Pilar Rangel

Opinión

Rusia y la Alianza de Estados del Sahel consolidan su estrategia de seguridad en África

Experta en Terrorismo Internacional y en la lucha contra Daesh.

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El ministro de de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov. Foto: Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia.
El ministro de de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov. Foto: Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia.

El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, recibió el pasado jueves 3 de abril a los ministros de Asuntos Exteriores de Malí, Burkina y Níger, miembros de la Alianza de Estados del Sahel (AES).

Lavrov reafirmó el compromiso de Rusia de apoyar a los países del Sahel en la consolidación de una arquitectura de seguridad regional autónoma y en la lucha contra el terrorismo. Además, se discutió la formación de las Fuerzas Conjuntas de la AES con el respaldo de asesoría rusa.

Con Malí se destacó la colaboración en defensa y formación de personal militar. Con Níger, se resaltó la reactivación de la embajada nigerina en Moscú y la cooperación en seguridad y estabilidad interna.

Y todo esto, ¿qué supone para Europa?

Rusia pasa a suplir la influencia de Occidente en el Sahel, reemplazando miles de tropas occidentales y de la ONU, por tropas rusas; presiona a empresas mineras occidentales para que pasen a ser rusas y, además, busca seguir suplantando a Occidente en otros países, principalmente del Golfo de Guinea. Igualmente supone una amenaza híbrida para Europa con la llegada de las graves crisis migratorias que pueden desestabilizar al Viejo Continente.

No sabemos si existen planes de instalar bases de drones en el Sahel o si ya lo hacen, pero esto sería una amenaza a la OTAN en el Mediterráneo.

Todo ello hace que Rusia se presente como una gran potencia y una amenaza para el flanco sur de Europa y de la OTAN.

Hay que recordar que Rusia ha aumentado su presencia militar en Malí y Níger en 2025 a medida que amplía el Cuerpo de África controlado por el Ministerio de Defensa ruso. Grandes convoyes de suministros militares de origen ruso han entrado en Malí a través de Guinea en 2025. Es probable que este aumento sea parte del esfuerzo del Kremlin por consolidar el control de la presencia militar rusa en Malí bajo el Cuerpo de África.

En el fondo AES es un proyecto estratégico para Rusia que avanza en sus objetivos de suplantar la influencia occidental en África y afirmarse como una gran potencia regional.

¿Cómo hemos llegado a esta situación?

Ha sido muy importante la narrativa que ha usado Rusia en el Sahel, donde ha utilizado medios de comunicación patrocinados por el Estado como RT (Russia Today) y Sputnik para moldear la opinión pública en el Sahel. Estas plataformas promueven narrativas de explotación occidental, intervenciones fallidas y solidaridad rusa con las naciones africanas. Esta estrategia ha sido eficaz para influir en el sentimiento público, especialmente en países con crecientes actitudes antifrancesas y antiestadounidenses que ha devenido también en un profundo sentimiento antioccidental.

Por otro lado, vemos cómo el conflicto entre Rusia y Ucrania también se ha trasladado al Sahel después de las últimas declaraciones del Ministro de Asuntos Exteriores de Malí que calificó a Ucrania como Estado terrorista por sus actividades "destructivas" en África, acusándola de apoyar y patrocinar el terrorismo en la región del Sahel.

Es paradójico ver cómo los Estados miembros de AES no condenan la invasión de Rusia en Ucrania ni ven lo que Rusia está haciendo en sus países, que es un nuevo colonialismo, uno de los motivos por los que han echado a Francia y creen que teniendo a Rusia como socio estratégico es como pueden hacerse con el control de sus países.

¿Hay respuesta por Occidente?

Actualmente las potencias occidentales, en particular Estados Unidos y Francia, están recalibrando sus estrategias para contrarrestar la influencia rusa en el Sahel.

La retirada de Francia de Malí y Níger no significa una retirada total, sino más bien un reposicionamiento estratégico. Estados Unidos también está fortaleciendo la cooperación militar con los países del Golfo de Guinea para contener la influencia rusa y china en África Occidental.

Europa por su parte debe modificar su estrategia en África y debe actuar de forma rápida e inteligente porque todos los vacíos que vaya dejando los ocupará Rusia.

Es por ello por lo que cada vez más es necesaria no solo una política exterior común europea sino también un Ejercito Europeo propio frente a este tipo de amenazas en las que los intereses de la OTAN no siempre son los intereses de Europa, y lo estamos viendo con lo que está ocurriendo en el Flanco Sur y como queda fuera de su órbita frente a la amenaza híbrida rusa.

La que se está librando en África todavía no es una guerra fría, sino una guerra de influencia, pero ya parece empezar a convertirse en guerra fría después de ver cómo el Ejército Nacional Libio liderado por Haftar y un cuerpo militar ruso trasladan sus fuerzas a Hamada para Níger, Malí y Burkina-Faso. Un plan ruso para crear un corredor estratégico entre Libia y el Golfo de Guinea y de esta forma conectar el Mediterráneo con el Atlántico.