Para comprender lo que el regreso de Donald Trump implica en la seguridad y defensa de la UE y las perspectivas tras su victoria, -justo en momentos en los que el bloque se encuentra enfocado en eliminar dependencias estratégicas y fortalecerse militarmente-, así como de otras cuestiones de actualidad en estas materias, hablamos con el eurodiputado Nicolás Pascual de la Parte, coordinador de la política de seguridad y defensa del Partido Popular Europeo, la primera fuerza política de la Eurocámara.
PREGUNTA: ¿Qué cambia en materia de seguridad y defensa para la Unión Europea con la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, y sobre todo para la OTAN, ese organismo al que él ha criticado en tantas oportunidades?
RESPUESTA: En realidad no tendría que cambiar mucho porque la situación geoestratégica europea, y sus necesidades de defensa y de seguridad, son independientes del presidente de Estados Unidos, de quien ocupe la Casa Blanca, ya sea un republicano, ya sea un demócrata. Hemos llegado a un acuerdo de que necesitamos crear una Europa de la Defensa que se dote de los instrumentos, de las herramientas necesarias para proyectar estabilidad en nuestra vecindad, para defender nuestros intereses en un mundo muy convulso en el cual las políticas de fuerza han vuelto a estar en vigor. Europa tiene que aprender el vocabulario, el lenguaje, de las políticas de influencia y de fuerza, y por lo tato tenemos que dotarnos de esas herramientas o instrumentos necesarios, en el marco de una nueva política europea de defensa.
“Independientemente de lo que pueda hacer el nuevo presidente Trump, en la Unión Europea tenemos que tener nuestras propias ideas, iniciativas y estrategia”.
Para eso hemos empezado con el nombramiento de un nuevo Comisario de Defensa, que es la primera vez que el colegio de Comisarios va a contar con esta figura, y además vamos a ascender en la categoría del subcomité de defensa y de seguridad en el Parlamento Europeo, ante el comité, de pleno derecho. Por tanto, nosotros también nos vamos a dotar de la arquitectura suficiente y necesaria para controlar al comisario, y para ser capaces de tener iniciativas, propuestas, documentos que salgan del Parlamento Europeo, con vistas a crear esa Europa de la Defensa.
P: Todo el mundo está pendiente de lo que vaya a suceder con la guerra en Ucrania, y mucho se ha dicho sobre la posición que Trump podría tomar frente a esta guerra. Hay mucha especulación de lado y lado. Pero ¿usted qué cree que cambiará en este conflicto con la presidencia de Trump y quÉ debería hacer la Unión Europea frente a la posición que él asuma?
R: Independientemente de lo que pueda hacer el nuevo presidente Trump, ya sea que decida seguir con el apoyo militar y financiero al esfuerzo militar de Ucrania, o que decida desasociarse, en la Unión Europea tenemos que tener nuestras propias ideas, iniciativas y estrategia. La guerra es en el corazón de Europa. La guerra cuestiona principios fundamentales de la Carta de Naciones Unidas, de los principios básicos de la convivencia internacional, del reconocimiento de las fronteras internacionales, la soberanía política de independencia, el derecho de las naciones para asociarse en las estructuras socioeconómicas y militares que elijan libremente. Es decir, la Rusia de Putin está cuestionando en su modelo neoimperial todos los principios en los cuales se basa la convivencia internacional. Por ello, creo que con independencia de la postura que adopte Estados Unidos, Europa tiene que tener su propia voz, su propio plan y estrategia.
“El nuevo comisario designado de Defensa y Espacio tendrá que crear esa estructura político-jurídica que sea la base de la futura Europa de Defensa, que tampoco puede tardar mucho. Estamos hablando de un horizonte temporal de 3-4 años.”
Y si los nuevos Estados Unidos, la nueva administración norteamericana de Trump decide por cualquier causa desasociarse, nosotros debemos debatir aquí si somos capaces de mantener el esfuerzo económico y el esfuerzo militar para que Ucrania se pueda defender con esta guerra de agresión injusta de la que es objeto. Y eso significa tener nuestra propia autonomía estratégica abierta, nuestra autonomía estratégica de decisión, y eso se basará en la capacidad que tengamos de liderazgo y de asociar nuestros esfuerzos para seguir con el apoyo. La asistencia financiera, económica y militar a Ucrania dependerá de nosotros, insisto, y no de nadie más.
Negociación frente a claudicación en Ucrania
P: Evidentemente la Unión Europea está buscando sus propias alternativas, pero dentro de esas opciones que Trump podría abordar, se ha hablado de la búsqueda de una negociación… ¿Cómo ven ustedes esa vía de la negociación?
R: Todos los conflicto bélicos terminan por una negociación que normalmente se formaliza en un armisticio, un acuerdo de paz. Pero lo importante aquí es que sea una negociación por una paz justa y duradera. Y esa paz justa y duradera, a mi juicio, no puede ser premiar al agresor, no puede ser premiar a Putin en una guerra, como digo, injusta de agresión contra Ucrania. No puede ser una claudicación directa a los deseos de Putin.
La negociación tiene que ser desde una posición de fuerza por parte de Ucrania y por parte de los países occidentales de Europa y Estados Unidos que apoyamos Ucrania. No nos olvidemos que se está dilucidando, no solamente la libertad y la democracia en Ucrania, sino del continente europeo. Estamos defendiendo nuestra libertad, nuestra democracia y nuestra prosperidad en Ucrania. Por tanto, cualquier acuerdo de paz -del cual estamos todos deseando que se produzca esa paz, evidentemente-, tiene que ser justo y duradero, y para eso tiene que incorporar las legítimas aspiraciones de la parte invadida, que es Ucrania, y no premiar a la parte invasora, que es la Rusia de Putin. Ya veremos cuáles son los términos concretos de ese acuerdo de paz, pero desde luego que para Ucrania será mucho mejor sentarse en la mesa negociadora con una posición de fuerza en el terreno militar y político que en una posición de debilidad.
“Respecto al conflicto de Oriente Medio existen diversas sensibilidades y aproximaciones políticas, y por eso la presencia, la actuación y el protagonismo de la Unión Europea en Oriente Medio no es determinante”
Falta de unanimidad de la UE en el conflicto de Oriente Medio
P: Hablemos sobre la otra guerra que también enfoca la atención del mundo: la guerra de Gaza, de Oriente Próximo, de todo lo que vaya a suceder con Israel y Palestina y con Líbano. ¿Qué cree que se viene para este conflicto y qué papel podría asumir también la Unión Europea?
R: Aquí, desgraciadamente, a diferencia de la guerra de Ucrania en la cual la Unión Europea tiene una posición única y estamos unidos en un frente común, con respecto a Oriente Medio y al conflicto de Oriente Medio existen diversas sensibilidades y diferentes aproximaciones políticas, y por eso la presencia, la actuación y el protagonismo de la Unión Europea en Oriente Medio no es determinante. Eso hay que reconocerlo por la dificultad que tenemos de crear una posición común dentro de la Unión Europea. Dicho esto, es evidente que estamos todos de acuerdo en pedir un alto el fuego cuanto antes, que callen las armas para que sea posible entregar la ayuda humanitaria a los habitantes de la Franja de Gaza y del Líbano, que están sufriendo las terribles consecuencias de la guerra, para proceder a la liberación incondicional de los rehenes israelíes tomados el 7 de octubre del año pasado, y para que se empiecen las negociaciones con futuro. Unas negociaciones que de alguna forma aborden todas las cuestiones pendientes, tanto desde el punto de vista territorial como de seguridad, de libertad, desde los palestinos y los israelíes; es decir, volver al marco establecido en los acuerdos de Oslo.
La Unión Europea aquí debe recuperar el papel tradicional que ha tenido. Hemos sido siempre un facilitador de la paz, hemos sido siempre un motor a favor del diálogo y de las soluciones diplomáticas y políticas a los conflictos. Y yo creo que se debería abrir ahora un espacio de activismo y de protagonismo a la Unión Europea en esa perspectiva. Pero eso será en el momento en que callen las armas y que se abra ese espacio de negociación. Pero, efectivamente, desde ya debemos –como lo estamos haciendo- desplegar nuestros esfuerzos diplomáticos y políticos para llegar a ese horizonte.
P: ¿Qué espera el Partido Popular Europeo del nuevo gabinete de defensa de la Comisión Europea que será liderado por el exprimer ministro lituano Andrius Kubilius?
La verdad es que tengo mucha ilusión. Andrius Kubilius, que fue primer ministro dos veces de Lituania, es un buen amigo personal mío. Lo conozco bien, es una persona muy capaz y ha presentado su programa de una forma muy convincente ante el Parlamento Europeo. Por eso le hemos dado nuestro aval y creo que hará muy bien su función. Importante que los Estados miembros se lo permitamos, le demos el margen de maniobra, la confianza y el apoyo para que realice su tarea. Su tarea básicamente va a ser la de coordinar los esfuerzos de los distintos Estados miembros para crear esa Europa de defensa que hemos comentado al principio, y eso significa identificar vulnerabilidades, las fallas que tenemos en nuestras cadenas de suministro, en nuestras capacidades de producir armas necesarias, en el proceso de toma de decisiones. Es decir, existe toda una serie de retos que el comisario tiene que abordar con el apoyo de los 27 Estados miembros y de sus compañeros del colegio de comisarios, y de Kaja Kallas, -que será seguramente la Alta Representante de Política de Exterior.
“Por supuesto que somos capaces de competir con la industria de armamento y defensa norteamericana, porque en Europa existe mucho talento, lo que pasa es que nos falta aunar esfuerzos. Tenemos los mercados nacionales muy fragmentados, no tenemos un mercado común de la defensa.”
Pero como digo, tenemos que darle nuestro apoyo desde el primer momento, nuestro aliento y nuestra confianza para que sea capaz de identificar vulnerabilidades, proyectos comunes en los cuales todos los países miembros se sientan identificados, la creación de la base tecnológica industrial de defensa europea. Para eso tendrá que identificar las posibles vías de financiación, y al final crear esa estructura político-jurídica que sea la base de la futura Europa de Defensa, que tampoco puede tardar mucho. Estamos hablando de un horizonte temporal de 3-4 años que son los que él mismo se ha dado para arrancar este proyecto tan ambicioso, en el cual cuenta con el apoyo del Partido Popular Europeo y, por supuesto, con el mío personal.
La urgencia para la conformación de la Europa de la Defensa
P: Este año la UE ha estado enfocada en plantearse como prioridad la seguridad y defensa y en eliminar sus dependencias estratégicas, teniendo en cuenta que en materia de seguridad depende de países externos como la OTAN, o Estados Unidos. Pero, ¿qué capacidad real tiene la Unión Europea para competir con la industria militar de Estados Unidos? ¿Es posible competir con esta industria militar?
R: Creo que sí. De hecho, estamos compitiendo con Estados Unidos con transparencia y con reciprocidad, por ejemplo, en la industria aeronáutica. Airbus hoy es un compañía igual, o más eficaz, que Boeing. Hace 20 años era impensable que la Unión Europea pudiese desarrollar un proyecto de avión civil que pudiese competir con Boeing. Pues hoy sí lo tenemos en Airbus. También tenemos, por ejemplo, el sistema de navegación Galileo, que también compite con el sistema GPS norteamericano en pie de igualdad y con mucho éxito. Por supuesto que somos capaces de competir con la industria de armamento y defensa norteamericana, porque en Europa existe mucho talento, lo que pasa es que nos falta aunar esfuerzos.
Tenemos los mercados nacionales muy fragmentados, no tenemos un mercado común de la defensa. Aunque ya en 2011 nos propusimos y declaramos la necesidad de crear ese mercado interior de la defensa, no existe. Existen todavía 27 mercados nacionales y con esa fragmentación, evidentemente, no podemos competir con las grandes empresas norteamericanas. Pero de eso se trata: precisamente uno de los objetivos fundamentales de la Europa de la Defensa, que ha de liderar también el comisario Kubilius, es la creación de esa base tecnológica industrial capaz de desarrollar las propias capacidades europeas con tecnología europea. Para eso hace falta, como digo, tener los proyectos comunes muy claros y la financiación. Pero, desde el punto de vista de tecnología, de capacidad y de financiación, claro que somos capaces, como lo hemos demostrado anteriormente en otras ocasiones.
“Cualquier acuerdo de paz para Ucrania tiene que ser justo y duradero, y para eso tiene que incorporar las legítimas aspiraciones de la parte invadida, que es Ucrania, y no premiar a la parte invasora, que es la Rusia de Putin”.
P: Para terminar, usted ha mencionado algo clave que es esa fragmentación y esa dificultad que existe a veces para encontrar unión o consensos que se necesitan en ciertos temas. ¿Cómo puede la Unión Europea avanzar hacia una política de defensa común con 27 ejércitos?
R: Básicamente creando incentivos positivos que hagan que todos los países estén interesados en participar. Es verdad que no todos los 27 Estados miembros de la Unión Europea tienen una industria de seguridad y defensa nacional potente y no todos tienen la capacidad de proyectar fuerza hacia el exterior, pero sí estamos todos interesados en dotarnos de capacidades necesarias para nuestra defensa. Por tanto, tiene sentido, y lo hemos demostrado durante la guerra de Ucrania, que hemos creado un instrumento común de compra de armamento, en concreto de munición, que ha funcionado muy bien, que hemos unificado nuestras necesidades y por tanto hemos ido al mercado como un solo consumidor a precios mucho más competitivos que si hubiésemos ido cada uno por nuestra cuenta bilateralmente. Es decir, se han de crear incentivos positivos que creen intereses para los Estados miembros para participar en esta Europa de la Defensa.
Todos necesitaremos drones, misiles antiaéreos, información, subcarros de combate, etcétera, etcétera. Es mucho mejor hacerlo conjuntamente, mucho más barato, mucho más eficaz, y desde el punto de vista político, integra mucho más a la Unión Europea. Esa será una de las misiones del futuro Comisario de Defensa: con nuestra ayuda, identificar esos incentivos positivos que inviten a todos los Estados a sumarse en proyectos conjuntos de cadenas de suministros y de productos y servicios de defensa y seguridad.
Y quisiera añadir algo. No tenemos mucho tiempo para hacer todo esto que estamos discutiendo. El horizonte temporal para desarrollar la Europa de la Defensa de una forma operativa será de dos, tres, cuatro años, como máximo. Por tanto, tenemos que darnos prisa los gobiernos, las instituciones europeas, el nuevo comisario, para dar respuesta a esta necesidad, a estas exigencias. Es una ventana temporal que se ha abierto y que tenemos que aprovechar, pero debemos darnos prisa y adoptar una velocidad de crucero, rápida, para adoptar nuestros recursos. No tenemos mucho tiempo y tenemos que reaccionar con rapidez.
Esta entrevista se ha publicado originalmente en aquieuropa, con cuyo consentimiento replicamos.