Victor M Perez Velasco, autor de “Valores políticos y conflicto en España”.

Opinión

Comunismo o fascismo: confundir para mentir

Psicopolitólogo.

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Dictador.
Dictador.

Resulta fascinante, pero en realidad bastante decepcionante, observar cómo ciertas familias políticas usan y abusan del término “fascista” como solución barata y poco rigurosa para referirse a sus antagonistas políticos. Pero también se observa en estas familias políticas su contrario, cómo ocultan, dulcifican, lavan o blanquean el término “comunista”, cuando se refieren a sí mismas o a sus aliados.

Para estos grupos doctrinales el “fascismo es malo” y el “comunismo es bueno”.  

Lo cierto es que, por diversas razones, progresistas y nacionalistas, exhiben este mismo criterio, claramente interesado en mentir, cuando se trata de hacer análisis comparados de las políticas de sus antagonistas. Por un lado, exhibiendo una burda torpeza intelectual de calificar a toda formación política, personaje, institución o medio de comunicación no afín, de “fascista”. Y por otro, obviar la esencia radical o revolucionaria, de todo colectivo, medio de comunicación o individuo, cuya identidad es “comunista” o “filo comunista”. A su favor ser progresista.

Estigmatizando a lo que huela a derecha y enmascarando a lo que tenga tufo radical de izquierda, la progresía política se erige en propietaria de la verdad, hace diagnósticos, adoctrina a la ciudadanía y se ofrece como la única y auténtica opción democrática del país. Pero esta actitud es pura fabulación y tiene un corto recorrido, ya que tan pronto como la objetividad se abre paso, se desvela el engaño calculado del que son víctimas los ciudadanos incautos o entregados a estas formaciones políticas.

Afirmo lo anterior porque interesado por el conocimiento de los valores políticos en España, realicé un trabajo tratando de identificar los valores propios de diferentes filosofías políticas desde una perspectiva objetiva. Fruto de este estudio, identifiqué más de 60 valores que podrían describir los movimientos ideológicos del panorama político español actual. De dicho análisis he seleccionado los valores políticos que definirían al fascismo y al comunismo, he aquí los resultados:

Valores fascistas
Valores fascistas.

El cuadro nº 1 se ha extraído a partir de la abundante documentación relacionada con los movimientos fascistas, tomando como principal referente el nacionalsocialismo alemán, hasta elegir un número mínimo de sus valores políticos más representativos.

Como podrá apreciarse, en contra de lo que opina a progresía política, los valores fascistas del cuadro anterior, poco o nada tienen que ver con los valores políticos de la derecha o de la a ultraderecha parlamentaria española ni europea. Pero progresistas y nacionalistas periféricos, suelen calificar de fascistas a sus antagonistas políticos, especialmente de las derechas españolas, en un exceso de frivolidad, desinformación, gratuidad y falta de rigor, cuyos valores en poco o nada se parecen a los descritos en el cuadro primero.

No existe ninguna fuerza de derechas o de ultraderecha parlamentaria que se ajuste a los valores del fascismo. En otras palabras, en el parlamento español no existe el fascismo, tal como se ha definido en este estudio. Es correcto condenar estos valores, pero no es juego limpio atribuírselos a partidos que no lo son.

Valores comunistas.
Valores comunistas.

Recurriendo a un método similar, se confeccionó el cuadro nº2, reproduciendo los valores políticos comunistas. Este conjunto de valores está extraído de documentos, fuentes y datos derivados de la observación de los grupos afines al comunismo, que todavía vive activo en nuestra sociedad. La mayoría de ellos se inspiran intelectualmente en el marxismo, con una conexión inequívoca en la fracasada experiencia soviética

Pero paradójicamente, se podrá observar que los valores políticos de los movimientos comunistas del cuadro nº2, tienen una considerable analogía con los valores políticos de la ultraizquierda española y parte de la socialdemocracia, tanto española como europea. En cambio, las izquierdas progresistas no encuentran nada anormal ni repudiable en la ultraizquierda española, a la cuan lavan, enmascaran y legitiman a pesar de la obviedad de su semejanza con el comunismo clásico e histórico y ser una amenaza para la democracia.

Las fuerzas parlamentarias de ultraizquierda españolas son objetivamente filocomunistas y suponen una amenaza seria para nuestra democracia como lo evidencian sus conexiones con regímenes como Venezuela o Cuba, entre otros.

Posicionamiento de la Unión Europea

El lector debe saber que, el 19 de Septiembre de 2019, el Parlamento Europeo aprobó una propuesta de resolución común (RSP, 2019/2819) por 535 votos a favor, 66 en contra y 52 abstenciones, sobre la importancia de la memoria histórica para el futuro de Europa. En este documento se incorporaron veintidós conclusiones, de las que extraemos cuatro de ellas por su especial relevancia y conexión con los valores políticos que estamos analizando. La Unión Europea, a través del mencionado documento, sugiere a sus estados miembros lo siguiente:

  • 3. Recuerda que los regímenes nazi y comunista cometieron asesinatos en masa, genocidios y deportaciones y fueron los causantes de una pérdida de vidas humanas y de libertad en el siglo XX a una escala hasta entonces nunca vista en la historia de la humanidad; recuerda, asimismo, los atroces crímenes del Holocausto perpetrado por el régimen nazi; condena en los términos más enérgicos los actos de agresión, los crímenes contra la humanidad y las violaciones masivas de los derechos humanos perpetrados por los regímenes comunista, nazi y otros regímenes totalitarios;
  • 5. Pide a todos los Estados miembros de la Unión que hagan una evaluación clara y basada en principios de los crímenes y los actos de agresión perpetrados por los regímenes comunistas totalitarios y el régimen nazi;
  • 6. Condena toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el nazismo y el estalinismo, en la Unión;
  • 17. Expresa su preocupación por el hecho de que se sigan usando símbolos de los regímenes totalitarios en la esfera pública y con fines comerciales, y recuerda que varios países europeos han prohibido el uso de símbolos nazis y comunistas;

Debe resaltarse que el gobierno español actual, con un perfil político social comunista, no ha divulgado ni tomado las iniciativas legislativas necesarias para cumplir con esta resolución de la Unión, que no es ajena a nuestra realidad sociopolítica. Además, deberían haberse analizado e introducido las posibles influencias de esta RSP en leyes como la Memoria Histórica y la Memoria Democrática, muy probablemente, elaboradas al margen de estas resoluciones europeas y que esperarían su revisión.

Conclusión

Sorprende que la mayoría de las personas que se mueven en política, y no digamos los anestesiados votantes que los acompañan, se nutran del prejuicio y no tengan, o lo que es peor, no estén interesados, en conocer de forma objetiva el significado real de “fascista” y “comunista” y su arbitraria conexión con la ultraderecha o la ultraizquierda. No interesa la verdad, interesa la manipulación y aplicar el principio: adoctrina que algo queda.

Hay una amenaza inmanente que procede de los fascismos (democracias orgánicas) y de los comunismos (democracias populares) que tienen como objetivo la destrucción de las democracias liberales. Objetivamente, ambos sistemas de valores amenazan a la salud de las democracias occidentales, pero sorprende el trato asimétrico que reciben por parte de la progresía: se califica de fascistas a quienes objetivamente no lo son, y se tolera y ensalza, a quienes comparten valores comunistas, desautorizados ambos por el sentido común y por la Unión Europea.

Nuestro deber es ser democráticamente intolerantes y beligerantes con cualquier arbitrariedad interesada y pedir objetividad a todos por igual. Tanto el fascismo como el comunismo son movimientos de corte totalitario, y tienen el hedor insoportable de los movimientos liberticidas. Debemos, en nombre de la decencia política, exigir que haya objetividad en la calificación de nuestros adversarios políticos y especialmente, exigir que la ley se cumpla para ambos por igual, y sin excepción, como recomienda la Unión Europea.

 

Publicación relacionada con este artículo: Pérez Velasco, V.M. (2023) Valores políticos y conflicto en España. Madrid: Editorial Universidad Francisco de Vitoria