En el caso de España –que ejercemos y vivimos como país avanzado y no “gran potencia”- la misión de la Defensa es ejercer el suficiente poder de disuasión que nos permita la integridad territorial y defender nuestros intereses.
Peo este nivel de defensa no es rígido, depende fundamentalmente de dos variables: de nuestra propia capacidad y de nuestra relación con las posibles amenazas (que no depende de nosotros).
La pregunta básica, independientemente de criterios políticos, es si estamos hoy mejor preparados para defendernos qué en 2014 o 2004 o 1994. ¿Y cuál será la situación en nuestro próximo futuro?
La realidad es que la España democrática vivió un enorme proceso de modernización de sus fuerzas armadas durante los años 1990 y años 2000. Por causas de la crisis económica, desde el 2008 al 2014 hubo un fuerte parón inversor que retrasó algunos planes y directamente anuló otros.
Ahora, como consecuencia del aumento de la inestabilidad internacional (Sahel, las tensiones en Taiwán, la invasión rusa de Ucrania, la guerra Israel-Gaza, nuestros compromisos con la OTAN y la Unión Europea han propiciado un fuerte aumento de la inversión en defensa, con un compromiso de pasar del 1.3 al 2% del PIB en su presupuesto.
Pero la bien intencionada decisión de apoyar a la industria nacional de Defensa para lograr ser casi autosuficientes en este sector (somos el octavo o noveno país exportador de armas en el mundo) se ve torpedeada por una serie de decisiones de intervención política, por un lado, y de intereses y enfrentamientos económicos dentro de la propia Industria de Defensa que se beneficia de este aumento de los presupuestos.
El 22 de septiembre el diario El Mundo lo decía abiertamente: “Ni submarinos ni blindados: el fiasco de los dos grandes proyectos de la industria de defensa española”.
“La demora en la producción de los sumergibles S-80 afecta al adiestramiento en la Armada y al reparto de destinos. De los 348 nuevos vehículos 8x8 Dragón que espera el Ejército sólo ha recibido siete”, añadía en el cuerpo de la información.
Se habla mucho de los 348 vehículos del programa Dragón 8x8, pero poco del plan total: 348 primera fase más 365 segunda fase más 285 tercera fase, lo que suman los 998 previstos, que tendrían que ir acompañados en paralelo con el programa de Vehículo de Apoyo de Cadenas VAC (394 previstos por casi 2000 millones).
Si combatiéramos a base de power point (presupuestos y planes aprobados) y ránking de defensa (somos el 20 ejercito mas potente del mundo según Global Fire Power) nuestra capacidad de disuasión, y más dentro de la OTAN, está asegurada.
Pero la vida son realidades, y al igual que cuando los sucesos de Barbate no había ninguna embarcación para perseguir a los narcos por averías sin presupuesto para repararlas -y estos entraban y siguen entrando como “Pedro por su casa”-, la realidad es que los militares viven con preocupación esta situación y reconocen abiertamente que, a día de hoy, “estamos con transportes blindados y operacionales obsoletos, con un solo submarino y antiguo, y muchísimas unidades faltas de la munición y material de combate necesarios”.
Y una aclaración: cada vez que Global Fire Power califica, no califica las fuerzas armadas de ese país en ese momento, sino que realiza un análisis exhaustivo basado en más de 60 factores y presenta una visión detallada de la capacidad militar de 145 naciones. Y capacidad (PIB, industria civil, puertos, aeropuertos, etc.) sí tenemos, pero hay toda una serie de decisiones políticas e intereses particulares en el sector de la Industria Defensa que hay que revisar muy a fondo.