Wagner comenzó a operar en Mali a finales de 2021 con el beneplácito de la Junta militar después del golpe de Estado de mayo. Invitados y pagados por la junta gobernante, se establecieron silenciosamente en varias bases militares mientras muchos negaban su presencia en el pais. Muchos ciudadanos se abstienen de hablar públicamente de este grupo.
La llegada de Wagner a Mali coincidió con graves violaciones de los derechos humanos, como ha documentado MINUSMA (Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Mali) junto a un importante aumento de las muertes de civiles causadas por un ejército maliense totalmente incapaz y desinteresado de fomentar seguridad y desarrollo. Wagner es un grupo de mercenarios, no es un ejército ni una fuerza antiterrorista.
En este año no ha habido ningún cambio en la lucha contra el terrorismo yihadista. Sin embargo, sí ha habido beneficios para Rusia muy especialmente en la explotación de las minas de oro.
Si analizamos el balance de Wagner en Mali, se puede decir que hacen lo mismo que los yihadistas: saquear y matar, y prueba de ello son los testimonios de la población civil, víctima de estas atrocidades y que se encuentran entre dos fuegos abiertos: el del terrorismo yihadista y el de Wagner.
Por otro parte, el aumento de los abusos contra civiles desde la llegada de mercenarios rusos solo hace engrosar las filas de los yihadistas e igualmente ha crecido el número de ataques de estos grupos terroristas.
En julio, Wagner sufrió su mayor derrota en Tinzaouatène. El New York Times confirmó la muerte de al menos 46 combatientes de Wagner y 24 soldados malienses. Las fuerzas armadas regulares apoyadas por mercenarios extranjeros a menudo están mal preparadas para operar en un entorno tan complejo como el desierto de Azawad. Los obstáculos geográficos, combinados con una mala coordinación, una baja moral y una estrategia inadecuada, presagian ciertas derrotas.
Dos mercenarios de Wagner y unos 20 soldados malienses se encuentran actualmente cautivos en manos de las fuerzas Azawad. Los intentos de negociar su liberación han sido infructuosos. Ni Rusia ni Mali parecen interesados en traerlos de vuelta a casa.
Con la derrota de Tinzaouatène, las relaciones entre el ejército maliense y los mercenarios rusos del Cuerpo de África, ex Wagner, parecen deteriorarse. Según información de la revista Jeune Afrique, los rusos también reprochan a los militares malienses su falta de discreción, en particular al publicar su ubicación en las redes sociales, durante su viaje al norte del país.
Igualmente, en septiembre el último ataque terrorista tuvo como objetivo la base aérea de Bamako y la gendarmería. ¿Podemos ver esto como un signo de una extensión del campo de acción de los yihadistas? Ya ni la propia capital de Mali está a salvo de los ataques terroristas.
Están aumentando las tensiones entre el ejército y los mercenarios. Para la Junta, las fuerzas rusas son incapaces de revertir la situación a su favor y para Wagner, el ejército maliense es considerado incompetente.
La presencia de Wagner no trae por el momento ningún resultado aparte de las atrocidades cometidas contra los civiles. Están mal equipados y tienen una logística deficiente. Sin embargo, su mera presencia en el terreno tiene un efecto político. La llegada de Wagner a Mali trajo como consecuencia que Bamako esté experimentando una sucesión de rupturas con sus otros socios extranjeros.
Resulta evidente que Wagner seguirá existiendo y se seguirá extendiendo a otros países africanos. Y los países africanos continuarán teniendo relaciones con Rusia con o sin Wagner después del apoyo mostrado por la mayoría de lideres africanos a Putin. Y ello porque los acuerdos se firman entre Estados y en el caso de Rusia fue esta quien subcontrató a Wagner.
En algunos países africanos, la relación de interdependencia con Wagner se ha vuelto tan poderosa que una ruptura podría conducir a una profunda desestabilización del gobierno y del propio pais. Este es el caso de la República Centroafricana, el régimen depende directamente de Wagner, que garantiza incluso la seguridad del presidente. En Mali, también, el grupo se ha infiltrado en el Estado.
El escenario en Mali es mucho peor ahora que cuando se encontraba presente la fuerza Barkhane, dado que, frente a todos estos abusos contra civiles, ninguna reconquista del territorio es efectiva y, lamentablemente, la situación está empeorando: aumento de personas desplazadas, escuelas cerradas, crisis humanitaria…
Según un informe oficial de ACLED (Armed Conflict Location & Event Data), la población civil maliense es la principal víctima del grupo Wagner. Los abusos cometidos por estos mercenarios que sirven a los intereses del Kremlin ya han sido denunciados y documentados repetidamente por organismos de la ONU, países occidentales —liderados por Francia— y las principales organizaciones de derechos humanos. Sin embargo, el principal obstáculo es que trata de un grupo que no tiene existencia oficial y cuya opacidad es la marca de fábrica, pero que sirven como instrumento de influencia para Rusia.
Llamar a Wagner resultó ser una “muy mala elección” para las autoridades malienses, con “un aumento de alrededor del 30% en los actos terroristas” en los últimos seis meses, dijo la subsecretaria de Estado de EE.UU., Victoria Nuland, a finales de octubre.
Si el Gobierno maliense esperaba ganar la lucha contra el terrorismo yihadista con el apoyo de Wagner, se ha equivocado totalmente; lo que si ha ganado es en la guerra de información. En Mali y muy especialmente en Bamako y en las redes sociales, sí ha ejercido sus campañas de influencia y desinformación y han ganado la batalla de la opinión contra todos los socios occidentales.
Un tanto para Moscú y una gran pérdida para Bamako. Wagner en África es para Rusia parte de su estrategia geopolítica y geoeconómica y no va a prescindir de ello.
Por su parte, Ankara ha dicho que está dispuesta a ayudar a las autoridades malienses a luchar contra el terrorismo. A principios de este año, el jefe de la transición militar, Assimi Goïta, recibió en Bamako una veintena de drones Bayraktar TB2 de fabricación turca.
También se dice que la empresa turca de defensa paramilitar Sadat (creada en 2012 por Adnan Tanriverdi, exasesor principal del presidente turco Recep Tayyip Erdogan entre 2016 y 2020) habría entrenado recientemente a varios soldados malienses para proteger al jefe de la junta maliense
Sadat tiene varios batallones de combatientes sirios. ¿Podemos esperar el despliegue de estos mercenarios en Mali? Hay que recordar que los combatientes utilizados por los turcos de Sadat han demostrado su valía en Libia, aunque no lo fueran en gran número. También están presentes para ciertas protecciones de las instalaciones nucleares en Níger. Pero no los veo oponiéndose a los combatientes de Wagner. Será más bien una obra complementaria.
Se estima que entre 1.500 y 2.000 combatientes del grupo paramilitar ruso del Cuerpo de África están desplegados en Mali. Sin embargo, esta información nunca ha sido confirmada por los militares en el poder en Bamako.
África debe hacerse cargo de su propia estrategia y diversificar tanto los proveedores en materia de seguridad como de defensa y no dejarlo solo en manos de un solo socio. Hay que buscar soluciones africanas a problemas africanos, por lo que también es muy importante la presencia de la Unión Africana y de un liderazgo más real y eficaz.