Ramón C. Riva.

Opinión

Ofensiva de capital en la industria de Defensa

Ex militar y experto en Seguridad.

Guardar

Imagen de FEINDEF '23.
Imagen de FEINDEF '23.

La Unión Europea representa el 7% de la población mundial, el 25% del PIB y el 50% del gasto social. Ser ciudadano europeo implica tener mucha más cobertura social que ningún otro ciudadano del mundo, incluido Estados Unidos. Sin embargo, a efectos de fuerzas Armadas e Industria de Defensa, para proteger ese entorno de riqueza, somos una potencia de segundo orden detrás del país norteamericano y China.

Lo intuíamos, pero no pudimos esconder la realidad, tras la invasión de Ucrania (24 febrero de 2022). En estos 30 meses, el valor de mercado de las principales empresas fabricantes de equipos militares de Estados Unidos y Europa se ha disparado. Pero desde que Hamás atacara a Israel, cuatro empresas americanas ( Lockheed Martin, Raytheon Tecnologies, Northrop Grumman y General Dynamics ) y seis europeas (las francesas Dassault Aviation y Thales, la italiana Leonardo; la británica BAE Systems y las alemanas MTU Aero Engines y Rheinmetall AG) están en máximos, aunque las americanas valen más de dos veces y media que las europeas.

No solo eso. Las empresas que cotizan en bolsa y operan en la industria militar y de defensa se combinan en un índice de renta variable y se invierte a través de ETF. Llevan una revalorización del 50% este año, y, por su fiscalidad, están domiciliadas casi todas en Irlanda.

Claramente, mucho del dinero que está abandonando otros sectores se está desplazando a industrias de defensa por su enorme cartera de pedidos.

Esto solo hablando de las grandes empresas que cotizan en bolsa, porque hay otra parte que Europa está muy interesada en impulsar que son las midcaps, empresas cotizadas con capitalización bursátil de tamaño mediano en relación con otras empresas cotizadas, y las early stage, con productos y base clientes que entran en fase desarrollo, focalizadas a tecnologías de doble uso, es decir, a productos, incluidos el soporte lógico (software), y a la tecnología que puedan destinarse a usos tanto civiles como militares como satélites de posicionamiento global, visión nocturna, las imágenes térmicas, drones , etc. que están también en el foco de los inversores.

Un ejemplo que aparece mucho en prensa, por la figura de uno de sus asesores (Pablo Casado) es el fondo de capital de riesgo Hyperion Fund FCR, en el que ya participan Indra, Sapa, Prosegur y el ICO, y que en seis meses ha alcanzado los 150 millones euros previstos.

Geográficamente, el fondo invertirá en empresas que tengan su domicilio social en España o en cualquier otro país de la Unión Europea, aunque “excepcionalmente el Fondo podrá invertir en compañías cuyo domicilio social se encuentre en un país miembro de la OTAN”. No obstante, Hyperion ha asumido el compromiso de invertir al menos el 50% de su capital en España.

En Hyperion Fund FCR esperan un multiplicador de por tres, 450 M€, al final de la década de vida del fondo, y además habría que destacar algo que no se ha comentado demasiado hasta el momento, y es que cumplen el artículo 8 SFDR ESG (EU Sustainable Finance Disclosures Regulation), lo que implica excluir armas y equipamiento letal.

En estos momentos, para la industria de Defensa propiamente dicha (armas ) y establecida, o para las de nueva creación y de tecnologías doble uso, parece ser que hay dinero inversor de sobra.