En los últimos meses hemos vivido no solo un aumento de llegadas de pateras a España procedentes de Argelia sino también la posible entrada a través de esta vía de radicales islamistas junto a la decisión del gobierno argelino de suspender el intercambio de información en materia terrorista con España más allá de la esencial. Estos hechos ocurren después de la declaración del gobierno español sobre la marroquinidad del Sahara.
Si bien es cierto que continúa la cooperación entre España y Argelia en materia antiterrorista, la información no fluye entre ambos países como venía siendo habitual. Igualmente, los vuelos de repatriación de inmigrantes irregulares hacia Argelia se han visto paralizados según fuentes de interior.
Si ya de por si la situación en Argelia era complicada en especial por su confrontación con Marruecos ahora lo es también con España, lo que conduce al Magreb, nuestra frontera natural y puerta de entrada al Sahel, a una situación compleja y con más tensión.
Igualmente, el Frente Polisario ha manifestado su malestar por el giro español en su postura sobre el Sahara Occidental recordando que va en contra del Derecho Internacional.
La turbulenta vecindad entre Marruecos y Argelia repercute en España porque un vecindario inestable es foco potencial de mayores problemas. Pero hay otras consecuencias de las malas relaciones. La nula cooperación antiterrorista y migratoria entre los dos países magrebíes redunda contra la eficacia de los servicios de seguridad a la hora de combatir ambos fenómenos.
Y así, mientras Argelia mantiene su confrontación con España, esta tiende sus lazos a Francia e Italia.
Es por ello por lo que Francia ha anunciado la vista del presidente Macron a este país después de su salida de Malí y del cierre del espacio aéreo por parte de Argelia a París. Entre los temas a tratar estarán la inmigración irregular y la cuestión del gas, entre otros, así como la intermediación de Francia en el conflicto entre España y Argelia después de que este último país haya dejado sin embajador su Embajada en Madrid. Posiblemente Macron quiera convertirse en el portavoz de la UE para tratar el asunto del gas y otros temas que preocupan a Europa en medio de la Guerra de Rusia en Ucrania y sus consecuencias.
Mientras, el acercamiento entre Argelia y Rusia es cada vez mayor. Ambos países han anunciado unas maniobras militares conjuntas en la frontera de Marruecos programadas para el próximo mes de noviembre. Estos ejercicios -denominados Desert Shield- tendrán como objetivo fortalecer las unidades antiterroristas.
El anuncio de este ejercicio guarda un cierto paralelismo con el African Lion, el ejercicio militar estadounidense que tiene lugar cada año en Marruecos, a menudo en el borde del Sahara.
Hay que recordar que en 2019 Argelia se convirtió en el principal cliente de armas de Rusia, por delante de India y China. En su llegada al poder en diciembre de ese año, el presidente argelino Abdelmadjid Tebboune se comprometió a profundizar las relaciones con Beijing y Moscú, algo que está sucediendo.
De esta forma Rusia se posiciona en el Magreb, puerta de entrada a África en países como Libia o Egipto, y en Argelia, puerta de entrada al Sahel
Después del reconocimiento internacional de la marroquinidad del Sahara por parte de distintos países como EE.UU., Argelia necesita tener más que nunca como aliados a Rusia y China, pues esta es una cuestión vital para su seguridad nacional.
Si siguen así las cosas nos podríamos encontrar no solo ante una Proxy War en el Magreb sino ante también una posible Guerra Fría que se extendiera también al Sahel.
Este marco explica por qué Argelia facilita la presencia rusa en Malí a pesar de negar oficialmente su implicación en la llegada de Wagner al país. Además, Argel ha habilitado su espacio aéreo a aeronaves rusas para realizar operaciones en Malí, mientras denegó este derecho a Francia. Múltiples fuentes no oficiales apuntan incluso a una financiación argelina de las actividades sahelianas de Wagner.
Argelia cuenta con el apoyo de Rusia y presionará en el ámbito internacional, incluidos España y la Unión Europea, mientras Marruecos cuenta con Estados Unidos y con la complicidad de los Emiratos Árabes e Israel, país este último con el que ha establecido relaciones diplomáticas. Marruecos compra drones armados a Israel y Turquía. Por su parte, Argelia ha recibido mísiles Klub e Iskander de Rusia.
Europa no debe permitir que la escalada vaya a más porque no se puede permitir tener un Magreb desestabilizado, ya que esto, unido a todo lo que está ocurriendo en el Sahel, formaría un polvorín a las puertas de Europa y nos encontraríamos con dos frentes abiertos: uno en el flanco Este, con la guerra de Rusia en Ucrania, y otro en el Flanco Sur. De ser así, la Unión Europea quedaría estrangulada y debilitada.