El almirante en la reserva Juan Rodríguez Garat es el director del Instituto de Historia y Cultura Naval, así como del libro “Historias de la Armada”, un apasionante recorrido por los grandes hitos de la historia naval de nuestro país. A pesar de la competencia de las series de Netflix, Rodríguez Garat está convencido de que cuando encontremos a quien sea capaz de contar la historia de España a los más jóvenes estos no tendrán duda de cuál prefieren.
Al final de la entrevista se ofrece el enlace para descargar gratuitamente el pdf de este magnífico libro.
Historias de la Armada. Páginas de la historia de España escritas desde la mar, tiene como objetivo repasar los grandes hitos de la historia naval de nuestro país, ¿de dónde surge la iniciativa?
La iniciativa surge a orden del jefe del Estado Mayor de la Armada, en principio como una necesidad para completar la formación de los alumnos de las escuelas de las Armadas, de los cursos de oficiales y suboficiales, donde es muy complicado tener una formación de historia continuada. Hemos tratado de darles una publicación lo suficientemente atractiva para despertar su interés y curiosidad, y para que ellos mismos, una vez concluido su proceso de formación, se llevaran los libros a sus casas, a sus barcos, a sus camarotes, y allí continúen leyendo sobre lo que ha sido la Armada a lo largo del tiempo, que es algo que creemos que es muy importante no solo por razones académicas, sino porque, al fin y al cabo, la historia ayuda a la integración de las personas en la institución.
"Es importante que nuestras raíces se conozcan como realmente fueron y no como, de forma interesada, algunos las quieren contar para favorecer sus propios proyectos políticos o sociales".
¿Es esto ahora más necesario que nunca?
El libro nace para los alumnos en fase de formación, pero hemos comprobado que hay una necesidad en la misma sociedad española de cultura histórica, porque realmente la historia y la geografía son las que nos dan las raíces hoy en día de lo que somos, y es importante que estas raíces se conozcan como realmente fueron y no como, de forma interesada, algunos las quieren contar para favorecer sus propios proyectos políticos o sociales.
¿A qué cree que se debe el hecho de que en los últimos años exista un mayor interés por conocer nuestra historia?
Entre otras cosas porque la historia se ha politizado en las últimas décadas en todos los lados. La historia siempre ha tenido en sus orígenes un poco de propaganda bélica, nacional… Siempre se ha utilizado con fines muy distintos a los puramente académicos por conocer lo que ocurrió. Y con el incremento del número de personas que cuestionan nuestra presente Constitución basándose en razones históricas muchas veces traídas por los pelos, o sencillamente inexistentes, se despierta el interés por saber si eso que se nos está contando es verdad o no.
¿El libro está disponible para cualquier persona interesada?
El libro se distribuye gratuitamente en formato pdf tanto en las páginas web de la Armada como en las de la subdirección de publicaciones del Ministerio de Defensa. Es gratuito, porque no está escrito con ánimo de lucro, y también se puede comprar en formato papel, lo cual tiene un coste, y el Ministerio de Defensa lo vende en su servicio de publicaciones. Esperamos que en algún tiempo más podamos tener el libro en inglés a la venta en el Museo Naval, porque el discurso del recién abierto museo se complementa muy bien con el libro. De hecho, muchos de los textos que se encuentran en las cartelas del museo son literalmente los mismos que están escritos para el libro. Porque el Museo Naval también aspira a contar nuestra historia de otra manera, basada en las piezas de nuestro patrimonio, pero en el fondo lo que queremos es colgar la historia de España en las paredes del museo.
"La propaganda de guerra es más necesaria para aquel que tiene las cosas menos controladas. Lo mismo que hizo España con la batalla de Lepanto lo hicieron los demás en cuanto estuvieron en condiciones de competir. Y lo hicieron con más continuidad y con más éxito que nosotros porque tenían más necesidad".
El libro recoge la época de los descubrimientos, la vuelta al mundo de Juan Sebastián Elcano, la Batalla de Lepanto, las guerras contra Inglaterra, la pérdida de los territorios de ultramar o el resurgir de la Armada en esta última etapa… ¿cuál es el momento de máximo esplendor de nuestra armada?
Hemos tenido altibajos en toda nuestra historia, pero de todos nuestros momentos de apogeo el más importante posiblemente coincida con la victoria de Álvaro de Bazán en la Isla Tercera en el año 1582 y 83, que es cuando se termina de integrar el imperio portugués bajo Felipe II. Nuca la monarquía hispánica fue más grande ni más poderosa.
El libro arranca con Roma, un momento en el que España no existía como tal… ¿Qué se puede entender entonces como presencia naval de nuestro país?
En el libro nosotros empezamos a hablar de la Armada española en las primeras décadas del siglo XIII. Empezó primero la Marina de la Corona de Aragón, y luego la Marina de la Corona de Castilla pocos años después. Consideramos a estas a los progenitores de la Armada actual. Cuando hablamos de Roma no lo hacemos en el sentido de que nosotros seamos herederos de la marina romana ni mucho menos, pero sí hablamos de lo que es el desarrollo de los barcos, de los conceptos y de los sistemas que poco a poco han ido haciendo posible una Armada en los años en los que Roger de Lauria en Aragón y Bonifacio de Castilla empezaron a firmar páginas de la historia de España sobre la mar.
¿Y hasta qué punto fue determinante, en esos dos siglos de historia en los que España dominó geopolíticamente el mundo, el papel de la Armada?
El concepto de la Armada como institución es del siglo XVIII en la Ilustración, pero su predecesor es de hace más de dos siglos. Empieza realmente desde que Jaime I conquista el reino de Mallorca por vía marítima, sin batallas navales en esa acción, y ahí se dispara la expansión mediterránea de la corona de Aragón, que dura muchísimo tiempo, y domina Sicilia, Cerdeña y el reino de Nápoles.
Por su parte, Castilla se enfrenta al poderío musulmán en el Estrecho desde mediados del siglo XIII también, al poder inglés en la Guerra de los Cien Años, y al poderío portugués en el siglo XIV, lo que la convierte en la gran dominadora de toda la mar en su esfera de influencia, que incluye todo el Golfo de Vizcaya, incluso el Canal de la Mancha, y todo el litoral sur de la Península Ibérica. Es decir, la gloria de los reinos que hoy son España sobre la mar empieza mucho antes de lo que la gente recuerda.
Nosotros consideramos que la primera vez que la Armada da un paso relevante en nuestra historia es en 1248, en la conquista de Sevilla por Fernando III, en la que Bonifacio colabora creando una escuadra en el Cantábrico que derrota a los musulmanes en la entrada del Guadalquivir, sube el rio, derriba los puentes que unen Sevilla con Triana, completa el cerco de Sevilla y permite que el rey tome la ciudad.
Nos remontamos mucho más que a la época de los Reyes Católicos en lo que se refiere al momento que consideramos que la actual España fue hegemónica sobre la mar en las áreas de influencia. Si decimos que empezamos a mediados del siglo XIII, y hasta finales del siglo XVI nuestro poderío marítimo fue incontestado, son muchos más años de los que la gente recuerda. Y luego todavía España compitió por la supremacía marítima, que no cedió hasta la batalla de las Dunas en 1639.
La historia de la Armada, desde esa perspectiva, es apasionante; en toda esa época prácticamente no conoció la derrota. El mundo recuerda a los tercios como la gran contribución española, una especie de organización militar que fue el ejemplo de Europa durante más de un siglo. Los galeones españoles ocupan sobre la mar ese mismo papel durante todo el siglo XVI fueron tan invencibles como los tercios en tierra, pero esa historia no se ha contado del todo a los españoles.
El navío Santa Ana. Modelo de Galeón. Modelo de coca. Modelo de Carraca.
¿Por qué cree que esto ha sido así?
Son muchas razones, pero el interés por la historia, si uno lo mira cronológicamente, nace fundamentalmente de la propaganda de guerra. Y no es que nosotros no hiciéramos propaganda de guerra, pero sí es más necesaria para aquel que tiene las cosas menos controladas.
Cervantes escribió sobre Lepanto la célebre frase "La más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes ni esperan ver los venideros" en el fondo es propaganda de guerra, porque Lepanto fue muy importante, pero tampoco es la más alta ocasión que vieron los siglos. Lo mismo que hizo España con la batalla de Lepanto hicieron los demás en cuanto estuvieron en condiciones de competir con el poderío hispánico sobre la mar. Y lo hicieron con más continuidad y con más éxito que nosotros porque tenían más necesidad. Holandeses, franceses e ingleses justificaban los ataques al tráfico marítimo español con las Indias en base a una propaganda de guerra que decía que los españoles merecían castigo por su comportamiento con los indios.
"La historia de la Armada española, contada por quienes la cuentan, es como tratar de conocer la historia de la marina japonesa de la II Guerra Mundial por las películas de John Wayne que se hicieron en 1942 para vender más bonos de guerra en EE.UU."
La famosa leyenda negra surge como propaganda de guerra, y como propaganda de guerra surge la interpretación británica de los éxitos que indudablemente tuvieron en el siglo XVIII, aunque también tuvieron sus fracasos, como en el caso de Trafalgar. Y como ellos son los que ganaron las últimas guerras, y son los que por interés y recursos los que han escrito la historia, pues en general tendemos a conocer nuestra propia historia a través de los ojos de historiadores anglosajones influidos por la propaganda de guerra, y ese fenómeno es realmente difícil de superar. Yo en alguna ocasión he dicho que la historia de la Armada española, contada por quienes la cuentan, es como tratar de conocer la historia de la marina japonesa de la II Guerra Mundial por las películas de John Wayne que se hicieron en 1942 para vender más bonos de guerra en EE.UU.
¿Y cuál de todas las batallas libradas en el mar considera más sofisticada técnicamente?
Aparte de Lepanto, que obviamente es una batalla impresionante desde el punto de vista militar y táctico, más naval y meritoria todavía por librarse en condiciones de clara inferioridad fue la victoria de Álvaro de Bazán en 1582 en las islas Azores contra una escuadra muy superior numéricamente del francés Strozzi que trataba de impedir la consolidación de Felipe II como monarca de Portugal. La historia es francamente impresionante, cómo se consigue, y además tiene una peculiaridad, ya que en general se ve a los galeones españoles, construidos en España y Portugal, como dominadores del mundo frente a los galeones franceses que competían por la corona de Portugal.
¿Y actualmente en qué punto se encuentra nuestra Armada?
La guerra es un negocio complicado en el que nunca gana el mejor, sino el menos malo, porque es una actividad realmente poco natural en el hombre, hecha en circunstancias extremas, y donde nunca uno tiene todos los cabos atados. Normalmente gana el que tiene menos cabos sueltos. Y todas las marinas tienen más dificultades de las que le gustaría, pero lo cierto es que la Armada ahora, dentro de esos subeybajas históricos, se encuentra en uno de los altos.
Los buques que tenemos ahora, diseñados y construidos en España, se venden bien en el mercado internacional, satisfacen las necesidades de otros países, y traen a España divisas y puestos de trabajo. Me gusta compararlos con los reales de a ocho que traían de las Indias en la época histórica, es decir, que son rentables para la nación. Desde el siglo XIX, los diseños y construcciones navales españolas nunca han estado entre las mejores del mundo hasta el siglo XXI. Actualmente no hay fragatas mejores en el mundo que las de la clase Álvaro de Bazán, y ese sentimiento no lo teníamos desde Romero y Fernández de Landa construyó los últimos navíos del siglo XVIII.
Desde el punto de vista de material estamos satisfechos, y también del personal. Nuestra gente es por lo menos igual que la de los países con mayor tradición marítima, y en cuanto a las misiones que hacemos ahora, estamos en línea con los países importantes haciendo lo que España quiere que hagamos, alineados dentro del concierto de las naciones. Ese papel que ha recuperado España tras los tiempos del aislamiento también lo ha recuperado la Armada.
"Yo animaría a los jóvenes a entender mejor nuestra historia, nuestras raíces, a cerrar el pesimismo histórico que al final se traduce en una desesperanza de cara al futuro y en una falta de compromiso con la empresa colectiva que es España".
¿Y los jóvenes españoles sienten atracción hacia la Armada?
Yo diría que no tenemos problemas de reclutamiento. Hay suficientes jóvenes que quieren ser marinos, la nota de corte para entrar en la escuela naval es alta, y hoy por hoy no tenemos ese problema. A lo que sí los animaría es a entender mejor la Armada, y sobre todo a entender mejor nuestra historia, nuestras raíces, a cerrar el pesimismo histórico que al final se traduce en una desesperanza de cara al futuro y en una falta de compromiso con la empresa colectiva que es España. Los españoles tenemos necesidad de creer en nosotros, en lo que hacemos, y la historia bien contada nos puede dar ese impulso que necesitamos para tratar de sobreponernos a los pequeños baches de cada día, que suceden en todas partes.
¿Y venir a ver el Museo Naval?
Eso es lo menos que puedan hacer. La gente joven tiene una experiencia muy atractiva, les va a gustar. Es un museo idóneo para jóvenes. Estamos viendo cosas aquí que despiertan la imaginación, que recuerdan aventuras en mares y épocas remotas. Aquí se puede venir a disfrutar, y si se leen los carteles también se puede aprender algo de historia de España de una forma muy didáctica.
¿Y hay previstas otras iniciativas de divulgación?
El Instituto de Historia y Cultura Naval hace constantemente actividades culturales de todo tipo. Desde el libro hasta ciclos de conferencias… Y a medida que aprendemos el camino vamos adaptando más el mensaje a la gente joven que quiera escucharnos. Estamos siempre aprendiendo porque el mundo de hoy es muy diferente al que yo conocí cuando me formé. Netflix es una competencia dura, la historia de España tiene que competir con la de Juego de Tronos, y si no vamos ganando en esa competencia ante la juventud es porque aún no hemos encontrado a quien la cuente como hace Netflix con esas grandes aventuras ficticias.
El lenguaje de publicaciones tampoco es el que demanda ese nuevo público, y estamos editando desde comics hasta libros de divulgación, además de las académicas. Constantemente estamos organizando actividades. Posiblemente las más brillantes son las exposiciones temporales, que ahora están paradas por toda esta situación. Puedo adelantar que la próxima exposición temporal será sobre la participación de la Armada en la Guerra de la Independencia de Estados Unidos, que nos deben mucho, y aunque sus eruditos lo reconocen, es totalmente desconocido para americanos y españoles por igual.
Volviendo a Netflix, sería espectacular la cantidad de contenido que podrían hacer con todo eso…
Sin duda, pero luego está la idiosincrasia del pueblo español, que quizá tenemos un cierto regusto por el fracaso. El drama llama más la atención que la aventura. Es sorprendente la cantidad de autores españoles que escribieron libros sobre Trafalgar. Mucho más interesante que Trafalgar fue la Batalla de las Azores, que ganamos, y no me consta que nadie haya escrito sobre esto. ¿Por qué hacemos esto? Es difícil de decir, aunque ya desde el Siglo de Oro nuestros escritores más brillantes fueron siempre muy críticos con la propia España, algo que en otros países no se ha estilado tanto.
Descarga de forma gratuita el pdf del libro Historias de la Armada. Páginas de la historia de España escritas desde la mar pulsando en este enlace.