Pilar Rangel

Opinión

Europa se mete en un buen lío con la retirada de la EUTM Mali

Experta en Terrorismo Internacional y en la lucha contra Daesh.

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Imagen de la despedida de la EUTM Malí. Foto: EUTM Malí.
Imagen de la despedida de la EUTM Malí. Foto: EUTM Malí.

Después de 11 años de Misión, la EUTM Malí, la misión de adiestramiento de la Unión Europea, abandona Malí el 18 de mayo y con ella nuestros soldados. Malí es el epicentro actual del terrorismo yihadista en África y lugar geoestratégico para el control de todos los tráficos ilícitos que entran en África y cuyo destino es Europa.

España era el pais de la Union Europea que más soldados ha aportado a esta misión de adiestramiento a las fuerzas armadas malienses, y unido a esta misión se han desarrollado también distintos proyectos locales en beneficio de la población de este país.

Esta retirada supone una más de las ultimas llevadas a cabo por Occidente en el Sahel. Primero fue la salida de Francia y la Operación Barkhane de Malí, Burkina y Niger, también salió la MINUSMA a petición del gobierno maliense y lo mismo ocurrió en Niger con la salida de Francia, la Union Europea y por último EE.UU.

Coincide que la retirada de Occidente de estos tres países (Malí, Burkina y Níger) ocurre justo después de la llegada al poder de una junta militar por un golpe de estado y la posterior llegada de Wagner con sus mercenarios.

Pero vemos cómo en los últimos meses no solo ha llegado Rusia al Sahel a ocupar todos los huecos que ha dejado Occidente, sino que también lo han hecho China, Irán y Turquía.

La narrativa que Rusia ha hecho circular es que si Occidente está allí se le acusa de injerencia y si no está se le acusa de abandono.

 

Parece que hay una lucha por el Sahel donde Occidente va dejando su presencia en manos de estos países y donde Europa debería mantenerse dado que son países esenciales para detener la inmigración irregular, el terrorismo y el crimen organizado que llega a Europa.

Para unos países es importante el Sahel por la abundancia de recursos minerales que tiene y su explotación y, para otros, por su posición geoestratégica.

Lo más preocupante de todo ello es que la grave situación del Sahel se está extendiendo a los países del Golfo de Guinea. Llegados a este punto, ¿cuál sería la solución?

En primer lugar, habría que hacer una análisis de por qué ha fallado la intervención occidental en el Sahel: ¿cuáles son los puntos que se han logrado y cuáles han faltado?

En segundo lugar, sería importante contar con los países del Magreb dada la cercanía con el Sahel y trabajar también con ellos. Y, por último, sería importante llevar a cabo programas especializados según la situación de cada país del Sahel

Lo que realmente ocurre en el Sahel es que se está librando una dura competencia entre las grandes potencias por quedarse con el trozo de tarta más grande.

La estrategia de Occidente para el Sahel necesita ser reinventada, en un contexto en el que África se ha convertido en el campo de una confrontación híbrida entre Occidente y sus competidores chinos y rusos. Los mercenarios de Wagner, vinculados al Kremlin, han suplantado a Occidente en el Sahel donde instalaron narrativas maliciosas a instancias de actores externos.

Además, en la batalla por la influencia en África que se está desarrollando en Internet y en las redes sociales, Occidente tiene la desagradable impresión de ser superada por actores sin escrúpulos, especialmente rusos. La narrativa que se ha hecho circular es que si Occidente está allí se le acusa de injerencia y si no está se le acusa de abandono.

La salida de la EUTM Malí supone un vacío de seguridad que tiene a Europa como principal perjudicado.

Si hay alguna lección que hay que aprender es la necesidad de tener en cuenta a todos los actores implicados en la zona, la protección y la percepción de la población civil y las realidades locales, algo que hasta ahora no ha sucedido.

El futuro del Sahel pasaría por lo que se ha denominado la estrategia de las 3 D: Defensa, Diplomacia y Desarrollo. Y si bien Occidente ha centrado todas sus capacidades en el ámbito de Defensa ha fallado claramente en la Diplomacia y  en el Desarrollo.

Insisto en que es necesario cambiar el modelo de estrategia en el Sahel, y que Europa debe quedarse, ya que la violencia que existe supone una grave amenaza a la seguridad, por los vínculos que existen con los países del Sahel y los intereses en la zona y por la recién llegada de Rusia, China, Turquía e Irán.

Es por ello por lo que nos encontramos ante el fin de un ciclo que se debe gestionar con una nueva estrategia que implique un nuevo modelo de intervención en el que partiendo de las lecciones aprendidas se comience a trabajar de forma eficaz empezando por reconstruir a los Estados en todos sus ámbitos y dedicando una especial atención a la población civil y a la actuación en el ámbito local, ya que de lo contrario será volver a cometer los mismos errores.

La solución no pasa por marcharse del Sahel sino por cambiar de estrategia. Occidente no se puede permitir el lujo de dejar el Sahel como si lo que ocurre allí no fuera con nosotros.