Se está escribiendo mucho estas últimas horas sobre la destitución fulminante del coronel Diego Pérez de los Cobos al frente de la comandancia de la Guardia Civil de Madrid con la justificación oficial de la “pérdida de confianza” por parte del ministro del Interior, Grande Marlasca.
Se habla, y mucho, de que el motivo real habría sido laentrega de un informe demoledor contra algunos de los responsables del Gobiernopor no haber avisado antes de las alertas sobre la pandemia que se venía encimaantes del 8-M. Como policía judicial, el informe obedecía a unas diligencias encargadaspor el juzgado de Madrid que investiga si hubo delito en la autorización de lasmarchas celebradas antes de que se declarara el estado de alarma.
Pero el informe simplemente ha sido una nueva excusa paraseguir con el plan trazado desde el Gobierno de controlar poco a poco albenemérito cuerpo. Son muchos los mandos y oficiales consultados por EscudoDigital que detrás de esta controvertida decisión ven una nueva vuelta detuerca a la estrategia dirigida por Marlasca y cocinada desde los mismísimosdespachos de Moncloa.
El cese del coronel Diego Pérez de los Cobos es un paso másen ese intento de Pedro Sánchez de cortocircuitar y controlar la tradicionalindependencia de sus mandos, igual que lo fue el cese del también coronel de laGuardia Civil, Manuel Sánchez Corbí, en el verano del 2018. Un terremoto de parecidasdimensiones que el actual fue la destitución del máximo responsable de laUnidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, la responsable de lasinvestigaciones contra la corrupción en España.
La misma mano del ministro del Interior, Grande Marlasca, fuela ejecutora antes y ahora. Y, curiosamente, ambos mandos militares compartenamistad y compañerismo de promoción. De la misma forma que ambos altos mandos,han coincidido en muchas ocasiones a nivel profesional con el actual ministrodel Interior durante su carrera profesional. Sobre todo, con Corbí, Marlascacomo juez de la Audiencia Nacional, protagonizó muchísimas operaciones contrala dirección de ETA.
Desde que es ministro, Marlasca se ha caracterizado por cesaren más de una docena de casos a mandos de la Guardia Civil. En algunos de ellospara poner a mandos policiales al frente de departamentos de la Seguridad delEstado. Así fue el caso del coronel Juan Hernández Mosquera, quien sustituyó aPérez de los Cobos como director del Gabinete Técnico de la Secretaría deEstado de Seguridad.
Igualmente, el director responsable de la seguridad dePresidencia del Gobierno, Alejandro Hernández Mosquera, hermano de JuanMosquera, sería cesado cuando Sánchez llegó a la Moncloa. Poniendo a unComisario de su máxima confianza en dicho puesto.
Este tipo de cosas no pasaban en la Benemérita anteriormente,hasta que han llegado los actuales responsables políticos al gobierno. Un Jefede Comandancia de la Guardia Civil o Unidad Operativa permanecía en el destinoque ocupaba con independencia de la alternancia política del Gobierno.
Curiosamente, esta situación no se producía en el CuerpoNacional de Policía, donde los puestos de mayor responsabilidad iban cambiandocon la llegada de cada nuevo gobierno. Están y quieren convertir a la GuardiaCivil como una policía política y destrozar su imparcialidad política yprofesionalidad.
El PSOE sabe mejor que nadie la importancia del control delos mandos policiales de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Porejemplo, se aprovecharon de la actuación de la Benemérita en distintasoperaciones de corrupción contra el Partido Popular durante el anteriorgobierno de Rajoy. Y ahora intentan con todos los medios a su alcance evitarque a ellos les ocurra lo mismo. Si eso hubiera sido así, ni Granados, niZaplana, ni muchos otros cargos populares estarían en prisión.
Igualmente, el ministro había intentado acceder a lainformación de dicho documento utilizando a la directora general - la que niestá ni se la espera -, o la intercesión de algunos jefes de Pérez de los Cobospara acceder a las diligencias llevadas a cabo por el equipo de PolicíaJudicial de la Comandancia de Madrid. Dato este que no consiguió.
Ahora toca seguir con esta estrategia arriesgada dedesmantelar poco a poco a la Guardia Civil para convertirla en un cuerpo alservicio del poder político. Lo que no sabemos es si esta bomba de relojeríales estallará en las manos porque controlar a la institución Duque de Ahumadahace más de 176 años no es tarea sencilla.
Para empezar, la dimisión del número dos de la Guardia Civil, tras la destitución de Pérez de los Cobos, el teniente general Laurentino Ceña (director adjunto Operativo), no es nada más del primer movimiento de lo que al gobierno de Sánchez se le viene encima. Laurentino Ceña, tras mostrarle a la directora de la Guardia Civil, María Gámez, su desacuerdo por la destitución del coronel, le dijo que ya estaba harto de la manipulación política a la que se estásometiendo a la Benemérita.
Y ya, para colmo, la rueda de prensa del ministro ha alcanzado su punto culminante con el anuncio de una subida salarial a la Guardia Civil (menuda estrategia mediática) y la explicación de una supuesta pérdida de confianza respecto a Pérez Cobos. Es la primera vez que descubrimos que el responsable de una comandancia, aunque en este caso se trate de la de Madrid, es un cargo de confianza política del Gobierno.
Nunca se me hubiera ocurrido tan peregrino argumento cuando se trata de puestos totalmente operativos alcanzados por puro desempeño. Ver para descreer un poco más.
Pero esta vez los alquimistas de la Moncloa han pinchado en hueso.
- Mauricio Fernández es periodista y editor de Escudo Digital.