"¿Hacia dónde va España?" es el título de la primera cita del ciclo 2021-2022 de Diálogos en la Universidad, una iniciativa de la Universidad Villanueva que sirve de foro para el intercambio de ideas y la reflexión. Rosa Díez fue la encargada de inaugurar este ciclo y de tratar de dar respuesta a una pregunta nada sencilla que también estuvo muy presente en la posterior entrevista que mantuvimos con ella.
¿Nos puede explicar cómo ve la situación en España? ¿Hacia dónde cree que vamos?
Estamos en un momento muy delicado, en una situación peligrosa para el futuro de España, la más delicada desde que vivimos en democracia. Esto es así porque las cosas que están ocurriendo forman parte de una estrategia de unos partidos que gobiernan España, no de partidos que están contra el Gobierno de España. Hemos vivido muchos momentos en los que el enemigo de la democracia estaba fuera del Gobierno, hemos sufrido durante muchos años de la democracia los ataques de grupos que asesinaban para evitar que construyéramos la democracia. Eso es lo que fue ETA, una organización terrorista que mataba contra la democracia y para evitar que pudiéramos construir la democracia. Ahora quienes quieren destruir el sistema democrático del 78 gobiernan España, quieren dividir a los españoles, quieren debilitar la nación, empobreciéndola desde el punto de vista económico, de la formación y de la información. Quieren gobernar de una manera despótica, sin control de nadie.
¿Y esto es la primera vez que sucede en democracia?
Así es. Tener a quienes quieren destruir la democracia en el Gobierno de la nación es una situación inédita. La situación se agrava porque la ciudadanía no tiene percepción del peligro. Si hay un riesgo y no somos capaces de percibirlo, no reaccionaremos. Estos diálogos en la Universidad sirven para que la gente tenga conciencia, porque esto o lo paramos entre todos o sufriremos las consecuencias.
¿Y qué opina de la seguridad jurídica? ¿Cree que también está en riesgo?
La seguridad jurídica peligra desde el mismo momento en que tenemos un Gobierno que está dispuesto a saltarse las resoluciones judiciales. Por ejemplo, hay una resolución del Tribunal Constitucional sobre las plusvalías y la ministra dice en un mitin que va a hacer un real decreto para saltárselo; el Tribunal Constitucional decide que los dos estados de alarma y el cierre del parlamento han sido inconstitucionales y el presidente del Gobierno dice que lo volvería a hacer. Hay una inseguridad jurídica evidente porque tenemos a un psicópata al frente del Gobierno de España. Esta inseguridad jurídica la sufren las empresas y se nota, porque no saben a qué atenerse, qué puede pasar mañana. Eso se extiende a todas las vertientes, desde la cibernética a las demás, pero todo es porque quien gobierna el país es un peligro para la seguridad nacional.
Frente a esta situación, ¿cómo ve a la clase política española actual?
La "mediocratización" de la vida en España lleva ya unas cuantas décadas, más de una generación. No solo se produce en la clase política, también en la clase económica, periodística, a todos los niveles, en el país en general. Y ahora con la Ley de Educación se trata de consagrar, el objetivo es que nadie sepa más que el jefe, si es un copión, un falsificador, un impostor tiene que rodearse de gente que sepa menos que él en todo. Con la Ley de Educación se promueve el desconocimiento.
¿Es ahí de donde está parte del origen del problema?
La debilidad es la falta de educación, no hay nada más manipulable que un ignorante. Se trata de formar ignorantes y darles título. Eso es un país manipulable, con personas que no tienen conocimientos. Cuántos estudiantes conocen lo que pasó en la transición española, quién hizo qué, quién votó qué, por qué se hizo una cosa o por qué se hizo la otra. En España ha faltado pedagogía democrática. Hay generaciones de jóvenes que no conocen la historia democrática moderna de nuestro país y no hay nada más manipulable que eso: una ciudadanía ignorante. Si además está empobrecida, está sectarizada, si está dividida, se convierte en el caldo de cultivo perfecto para el totalitarismo y el despotismo, para gobernar sin ningún tipo de control. El siguiente paso es el despotismo legalizado.
¿Considera que todo esto forma parte de una estrategia diseñada?
Por supuesto, todo esto empezó con José Luis Rodríguez Zapatero. Dentro del PSOE se decidió que había que romper la cohesión entre españoles, para provocar que un partido socialista con menos votos que los que había tenido en el pasado pudiera gobernar. Zapatero diseña dividir la derecha, intenta conseguir una extrema derecha con representación institucional, como lo que hizo Mitterrand en Francia, para poder gobernar.
Y de ahí la Ley de Memoria Histórica...
Efectivamente para eso hace la Ley de Memoria Histórica, no para resolver problemas del pasado, sino para conseguir que el PP vote en contra. No quiere una ley para el consenso, sino para dividir. Hoy la sociedad es más permeable. La confrontación y la sectarización son mucho mayores. Zapatero sectariza las bases del PSOE y después traslada esa sectarización al país en su conjunto. Consigue que para las bases del partido socialista el peor enemigo sea la derecha, no ETA, como hasta entonces. Y detrás llega Pedro Sánchez, que pudo gobernar gracias a esa estrategia de Zapatero.
¿Qué se puede hacer frente a todo esto?
Primero tenemos que reaccionar con conocimiento. Nada es más manipulable que un ignorante y por tanto el conocimiento es la base para la acción. La reacción requiere tener consciencia de la situación y después no hay resignación. Hay que trabajar para que la gente tenga conciencia de la situación. Hay que espolear a los universitarios, que pueden conseguir el cambio. En la universidad se formó a la gente que construyó la democracia. Las instituciones no se defienden solas. Eso hay que enseñarlo. A partir de ahí, la gente podrá reaccionar. No se puede ser pasivo ante el peligro. La primera tarea está en la educación y en los medios de comunicación.