Ramón C. Riva.

Opinión

¿Actuará el servicio de inteligencia marroquí contra la posible diputada española Tesh Sidi?

Ex militar y experto en Seguridad.

Guardar

La activista saharaui Tesh Sidi. Imagen extraida de YouTube.

Cuando pase la inmediatez de las noticias nos encontraremos con una inclusión en listas (las de SUMAR en Madrid) y casi segura futura diputada, TESH SIDI, quien va a necesitar ser protegida por nuestras Fuerzas de Seguridad del Estado y sobre todo por el CNI.

Como noticia, parece fuerte, pero es de esas realidades que sucesivos gobiernos españoles –y sobre todo el actual- no han querido ver o, si lo han visto y tomado medidas, han querido ocultar.

Pero antes de todo, ¿quien es Tesh Sidi? Tesh Sidi nació en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia), en 1994. Por lo tanto, es argelina y saharaui de nacimiento. Llegó a España con siete años a casa de una familia de acogida de Alicante y, en consecuencia, también es española. Estudio Ingeniería Informática e hizo un Máster en Big Data e inteligencia artificial y es la creadora de la Plataforma SaharawisToday publicada en francés, árabe, inglés y castellano.

Su “peligrosidad” para la “casta marroquí” (El Majzén) viene de denunciar continuamente el lobby de Rabat en la Unión Europea, y una posición tremendamente “moderna” sobre la oposición saharaui. “Creo que el pueblo saharaui tiene que ocupar posiciones de poder. Muchas personas que han emigrado suelen estudiar ciencias sociales y se dedican al ámbito de las oenegés o la cooperación internacional por esa necesidad de ‘salvar’ que tenemos. Pero no pasa nada por estar en la banca o en política. Hay que estar donde se toman las decisiones para poder cambiar las cosas. En el banco en el que trabajo saben que soy saharaui y activista. Los saharauis tienen que intentar ser presidentes de comunidad en sus edificios, diputados, referentes allí donde trabajen. Creo que es complicado el referéndum en los próximos años. Mientras no tengamos un presidente de Gobierno saharaui o migrado no van a cambiar las cosas.”

Y, ¿qué dicen los medios de Marruecos al respecto?

He aquí algunos entrecomillados literales: “Yolanda Díaz ha colocado a un saharaui de origen mauritano, Tesh Sidi, que no pudo presentarse a las últimas elecciones autonómicas con Mas Madrid como número tres en las listas de Sumar por Madrid, que ella encabeza, para las elecciones parlamentarias anticipadas del próximo mes. 

Díaz, ministra comunista de Trabajo en el Ejecutivo español, conocida por su alergia y animadversión hacia Marruecos, lo calificó de ‘país dictatorial’. La vástaga de su madrina, Tesh Sidi, había fracasado en las últimas elecciones (municipales y regionales del 28 de mayo). La razón, un tanto incivil e incluso fraudulenta, era que estaba empadronada en Madrid, Málaga y Bilbao, y por tanto recibía el triple de ayuda humanitaria local.

Dado que aparecía empadronada en tres lugares diferentes y, por tanto, tenía un domicilio fiscal, físico o profesional difícil de determinar, la Junta Electoral Provincial de Madrid pidió, naturalmente, su sustitución. La decisión fue confirmada por el Tribunal Constitucional español. Dicho esto, es muy probable que la activista del Polisario Tesh Sidi, nacida en los campamentos saharauis de Tinduf (Argelia) hace 29 años, consiga un escaño en el Congreso de los Diputados (Cámara Baja). La última vez que España tuvo representantes saharauis fue durante la dictadura, cuando el entonces Consejo del Sáhara representaba a los saharauis ante los tribunales franquistas.”

De ser falso, ya vemos cómo se las gastan los medios de información de Marruecos contra todo aquel que va contra la “sagrada” trilogía marroquí: Rey–Religión–Integridad Territorial frente a Sahara.

De ser cierto, ya doy pistas a periodistas (yo no lo soy) para confirmar lo que sería claramente una estafa al erario y, por tanto, señalar que tipo de candidatos presenta Mas País y SUMAR a las elecciones.

Y la siguiente pregunta que me hago al respecto es ¿qué hace un país –en teoría amigo– con más de 40 espías en España, y –a menudo- saltándose nuestras leyes?

España mantiene una buena relación de cooperación en materia de terrorismo con la DST/Dirección de Vigilancia del Territorio y en teoría con la DGED/Servicio de inteligencia exterior. Pero ¿es en “teoría” Marruecos un país amigo con España y Europa?

Ya en diciembre 2012, Ignacio Cembrero denunciaba en El País: “A la caza del espía marroquí. El servicio secreto de Mohamed VI es, tras el ruso, el que más agentes pierde en el Viejo Continente. Yassin Mansouri, compañero de estudios del rey, lo dirige desde 2005” También es cierto que lo publicaba en pleno Gobierno Rajoy, no sé si en pleno Gobierno PSOE diría lo mismo.

¿Cómo es posible que la mayor partida del presupuesto del DGED (más de 1.000 millones de euros) correspondan a España, y más de 40 agentes, sin contar toda una red de empresarios, banqueros, periodistas e incluso políticos que militan en su red encubierta, se desplacen e intervengan libremente en nuestro país?

“Los informes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) son recurrentes: el espionaje marroquí es, tras el ruso, el más ‘agresivo’ que se despliega en España, y no solo por su uso masivo de Pegasus. Y es que Rabat -apuntan fuentes de la inteligencia española- tiene en territorio nacional muchos más agentes que cualquier otro estado extranjero”, afirmaba Melchor Saiz en el diario Las Provincias en mayo de 2022.

“Ahmed Charai, L’Observateur du Maroc, colaboraba con la DGED y había participado en la compra de periodistas estadounidenses, británicos y franceses con la intención de que publicaran noticias que relacionaban al Frente Polisario con el terrorismo yihadista. Llegó incluso a publicar que el Presidente Aznar era el padre del hijo de la ministra de Justicia francesa, Rachida Dati” (The Objective, 18-06-2022).

Hasta 2013 bastaba con que el CNI informara –a la hora de conceder una nacionalidad- de que el solicitante constituía “un peligro para la seguridad nacional” para que esta se denegara. Una sentencia del Tribunal Supremo en 2013, para evitar indefensión en los solicitantes, obligaba al CNI a explicitar hechos concretos. Desde ese año son numerosos los casos en los que la Justicia española ha denegado la nacionalidad a marroquíes residentes en España por trabajar o colaborar con los servicios de información de Marruecos.

En resumen, tenemos a un país vecino, supuesto amigo, con agentes circulando por territorio español sin ceñirse a leyes españolas en lo referente a su rey, su religión (el rey no quiere que los marroquíes emigrantes practiquen corrientes religiosas distintas al islam malikí que se practica en Marruecos ) o su “integridad territorial” (hoy Sahara, luego Ceuta, Melilla, Canarias a debatir, etc.) y los servicios de inteligencia de ese país tienen en el Top 5 de personas a “vigilar” a una ciudadana española, posible próxima diputada.

Nuestra obligación –si queremos ser un país respetable y respetado–, y no solo la de las autoridades, es, primero, indagar en función de las denuncias por falsa domiciliación, saber si esa ciudadana merece ser o no representante política del pueblo español, y, segundo, si es que sí, y sale elegida, protegerla y respaldarla con la rotundidad necesaria de no intromisión por otros países.

Al menos yo lo denuncio -ambas informaciones- y cumplo con mi obligación.