notorio. Corea del Norte representa un serio peligro para la ciberseguridad y, por ende, para la estabilidad de las democracias. Un país que vive en el absoluto hermetismo, pero capaz de mandar como espías a sus profesionales TI.
En el opaco y hermético panorama de Corea del Norte, uno de los secretos mejor guardados son sus informáticos. Éstos trabajan bajo identidades falsas en empresas extranjeras, generando ingresos críticos que se desvían para financiar el programa nuclear.
El grupo Star Blizzard ha cambiado su modus operandi y está invitando a investigadores y funcionarios a unirse a grupos falsos para acceder a sus mensajes.
La ciberseguridad es un aspecto crucial y más en un contexto como el actual. En respuesta a esta realidad, el Gobierno de España ha anunciado la creación del CNC.
Hackers vinculados al Gobierno de Pekín interceptaron comunicaciones sensibles en EE. UU., Europa y América Latina, lo que expone graves vulnerabilidades en infraestructuras críticas a escala mundial.
El ejército de EE.UU. ha liderado el camino en el desarrollo de estrategias para combatir el ciberterrorismo, una de las mayores amenazas a la seguridad.
El Departamento de Justicia ha emitido una norma que implementa la Orden Ejecutiva 14117 con el fin de evitar que determinados países e individuos usen esta información.
La colaboración internacional entre agencias de seguridad como Europol, el FBI y organizaciones privadas ha logrado algunos éxitos, pero los actores rusos continúan adaptándose rápidamente a las nuevas medidas de seguridad.
El conflicto entre Rusia y Ucrania nos ofrece valiosas lecciones sobre la naturaleza cambiante de la guerra y la seguridad en el siglo XXI. La pregunta es: ¿nos habíamos percatado lo suficiente?
El valor geopolítico de este país, que limita con Ucrania y Rumanía, ha llevado a Moscú al hostigamiento con campañas de desinformación, compra de votos y financiación de movimientos prorrusos.
Este patrón creciente plantea serias inquietudes sobre la seguridad, la inteligencia militar y los desafíos geopolíticos en un mundo cada vez más interconectado.
¿Puede haber una guerra sin que ocurra ningún combate directo o confrontación física? La respuesta es sí, y con las mismas consecuencias que las guerras convencionales.
Rusia, China, Yemen, Nigeria… los puntos negros de la ciberdelincuencia en el mundo siguen creciendo y lo hacen con mayor intensidad. Es preciso proteger no solo a los ciudadanos y a las empresas, sino también a las infraestructuras críticas.
En su primera legislatura (2017-2021) se inmiscuyó en menos conflictos porque sus guerras fueron económicas, comerciales y tecnológicas, especialmente con China.