Las recientes declaraciones del General del ejército norteamericano Mark A. Milley en la que afirmaba que Rusia habría sufrido alrededor de 100.000 bajas entre muertos y heridos y que Ucrania estaría en cifras similares, ha puesto de manifiesto, en negro sobre sobre blanco, la crueldad de una guerra que ni siquiera ha terminado. Para que además también seamos conscientes de los daños sufridos por la población no combatiente en Ucrania, dicha fuente constata que las bajas civiles, muertos o heridos, ascenderían a más de 40.000 y las personas desplazadas o en búsqueda de refugio ascenderían a un rango de entre 15 y 30 millones.
Estas cifras son estimativas (y todavía difíciles de verificar) y facilitadas, como hemos dicho, por fuentes oficiales de los Estados Unidos, ya que ni Ucrania por su lado, que afirma no llevar una cuenta oficial de las bajas de sus compatriotas ya sean militares o civiles, ni Rusia por otro, que en su afán de opacidad de datos siempre ofrece cifras que son bajas y desactualizadas, nos facilitan unos datos oficiales fiables. Aquí debemos de tener en cuenta que hablamos del número de muertos y heridos, por lo que el número real de muertos será bastante inferior a esos 100.000 en ambos casos y de los 40.000 referidos a la población civil.
En este conflicto la propaganda está jugando un papel preponderante por ambas partes y la guerra de cifras sobre las víctimas sería un arma demasiado poderosa como para dejarla pasar sin usarla con fines propagandísticos. Por un lado, el presidente Zelensky afirma que las bajas rusas son 10 veces superiores a las ucranianas, cumpliendo su función de primer responsable de mantener la moral de su pueblo lo más alta posible, y acompañado por los medios occidentales en esa propaganda que cuenta a diario las bajas de soldados rusos y resalta las bajas civiles ucranianas. Por el otro, el ministro de defensa ruso afirmó que en septiembre de este mismo año sus bajas eran de apenas 6.000 soldados, ocultando a su pueblo unas cifras mucho más elevadas. También en este caso los medios afines multiplican las bajas militares ucranianas y exacerban el sufrimiento y muerte de la población civil prorrusa de Ucrania.
Pero, ¿somos realmente conscientes de los que significan estas cifras en un conflicto de tan solo 9 meses de duración? La exposición televisiva/redes sociales diaria de este conflicto nos ha hecho ya acostumbrarnos a los horrores de la guerra, pero vamos a ver, mediante la comparación de otros conflictos armados recientes, del tamaño real de estas terribles cifras de muertos, heridos, desplazados y personas en búsqueda de refugio.
Invasión rusa de Ucrania: febrero 2022 - Actualidad
Atendiendo a los últimos datos mencionados estaríamos hablando de 200.000 muertos y heridos militares de ambos bandos, además de 40.000 víctimas civiles. La principal duda de estas cifras se refiere a cuantas son víctimas mortales y cuantos heridos son en realidad, y es que para conocer las cifras más exactas posibles necesitamos tiempo transcurrido, por una parte, y que el conflicto termine para poder estudiar el alcance de las víctimas y los daños de la guerra. Las mismas fuentes sitúan a las personas en búsqueda de refugio y desplazadas entre 15 y 30 millones.
Un frente de más de 1.500 kilómetros de amplitud y una guerra que se asemeja a la guerra de trincheras de la Primera Guerra Mundial esta multiplicando las bajas de ambos bandos, que sumado a los daños colaterales producidos por los errores de los misiles rusos y los ataques a las infraestructuras básicas ucranianas que se encuentran en centros urbanos, incrementan notablemente las bajas civiles.
Según estas cifras facilitadas, en cada uno de los 260 días de conflicto que llevamos habría habido un total de 769 muertos o heridos militares al día por ambas partes, lo cual nos da una idea de la tragedia humana que se está viviendo en el Oriente Ucraniano.
Guerra Contra el Terror Post 9/11 2001-2021
La “guerra contra el terror” (terrorismo yihadista) que Estados Unidos y sus aliados comenzaron en represalia por los atentados a las torres gemelas del 11 de Septiembre del 2001, convocando incluso el Articulo 5 de la OTAN por el cual un ataque a uno de sus miembros significa un ataque a todos, han llevado la violencia y la guerra a una buena parte del mundo, especialmente en África, Irak, Siria y Afganistán. La guerra comenzó el mismo 11 de septiembre llegando las primeras tropas americanas a Afganistán el 7 de octubre de ese mismo año. El 19 de marzo de 2003 la guerra contagia a Irak por la tenencia del dictador Saddan Hussein de armas de destrucción masiva.
Solo en la región de Afganistán y Pakistán se calcula que se ha cobrado unas 243.000 víctimas, de las cuales unas 70.000 serían civiles. Pero si sumamos Irak a esta ecuación existen informes que sitúan la cantidad de fallecidos en 507.236 quedando las cifras de víctimas de la siguiente manera:
Guerra de los Balcanes (1991-1999)
Si existe un conflicto con algunas similitudes a la actual invasión rusa de Ucrania es el que se produjo en los Balcanes entre 1991 y 1999, aunque la guerra más cruenta con diferencia se produjo en Bosnia Herzegovina entre los años 1992 a 1995-96. La antigua y poderosa Yugoslavia de Tito se disolvió en seis Estados y el presidente serbio Milosevic y sus acólitos quisieron retener algunos de esos Estados en su zona de influencia.
En este caso el número de víctimas se refiere esencialmente a muertos y se estima que fueron alrededor de 100.000 y dos millones de refugiados y desplazados en un país de apenas cuatro millones de habitantes.
En este conflicto destaca sobre todo el sufrimiento al que fue sometido la población civil, ya que el presidente Milosevic instauró en Bosnia una limpieza étnica en toda regla, lo que dio patente de corso a los soldados serbios y serbo-bosnios, además de algunos croatas para enseñarse con la población civil, existiendo incluso planes de, mediante la violación de las mujeres musulmanes y el asesinato de niños y hombres de esta misma religión, eliminar a la etnia bosniaca de la faz de los Balcanes.
De todas las numerosísimas victimas mortales de esa guerra, 8.000 se produjeron en el genocidio de Srebrenica, la mayor matanza de civiles en Europa después del holocausto nazi en la Segunda Guerra Mundial.
El Sitio de Sarajevo, que ha sido el asedio más prolongado a una ciudad en la historia de la guerra moderna (5 abril 1992 a 29 febrero 1996), fue otro capítulo trágico para la población civil puesto que de las 12.000 personas que se estiman murieron y las 50.000 heridas durante dicho asedio el 85% sería personal civil.
Siria (marzo 2011-actualidad)
Cuando en el marco de las “primaveras árabes” aquel 15 de marzo del 2011 los ciudadanos sirios se lanzaron en masa a las calles de Damasco, pocos podrían imaginar la tragedia humana que se les vendría encima los siguientes años. Básicamente, las manifestaciones ciudadanas fueron reprimidas por el gobierno de Bashar al assad dejando miles de muertos en el camino. Los grupos opositores al gobierno formaron milicias y comenzó una cruenta guerra civil en el país a lo que se sumó la entrada en el escenarios de yihadistas de al-Qaeda y Daesh, lo que atrajo a este tablero de ajedrez a Rusia, Estados Unidos y sus aliados.
A partir de 2016 el gobierno sirio comenzó a recuperar territorio que había perdido en manos de las facciones opositoras, ayudado de su aliado Putin. Durante 2017 soldados kurdos, junto a Estados Unidos lograron expulsar al Daesh de manera casi total y además ese mismo año la ONU confirmó que el gobierno sirio había utilizado gas sarín contra la población rebelde.
Turquía entra en escena y crea, junto a Rusia, una zona desmilitarizada, Idlib, que será el último reducto de las fuerzas rebeldes contra el gobierno sirio. El conflicto sigue latente y aunque en mucho menor medida que años atrás se siguen produciendo muertes en el país a causa del conflicto.
Las estimaciones de víctimas de la ONU hablan de al menos 350.000 personas muertas donde se incluyen 27.126 niños. Hay más de 6.6 millones de refugiados sirios en el mundo (aunque la mayoría en países limítrofes a Siria). Turquía alberga el 65% de estos refugiados. Sobre desplazados internos se calculan que son 6.7 millones de personas.
En este conflicto ha sido y es muy difícil discernir entre bajas civiles y militares puesto que los grupos rebeldes y opositores al gobierno estuvieron y están formados por civiles que tomaron las armas.
La llegada del “general invierno” a Ucrania
A diferencia de los conflictos de Bosnia y Siria e incluso de la guerra contra el yihadismo de los últimos 20 años, el conflicto de Ucrania se mantiene, (excepto los casos conocidos de Bucha y Mariupol y todavía a la espera de otras investigaciones sobre crímenes de guerra rusos especialmente ahora que Jerson ha sido liberada), como una contienda entre soldados ucranianos y rusos donde la mayoría de bajas humanas serán de índole militar, aunque todas estas cifras podrían dar un vuelco si Rusia cambiara su estrategia y utilizara bombas sucias, químicas o nucleares.
La retirada de los militares rusos de Jerson se interpreta como un brutal fracaso militar del Kremlin que conllevará a una ralentización de la ofensiva ucraniana por las posiciones defensivas que tomará Rusia y también por la llegada del “general invierno”. La posibilidad para Moscú de amasar tropas al otro lado del Dniéper y prepararse para una ofensiva en la próxima primavera nos conduciría sin duda a un estancamiento de la situación militar en este frente, además de la “fatiga de batalla” de los soldados ucranianos y el posible cansancio de la guerra por parte de los aliados de occidentales de Kiev, que son al fin y al cabo quienes sustentan esta victoria ucraniana con su dinero y armamento.
Este posible estancamiento abre sin duda una puerta a las conversaciones entre ambos Estados que ya han manifestado cierto interés en negociar. Como siempre, comenzando a pedir cosas imposibles para salvar la cara ante sus respectivos pueblos y si todo va bien (y Ucrania, Rusia y Estados Unidos así lo determinan) se podría llegar a un acuerdo de paz el año que viene. Moscú cuenta con la baza de que el invierno para los ciudadanos ucranianos va a ser muy duro puesto que Rusia ha demostrado que sus ataques a infraestructuras críticas surten efecto energética y económicamente. Por su parte, Ucrania y Occidente han derrotado militarmente al Kremlin y Putin podría intentar un acuerdo de mínimos para salvar la cara y venderlo como una victoria de la madre patria Rusia a la OTAN y Estados Unidos.
Por el momento Putin se pone a la defensiva, montando una poderosa y numerosa, en cuanto a soldados, línea defensiva con la idea de agotar económica y militarmente a una Ucrania que ya venía muy cansada de estos 9 meses de lucha ininterrumpida. Estratégicamente hablando, Ucrania no debería permitir este estancamiento en la ofensiva puesto que esto daría tiempo y ventaja para que los soldados del Kremlin se equipen, agrupen, recompongan y se hagan fuertes en dicha línea defensiva, lo que podría permitirles también preparar una contraofensiva contra las fuerzas ucranianas para la próxima primavera.