“España: aumenta la violencia de las pandillas en los barrios pobres de Madrid” es el título de la noticia emitida por France 24 hace unos meses al describir el estado de la violencia en nuestro país.
De puertas adentro, otros expertos, en este caso consultados por Telemadrid, coinciden en que España es el único país de su entorno en el que el que los jóvenes recurren a la violencia para divertirse. Incidentes como el de Pozuelo, en el que unos doscientos chavales atacaron una comisaría y acorralaron a un grupo de agentes para pegarles y lanzarles todo lo que encontraban, no tienen precedentes en ningún país de la Unión Europea, como apuntan desde el canal público madrileño.
Un estudio multidisciplinar realizado por la Universidad Nebrija detalla que en 2021 se emplearon 347 millones de euros en investigaciones policiales, 41 en administración de justicia y 28 en reparar el daño físico a los agentes. 10.264 casos de agresión, lo que se tradujo en 3.794.400 euros en costes sanitarios ambulatorios para ayudar y paliar las heridas de los lesionados. Por su parte, el número de mujeres víctimas de violencia de género aumentó un 8,3% en el año 2022, hasta 32.644.
La criminalidad sigue en aumento en España, tanto como un 7,2% en el primer trimestre del año, con 588.785 infracciones penales contabilizadas por las fuerzas de seguridad, un alza que alcanzó el 13,5% en el caso de los homicidios consumados, que se cifraron en 84 frente a 74 del mismo periodo de 2022.
Por su parte, los homicidios dolosos y asesinatos consumados han variado un 10,92% en lo que va de año con respecto al mismo periodo del año anterior. En total, desde que comenzó el año hasta el trimestre 4 de 2022 se han registrado 325 homicidios.
Y en lo que se refiere a los robos con violencia e intimidación, estos han variado un 20,04% en lo que va de año con respecto al mismo periodo del año anterior. En total, desde que comenzó el año hasta el trimestre 4 de 2022 se han registrado 63.711 robos.
La criminalidad en el conjunto de España ha variado un 22,21% en lo que va de año (hasta el tercer trimestre de 2022) respecto al mismo periodo del año anterior, con una cifra total de 1.734.625 infracciones penales, según datos del Balance de Criminalidad del Ministerio del Interior.
Según un análisis de la patronal de seguros UNESPA, Cataluña es, en un 58%, la región española con mayor probabilidad de sufrir un robo en el hogar, seguida de Murcia (46%) y la Comunidad Valenciana (11%). Sin embargo, situando que en los primeros dos municipios de los 50 que vertebran la lista, Girona y Sant Cugat del Vallès, el riesgo supera el 140%.
Dentro del mismo ránking, las siete primeras posiciones las ocupan municipios catalanes -en orden, Girona, Sant Cugat del Vallés, Barcelona, Mataró, Reus, Badalona y Santa Coloma de Gramenet-, conformando un total de 16 ciudades catalanas en la lista, añadiendo Rubí, Tarragona, Cornellà de Llobregat, Lleida, Hospitalet de Llobregat, Terrassa, Sabadell, Manresa y Sant Boi de Llobregat.
Por ciudades, Barcelona lidera la tasa de criminalidad por cada 100.000 habitantes con una puntuación de 10,35. Le siguen otras ciudades como Palma de Mallorca (9,4), Valencia (7,6), Madrid (7,5), Pamplona (7,5), Sevilla (7,1), Murcia (5,3), Las Palmas de Gran Canaria (5,1), Santiago de Compostela (4,7), entre otras.
Toda esta secuencia de información, con referencia a sus fuentes, no deja de poner en claro una serie de datos y tendencias incómodos.
Primero, que la criminalidad en España aumenta, y sobre todo en delitos violentos. Y no todo es debido al auge de los ciberdelitos, que aumentan un 72% en España respecto a 2019, 375.506 en 2022.
Segundo, que aparte de la influencia del COVID, tiene mucho que ver el origen y la cultura de cada procedencia en sus modos delictivos. Por ejemplo, el 15,8% de la población española (número de residentes en España nacidos en el extranjero a 1 de enero de 2022) comete el 49% de los homicidios por violencia de género. A mucha clase política no le gusta ver los datos pero son fríos y reales: una mujer tiene siete veces más posibilidades de sufrir violencia de género conviviendo con un varón no nacido en España.
En tercer lugar, que se empieza a "socializar" la violencia, lo que es tremendamente peligroso. Hasta el punto de dispararse las agresiones a personal sanitario, vigilantes de seguridad (por seis en 4 años) e incluso personal de las Fuerzas Seguridad Estado (10.264 casos). Y obviamente la verdadera "seguridad privada" solo está al alcance de muy pocos.
En cuarto lugar, que las fuentes coinciden en que lo laxo de las leyes y su aplicación, en lo referente a delitos contra el patrimonio, ha convertido España no solo en el segundo destino turístico mundial -por detrás de Francia- sino que adelantamos a Francia en turismo delincuencial (ven, roba y vuélvete a casa).
Y quinto y último, que se está produciendo un fuerte incremento de robos con violencia intimidatoria y con sus habitantes dentro de los domicilios , Hoy, sin ir más lejos es de noticia el asalto a la casa de Sergio Ramos en Sevilla.
Hay una enorme tendencia a "mirar hacia otro lado" por parte de los poderes públicos, porque obviamente el incremento violencia no vende muy bien, y por parte del ciudadano - de momento- otra a autoengañarnos pensando que por tener sanidad privada ya estamos sanos, o por pagar una alarma -o por pegar una placa en la puerta- ya estamos a salvo.
¿La realidad? Entramos en una línea ascendente de violencia en España que si no se detiene con medidas estructurales (legislación adecuada y su rápida aplicación, etc.) empezarán a proliferar las soluciones personales e inmediatas (efecto placebo) y con ellas los famosos condominios y espacios seguros, como en otras latitudes.
Concretamente, hace varias semanas hice de guía en varios PAUs y zonas de Madrid a una multinacional asiática acostumbrada a soluciones colectivas residenciales, y no individuales; o la cada vez mayor sensibilización del sector inmobiliario de vender habitats seguros y de calidad vida.