Yo sí he estado en Ucrania, en Kiev, Odessa y casi en el Donbás. Son tres días de coche y 4.500 kilómetros. Esa Odesa donde hace dos años, al despertar en verano y escuchar español latino, podías creer que estabas en Ibiza, porque la mayor parte de club playa y discos tienen nombres cercanos (Itaka, Ibiza, Paladio), donde antes conocías chicas preciosas y ahora las playas de Omaha o Juno se asemejan a las del desembarco de Normandía en los días previos.
Pero a pesar de las noticias diarias y de su influencia en nuestras vidas, esto nos sigue pareciendo muy lejano. Mucho, mucho más cerca, a 650 kilómetros de Canarias, se desarrollan en estos momentos las maniobras African Lion 22. Y lo hacen en cuatro países: Marruecos, Ghana, Senegal y Túnez.
Están dirigidas por la Fuerza de Tarea del Sur de Europa del Ejército de EE.UU. Militares de Brasil, Chad, Francia, Italia, los Países Bajos y el Reino Unido se unirán a las tropas estadounidenses y de cada nación anfitriona.
Por favor, fíjese en el panel descriptivo de las maniobras: dos fuerzas navales, una estadounidense y otra marroquí, 80 aviones, 7.500 hombres, 28 naciones observadoras y trece naciones participantes.
Entre ellas está la bandera española. ¿Estamos? ¿No estamos?
Según la web oficial del Comando Sur, sí.
¿La realidad? España, el año pasado y este, declinó participar (luego Sánchez le quiere caer bien a Biden).
Por su parte, Marruecos intenta llevarse todo este despliegue a su terreno político y militar, y “avisar” al vecino de al lado. Además, intenta incluir territorios del Sáhara Occidental. La agencia oficial de noticias MAP, afín al régimen de Mohamed VI, destacó hace unos días que las maniobras se llevarán a cabo del 20 de junio al 1 de julio de 2022 en las regiones de Kenitra, Agadir, Tan Tan, Tarudant y Mahbes, esta última zona dentro del territorio del Sáhara Occidental, y muy cerca de la frontera con Argelia.
Sin embargo, la web oficial del Africom limita los ejercicios a Kenitra, Tan Tan y Grier Labouihi, territorios que sí pertenecen a Marruecos.
Solo en esta semana, en la zona de Mahbes se han bombardeado tres bases y un punto de reconocimiento, además se han destruido varios vehículos militares, camiones, y se han producido importantes daños a bases en Mahbes y Hauza. Estos ataques también produjeron bajas y heridos en las filas marroquíes, siempre difícil de precisar dada la opacidad de las autoridades del país. Que alguien me diga que esto no es una guerra, aunque no abierta.
A la vez, entre Tidouf y la frontera con Mali, se inician las maniobras Taouendert 2022 por parte de Argelia. Realmente son unas macro maniobras, con intervención de fuerzas blindadas, paracaidistas y operaciones especiales.
En menos de un mes las fuerzas armadas argelinas han realizado maniobras aeronavales con fuego real en el mar de Alborán, a 30 kilómetros de Ceuta, cuando pensaban que el rey de Marruecos (ahora enfermo) iría esos días de vacaciones a Mdiq, en una especie de “aquí estamos”. Posteriormente realizaron maniobras nocturnas con fuego real en Tindouf (días 6 y7 junio), y ahora macro maniobras desde la frontera con Mali hacia Tindouf.
Si no fuese porque la diferencia de potencial Argelia frente a Marruecos es mucho más proporcionada que la diferencia Rusia contra Ucrania toda esta maniobra a lo largo de la frontera me parecería calcada.
Hay mucho más que el honor patrio en juego para ambos. Realmente son dos oligarquías que se juegan el liderazgo –y por tanto la supervivencia de una de las dos- en el Norte de África. Una de tipo monárquico- económico (lo que Iglesias llamaría la “casta”), y la otra de tipo militar.
Una, ha jugado su baza y forzado al gobierno de Sánchez a cambiar de postura respecto al botín-Sahara, y la otra, ya lo ha dicho claro: “Reunir toda la información precisa, y presionar para tumbar a Sánchez”, “Argelia espera un cambio de gobierno en España para resolver la crisis”.
En próximo artículo, contaremos por qué se mezcla Estados Unidos en todo esto y qué gana.